Mientras que Ethan mirándola con algo de seducción pensaba:
«Dios si tan solo ella fuera una mujer normal, la podría conquistar diciéndole que tengo mucho tiempo sin tener sexo para aunque sea comenzar a ganar terreno y quitarle ese hermoso vestido, pero no puedo, debo ser honesto en todo para que su poder no se active.»
Camila, con una sonrisa curiosa en su rostro, siguió a Ethan y este abrió una puerta que reveló una oficina espaciosa y moderna la cual estaba al lado de la de él. El suelo de madera pulida brillaba bajo los rayos del sol que se filtraban por las amplias ventanas. Un escritorio impecablemente organizado con una silla de cuero negr0 ocupaba el centro de la habitación. Estanterías llenas de libros y expedientes abarrotaban las paredes.
—Esta será su oficina, señorita Rich
