“—¡¿Cómo podría comer tranquilamente después de que dijo eso?! Cualquier pensamiento retorcido y de doble sentido podría volver a mi cabeza al escuchar esas palabras ¿Será posible que aún le guste? ¡No puede ser posible! Además es guapo y adinerado seguramente tendrá novia o pretendientes mucho mejores que yo. ¡¿Qué hago pensando yo en esto?! ¿Acaso me gusta? ¡Imposible! No lo veo hace años, no debió haber quedado ningún sentimiento en mi corazón”, estaba completamente perdida en sus pensamientos mientras comía. —Me están llamando acaso... ¡Es él lo invoque! ¿Hola? —dijo ya al teléfono.
—Tardas demasiado te dije que estuvieses a tiempo regresa ahora.
—S... sí, ahora mismo regreso —responde intimidada todavía incluso solo por su voz. —Perdón por haber tardado perdí la noción del tiempo —dijo al regresar.
—Como sea, quería que estuvieras aquí para decirte que quiero que seas mi nueva secretaria y no tienes opción a quejas o a negarte.
—Pensaba que...
—¿Qué pensabas que diría?
—Nada, ¿Su secretaria? Supongo que me está ascendiendo de puesto.
—Algo así pero con la misma paga.
—¡No es justo! —protestó Sara.
—Solo bromeo, aumentaré un treinta por ciento tu paga por ahora y dependiendo de tu desempeño iré aumentando más la paga, pero el trabajo será duro.
—No hay problema podré soportarlo.
—Lo estás tomando todo muy bien, ¿Realmente eres tú?
—¿Tengo otra opción diferente?
—No.
—Entonces está decidido.
—Toma el resto del día libre y regresa mañana temprano, debes descansar bien para poder empezar a trabajar mañana en tu nuevo puesto.
—Muchas gracias jefe.
—Puedes decirme Jin.
—Eso sería poco profesional y me haría sentir incómoda. No quiero que parezca que me trata de forma diferente a los demás empleados jefe.
—Entiendo, ten un buen día.
—Gracias, lo mismo digo —tal vez solo le daba muchas vueltas, claramente él no se iba a declarar ni nada extraño y ella solo imaginaba cosas.
Ya en casa.
—Mamá regresé.
—¿Tan temprano aquí? ¿Acaso te despidieron? —preguntó desconfiando de ella.
—Al contrario ma, me ascendieron en el trabajo —respondió Sara.
—Qué bueno mi niña yo sabía que eras una excelente empleada y algún día tu jefe se daría cuenta de tus habilidades.
“Si supieras mamá —pensó Sara”. —¿Dónde está papá?
—Aún debe estar en el trabajo.
—Ya veo. ¿Qué hay de cenar? —se dirigió al refrigerador a buscar algo de comer. Tengo mucha hambre.
—Eres muy floja para cocinar por tu cuenta.
—Es que me gusta mucho tu comida —afirmó Sara.
—Tu padre y yo te extrañamos demasiado.
—Mamá, solo me mudé al departamento de abajo no es que esté muy lejos y suelo pasar más tiempo aquí con ustedes.
—Aun así no le veo gracia alguna. Intentas independizarte, pero vives en el mismo condominio que tus padres.
“Pues en mi mente era muy diferente —pensó ella”.
—¿Quieres que te prepare un poco de pollo frito con arroz y ensalada?
—¡Te amo mamá! —se le acerca para apretujarla con un fuerte abrazo amoroso.
—Sí por supuesto, amas a tu madre cuando hace las comidas por ti. Si sigues así no podrás casarte nunca y yo quiero nietos.
—¡Mamá no quiero hablar de eso ahora! Iré a jugar videojuegos en mi cuarto —se dirige a paso rápido hasta su habitación.
—Esta niña. ¡Te llamaré cuando la comida esté lista!
—¡Sí!
Y aquí está en el lugar que la hace feliz, su habitación, puede estar todo el día encerrada sin salir, pero como adulta tiene obligaciones que debe de cumplir. Como se mudó y ahora tiene su propio departamento lo único que trajo fue la laptop para poder estar en casa de sus padres mientras que su madre preparaba la comida. Había sido un largo día así que se quedó dormida luego de un par de partidas de juego y cuando despertó ya eran las cuatro de la mañana.
