Había estado en naves más pequeñas, simples cazas donde esperaba o era enviada a una batalla. En la Tierra, todavía ninguno de mis amigos tenía hijos, y yo fui una hija única. No me disgustaban los niños, solo no había tenido mucho contacto con ellos. Ojos que no ven, corazón que no siente, básicamente.
La pequeña sonrió y atrajo a su hermano menor por el brazo, poniéndolo más cerca a su lado. Él fue, sin quejarse, lo que era realmente adorable.
—Soy Scylla y mi hermano es Nero.
—Un gusto en conoceros. Yo soy Ivy.
Ella asintió como si no fuera información nueva, como si se hubiera corrido la voz sobre mí incluso entre los preescolares.
—Mi madre dice que ahora estás emparejada con Zenos. —La niña se balanceaba adelante y atrás sobre sus talones; su rostro era entusiasta y brillaba de