—¡Por Dios llegaré tarde! —dijo sorprendida luego de despertar un poco exaltada. —¿Es tan temprano? —se dijo al ver la hora en su celular. —Seguramente me quedé dormida y no quisieron despertarme. Tengo demasiada hambre, veré si dejaron mi comida en el refrigerador —salió de su habitación sin hacer ruido alguno para calentar la comida que su madre había hecho. Creía que solo a una loca como ella se le ocurre comer a estas horas acabada de despertar, pero así es ella. — ¿Qué suena así? —se preguntó mirando alrededor de la cocina, pero sin encontrar nada. Era su celular que estaba en la mesa así que se acercó para cogerlo. —¿Hola? —dice en voz baja para no despertar a sus padres.
—¿Por qué hablas en voz baja? ¿Acabas de despertar?
—¿Jefe? ¿Qué no sabe qué hora es?
—Por supuesto que sí idiota yo... te envié mil mensajes diciendo que necesitaba que estuvieses disponible para venirme a buscar.
—¿A qué se refiere?
—Necesito un conductor designado.
—¿Está borracho?
—Tú dímelo —se escuchaba totalmente borracho.
—Ay no puede ser, ¿Dónde está?
—En un lugar donde venden alcohol y comida —dijo él.
—Sea más específico por favor.
—Yo...
—Qué asco ¿Está vomitando? —se escuchaba de fondo como si lo estuviese haciendo. —Espere ahí iré a buscarlo con el GPS de su celular no se mueva.
Lo faltaba, ahora debía ir a buscar al borracho de su jefe a las cuatro de la mañana y con el estómago vacío, el taxi le cobró más de lo que gana en un día de trabajo, pero supone que su querido jefe le puede dar un reembolso después. Al llegar al lugar que decía el GPS fue hasta la barra del bar donde creyó que lo encontraría y efectivamente estaba dormido.
—¿Eres su amiga? —preguntó el barténder.
—Soy su empleada —afirmó Sara al acercarse a Jin para verlo de cerca y comprobar su estado.
—Deberías llevarlo a casa, ha bebido bastante por hoy. Le pediré a uno de los chicos que te ayude a llevarlo hasta su auto.
—Sí gracias.
Luego cuando estában en su auto recordó que jamás había conducido un vehículo con tanta potencia y velocidad como ese Lamborghini y seguramente no le sería fácil, pero con conducir sin presionar demasiado el acelerador debería ser suficiente.
—¿Jefe está despierto? —preguntó ella a la mínima señal de Jin de estar medio despabilado. —¿Dónde vive?
—Yo... ¿Eres mi mamá?
—¡Por supuesto que no idiota soy Sara!
—Sara... viniste —dijo en voz baja.
—¿Me llamaste no?
—Quiero ir a casa —afirmó.
—Entonces dime dónde vives para llevarte —pero todo lo que hizo Jin fue cerrar sus ojos. —¡Hey no te quedes dormido! ¡Ay por Dios! ¿Ahora qué? —se preguntó a sí misma.
No había más opción debía llevarlo a su casa, no podía simplemente adivinar en dónde quedaba su casa, y tampoco podía preguntarle a nadie por la hora. Milagrosamente llegaron sanos y salvos a su departamento, al menos se dio el lujo y el placer de haber conducido ese auto deportivo tan lujoso y costoso que tuvo que esconder en el estacionamiento para no llamar la atención principalmente de sus padres.
Fue bastante difícil cargar con él hasta el departamento, pero logró llevarlo y acostarlo en la cama de la habitación de invitados. Luego de quitarle su saco y camisa se sentía bastante avergonzada al ver su torso bien esculpido al desnudo así que le puso una sábana encima y le quitó los zapatos. Volvía a tener sueño y se sentía exhausta, fue a su habitación y se quedó dormida apenas su cuerpo entró en contacto con la cama. Y como si nada hubiese sucedido retomó las horas de sueño que le faltaban para despertar e ir a trabajar.
—¡El trabajo! —exclamó al despertar de nuevo exaltada. ¡¿Qué hora es?!
—Son las diez en punto —se escuchó una voz en la puerta.
—¿Jin? ¡¿Qué diablos haces en mi habitación?! —se cubre con las sabanas, aunque llevaba ropa. — ¡¿Qué diablos hago yo semidesnuda?! ¡No mires pervertido!
—Bien como sea —él se voltea. —Seguramente te quitaste la ropa antes de dormir y no lo recuerdas —dijo él.
—Pues suelo dormir así pero no recuerdo haberme quitado nada. Mejor aún ¿Qué haces aquí?
—¿En serio lo preguntas? Tú me trajiste.
—Me refiero aquí en mi habitación.
—Tenía hambre y no tienes nada que pueda calentar en el refrigerador. Quería asegurarme de que estuvieses despierta para hacer mi desayuno.
—¿Soy tu sirvienta ahora? —preguntó un poco desencantada por dichas palabras.
—¿Ya puedo mirar? Me es incómodo hablar sin mirar a las personas.
—Sí, ya me vestí —afirma luego de ponerse unos vaqueros y una camisa medio sucia que encontró en el suelo.
—Como decía eres mi secretaria —dijo al voltearse. —Es como "Sirvienta" solo que dicho de forma profesional.
—¿Qué hacías anoche en ese bar?
—Estaba en una reunión de trabajo y bebimos de más.
—Ya lo creo pero estabas completamente solo.
—Se ofrecieron a llevarme, pero creía que ya vendrías en camino cuando te envié los mensajes y por eso los rechacé.
—Creo que confías demasiado en mí. ¿Qué crees que habría pasado si no llegaba?
—Nada grave. El lugar es de mi propiedad así que seguramente el encargado me habría llevado a casa al terminar su jornada.
—¡¿Entonces me llamaste para nada?! Eres un idiota.
—Simplemente te di una tarea que debías cumplir. Llevarme a casa, es tu trabajo de ahora en adelante cuando vaya a mis reuniones.
—Ni siquiera he podido comer bien por tu culpa.
—Entonces vayamos a comer algo —propuso él.
—¿Tú piensas salir así? Hueles a alcohol y vómito —se tapa la nariz al olfatear de lejos el hedor de Jin.
—¿Estuviste oliéndome? —preguntó agrandado.
—No seas tan tonto, desde aquí incluso puedo olerte —manifestó de manera cortante.
—Como sea, tengo un cambio de ropa en el auto. ¿Puedo usar tu ducha? —sonsaco él.
—¿Llevas un cambio de ropa en un auto deportivo? —parecía algo extraño de imaginar.
—¿Es raro? Yo creo que es muy eficiente —expresó como si ya anteriormente le hubiesen hecho la misma pregunta queriendo comprobar.
—Pues no pensaría que alguien como tu llevaría ropa y artículos de higiene personal en su auto.
—Te sorprendería ver lo que llevo.
—Yo paso, pero gracias por la invitación. La llave está un poco dañada así que si tardas más de veinte minutos al ducharte empezará a salir agua muy fría.
—Entonces iré a buscar mis cosas, si me necesitas estaré en la ducha.
—¡Solo vete que voy a estar necesitándote en mi propia casa!
Algunos minutos más tarde.
—De verdad tenías un cambio de ropa en el auto —dijo al verlo con su traje, perfumado y arreglado.
—¿Te lo dije no?
—Si no hubiera visto esto con mis propios ojos diría que acabas de salir de una tienda de ropa costosa.
—¿Te vas a duchar? —y parecía tener interés en eso.
—Pues claro, no voy a salir cochina a la calle —dijo Sara.
—¿Puedo ver televisión mientras espero?
—Sí, solamente no dañes mi televisión. Podría ser tecnología retro comparada con la que alguien adinerado como tú debe tener en casa.
—Amo lo retro —dijo Jin.
—Eres raro. Saldré en un momento.
—Tómate tu tiempo.
Veinte minutos después.
—Oye ¿Crees que no habrá problemas por llegar tarde al...? ¡¿Qué haces con mi laptop?!
—Hola. Vi que tenías un nuevo juego instalado y quise probarlo, es realmente bueno y adictivo tal vez deba instalarlo en la computadora de mi oficina.
—De todo lo que pudiste revisar vas y coges mi laptop, eres un chico muy extraño —le comenta Sara.
—Tu laptop fue la última cosa que revisé —indica Jin. —Tienes cosas muy diminutas por ahí, si pretendes usar prendas como esas deberías bajar de peso.
—¡Fuera! —exclamó Sara.
—¿Qué? —se hizo el sordo, pero Sara supo bien que le había escuchado perfectamente.
—¡Vas a esperar afuera hasta que yo me aliste! —lo empujó por la espalda hasta fuera de la habitación.
—Ni siquiera he terminado la partida al menos déjame hacerlo.
—¿Me estás diciendo qué hacer en mi propia casa?
—Realmente eres muy graciosa —confesó Jin.
—¿De qué carajos te ríes? —preguntó disgustada.
—Puedo comprar el condominio entero con una sola llamada. Pasarías a ser una simple arrendada de mi edificio y literalmente estarías hablando de mi casa —afirmó egocéntricamente. Él se acerca a ella y coge sus mejillas con sus manos para apretarlas. —Serías mía si yo lo quiero —afirma con una voz seductora.
—Perdona, pero dudo mucho que eso suceda —dice después de librarse. —Podrás tener el condominio pero este trasero jamás así que ya vete. Deseo vestirme en paz jefe.
—Estaré esperando fuera —aunque parecía querer seguir insistiendo en quedarse.
—Si quieres puedes irte también.
—¡Estaré esperando! —exclamó cuando ella lo dejó fuera y azotó la puerta de su cuarto.
—No pensé que realmente fueras a esperarme —él seguía en el departamento, esperándola sentado en el mueble de la sala luego de que Sara saliera de la habitación habiendo terminado de alistarse para ir a trabajar.
—No tenía nada mejor que hacer —contesta de manera impasible.
—Dirigir una empresa, por ejemplo —agrega Sara.
—Es algo que suelo hacer y a lo que estoy acostumbrado. Ser el dueño te da ciertas ventajas como por ejemplo horas libres a cualquier momento del día.
—¿Me estás diciendo que huyes de tu responsabilidad?
—Solo pospongo mis planes cuando surge algo más importante.
—Yo... ¿Debería sentirme halagada?
—No creo que caigas con palabras como esas. Vamos, te llevaré a un lugar lindo para comer —le sonrió de manera tierna.
—“¡¿Mierda qué acaba de pasar?! —pensó ella. —Sentí un extraño cosquilleo cuando me sonrió, Dios, ¿De verdad puede haber alguien con una sonrisa tan perfecta? Y de ser así ¿Por qué yo no tengo una? En fin, parece ser solo un galán más de los muchos que hay en el mundo, pero realmente cierta parte de mí se niega a creerlo después de haberlo conocido anteriormente”.
Ha dado un cambio drástico y siente curiosidad de saber lo que lo hizo cambiar, pero solo es eso duda mucho que algo pueda suceder. Es solo su jefe “¿Qué tan malo puede ser que lo conozca?”, pensaba. Solo trabajará como siempre y está segura de que no habrá problemas en su relación profesional.
—¿A dónde te gustaría ir? —le interroga él.
—Donde sea que podamos pedir comida para llevar. Tengo mucho trabajo por hacer y no quiero perder tiempo —contestó Sara.
—Soy tu jefe y soy quien te está haciendo perder el tiempo en vez de tenerte trabajando. No te preocupes por eso.
—Cuando lo dice así me preocupa aún más, ¿Qué dirían de usted si lo escuchan? Mejor lléveme a la empresa para poder continuar mi trabajo. Me conformo con algo de la tienda de convivencia y un buen café eso es todo. Él la observa y sonríe, luego fija su mirada al horizonte y enciende el auto para ponerlo en marcha.
—Espero conseguir algo bueno para comer en esa tienda o si no te culparé a ti por habérmela recomendado —dice Jin.
—El pan es muy bueno así que puedo recomendarlo con los ojos cerrados —refutó Sara.
—¿Tienes alguna duda?
—¿Sobre qué? —pregunta confundida por el repetido cambio de tema.
—Sobre el trabajo, siento que no estás muy cómoda con tu puesto actual —responde él.
—Me acaba de cambiar de puesto así que no tengo quejas al menos por ahora. Pero siendo sincera me he sentido muy inconforme con lo que mi carrera me permite hacer.
—De hecho me sorprende que hayas escogido una carrera de números cuando eras tan torpe en matemáticas —parecía más un insulto que otra cosa.
—Las personas podemos cambiar, además solo era un poco despistada no significa que soy una tarada. Más bien quien me sorprende eres tú, solo mírate eres un exitoso empresario y tienes un imperio. A menos de que solo seas el empleado de papá claro está.
—Eres muy habladora. Es mi empresa, o pasó a serlo desde hace un par de años ya que realmente la adquirí justo cuando estaba a punto de la quiebra e hice un cambio total.
—¿Tienes padres ricos? Porque al menos hasta donde yo sepa no se compra una empresa como esa de la noche a la mañana con un poco de dinero de la mesada de tus padres.
—¿Recuerdas lo fan que era de las computadoras? —preguntó Jin.
—Lo recuerdo, fue una de las razones por las que fuimos tan amigos. Teníamos en común todo sobre las computadoras y videojuegos. De alguna manera —dijo después de titubear un poco.
—Pues estudié programación y justo a mitad de mi carrera creé una gran aplicación de mensajería y llamadas telefónicas con una interfaz sencilla y útil. La vendí, y me pagaron lo suficiente como para adquirir esa empresa.
—¿Vendiste una aplicación? Eso sí que es genial. No habría imaginado que así fueron tus comienzos pero viéndolo así es bastante creíble, siempre fuiste bueno con esas cosas.
—Y pues claro no vendí todos los derechos de mi aplicación, solo fue un porcentaje. Sabía que sería una aplicación exitosa y ceder todos los derechos hubiese sido una pérdida total. Me asocié con los accionistas que habían comprado parte de mi aplicación y formamos la empresa de telecomunicaciones más grande del país.
—Suena a que tienes toda tu vida resuelta, no pareces haberlo tenido muy difícil. Usaste tu intelecto para salir adelante, eso es admirable.
—¿Qué me dices de ti? —interroga Jin, creando un cierto interés en Sara.
—Realmente no sé qué decir. Sólo quiero vivir plenamente sin arrepentimientos, y solo eso.
—Ser feliz —añade Jin.
—No hay nada mejor que sentirse bien consigo mismo y con lo que te rodea.
—Ya llegamos —dijo luego de estacionar el auto frente a la empresa. —Te llevaré algo de comer más tarde.
—Gracias por traerme —agradeció Sara.
—¿Bromeas? Soy yo quien debería agradecerte por haberme buscado ayer.
—Solo fue parte de mi trabajo ¿No? La próxima deberías portarte mejor, eres un niño grande.
—Oye...
—¿Sí?
Por primera vez sus miradas conectaban automáticamente, ella sentía como su corazón se aceleraba poco a poco sintiendo la presión del momento. Estában tan cerca, pero a la vez tan lejos y se sentía atrapada en un túnel sin salida. Él le sonrió tiernamente y Sara simplemente no podía detener el cosquilleo que sentía dentro, la perfecta combinación de su mirada y su sonrisa la hacía querer lanzarse a sus brazos, pero no iba a hacerlo.
—¿Por qué me ves así? —preguntó él.
—¿De qué hablas? —dijo incómoda. —Tú me observaste primero.
—Sí, pero tu mirada fue un poco extraña.
—Bueno es que... tienes muy cerrados tus ojos, solo intentaba ver si aún tenías resaca.
—Si sabes que hablas con un a******o ¿No?
—¡Por supuesto que lo sé! Es solo que... —y ahí estaba él, sonriendo y esperando una respuesta que obviamente ella no iba a contestar. —Conduzca con cuidado.
—No hemos terminado de hablar. ¡Oye espe...! Se fue. —él sonríe a sí mismo y pone en marcha su auto nuevamente. Sara no sabía lo que sucedía en ese momento, pero necesitaría olvidarlo por su propio bien.
—¿Cuándo pensabas decirnos? —pregunta Yiyi.
—Sí, ¿Acaso no somos tus amigas? —dice su otra amiga Amanda.
—¿De qué hablan chicas? —responde dejando sus cosas en el escritorio para encender la computadora.
—Llegas tarde y de paso en el auto del jefe. ¿Cuándo ibas a decirnos que salían juntos?
—No salimos juntos, les dije que ahora tendría trabajo extra. Él solo se ofreció a traerme para darme algunas instrucciones de lo que debía hacer.
—¿Segura? ¿No nos mientes?
—Chicas saben que las amo y jamás les mentiría. Son mis más grandes amigas.
—Bueno, entonces espero que no te molestes por esto.
—¿De qué hablan qué pasa? —preguntó entre-cerrando sus ojos.
—Es que...
—¿Qué hicieron ustedes dos? —la tensión se podía olfatear.
—Te inscribimos en una aplicación de citas a ciegas.
—¡¿Hicieron qué?! —exclamó fuertemente, vio a los lados para ver si nadie la había escuchado y volvió su mirada a las chicas.
—Perdón, es que tu madre también nos convenció y tenía razón.
—¿Se dejaron persuadir por mi madre? Vaya, me siento traicionada.
—Es que siempre estás jugando videojuegos en casa en tu tiempo libre o con nosotras. Queremos que también puedas compartir una vida amorosa con alguien y formar una familia.
—¿Y lo deciden por mí? —Sara estaba disgustada.
—Si esperamos por ti te harás vieja y será difícil conseguir marido —dice Amanda.
—¿Quién es el chico? —interrogó Sara.
—No pudimos verlo, solo leímos su perfil y parece un buen chico. No te preocupes es una aplicación verificada así que es segura.
—¿Dónde y cuándo?
—Te vendrá a buscar hoy después del trabajo.
—Ay por Dios, ustedes... par de entrometidas —estaba molesta, algo más de lo que se debía preocupar.
—No te enojes ¿Sí? Solo será una cita, si no te gusta puedes dejarlo no estás obligada a nada. Hazlo por nosotras ¿Sí? —las dos pusieron cara de niñas pequeñas.
—Bueno... será difícil resistirme a sus caras tan tiernas. Gracias por intentar ayudarme, tomaré su amabilidad pero no prometo nada.
—Te amamos lo sabes.
—Claro lo sé, ya vayan a trabajar hay mucho por hacer.
Esto era lo que le faltaba, una chica de veintidós años que jamás ha tenido novio se reuniría en una cita a ciegas. Solo aceptó por lo entusiasmadas que estaban las chicas, pero duda mucho que esto salga bien, ni siquiera sabe lo que se hace en una cita y mucho menos lo que se debería decir.
La única vez que ha besado a alguien fue en un juego de rol donde tuvo que sacrificar la integridad de su personaje por un par de ítems en el juego. Pero le servirá para cambiar un poco los aires con Jin, de hecho, al pensarlo mejor creyó que sería una excelente idea que podía tomar para alejar los pensamientos que tenía sobre Jin, considerándose una chica dura de conquistar pensaba que nada podría salir mal.
Cinco horas más tarde.
—“Oh por Dios —se dijo al ver bajar al chico del auto”.
—Mucho gusto, mi nombre es Harry —extendió su mano para saludarla. —Espero no haberte hecho esperar, creí que era mejor venirte a buscar en el trabajo así que espero no te moleste.
—No... en lo absoluto —Sara se encontraba inmersa en el rostro del chico.
—¿Nos vamos? —dijo él.
—Ajá... digo sí.
—¿Ese quién es? —pregunta Jin a Yiyi desde adentro de la empresa en planta baja donde tanto ella como Amanda estaban husmeando a Sara desde la recepción.
—Jefe —dice sorprendida. —Es la cita de Sara, vino a recogerla.
—Ya veo —responde en voz baja. —Terminen de recoger sus cosas para irse a casa, necesito que todos estén temprano para mañana asegúrense de que Sara lo sepa.
—Sí señor con su permiso.
—“Con que eso escondías de mí Sara —se dice a sí mismo pensándolo. —Ya veremos qué tan bien te va”.