Amo a mi jefa, en serio. Es una de esas mujeres fuertes, independientes y seguras que hacen vernos a las demás —mucho menos afortunadas y exitosas— como moscas fracasadas. Tengo un buen puesto en una de las mejores revistas del país, es mi trabajo soñado y soy muy feliz siendo una de las escritoras de Fantasy. Pero cuando veo a Eleonor Russel, la dueña de dicha revista, gritarle a uno de los banqueros más importantes de todo Nueva York, siento que soy sólo una lombriz en un matero.
Ella lo señala con el dedo, golpeando su pecho, parece molesta. No puedo escuchar lo que dice porque la ventana está cerrada, pero debe ser algo realmente malo, porque tipo hace una mueca. Segundos después, mi jefa se queda callada y abre la puerta. El hombre sale con la cabeza gacha y lágrimas en sus mejillas. Joder, lo hizo llorar.
No quiero estar en los zapatos de aquel hombre en estos momentos. Llevo un año trabajando en Fantasy y la única vez que he recibido un regaño por parte de mi jefa, casi me hace llorar. Es una mujer imponente, que puede hacerte sudar solo con una mirada. Sin embargo, atrae a los hombres como la miel a las moscas. Tiene una belleza inminente y cuando quiere, es completamente encantadora.
—Deanne, deja de mirar al hombre como un cachorro abandonado —ordena y aparto mi mirada de inmediato. Mi jefa niega con la cabeza para sí misma cuando el hombre desaparece por las puertas del ascensor y se mete de nuevo en la oficina, dando un portazo que nos hace sobresaltar a todas. En el cubículo de al lado, una de mis compañeras y la única amiga en esta revista llena de arpías, me sonríe con saña.
—Otro más que termina llorando —susurra para que Eleanor no pueda escucharnos, ni cualquier otra de nuestras compañeras y vaya después con el chisme. — A este paso, va acabar con la reputación de todos los hombres respetables de Nueva York. He escuchado que ya tiene otra cita para más tarde, no pierde el tiempo esa mujer.
—¿Te he dicho hoy qué eres una cotilla sin remedio? —pregunto, pero tengo una sonrisa en mis labios.
—¡Hoy no! Pero no hace falta, eso lo sé muy bien, por algo soy la escritora favorita de farándula —admite con una sonrisa orgullosa.
Sonrío de vuelta, porque tiene razón. Ada es una escritora increíble, lleva tres años más que yo aquí y cuando la conocí, ambas nos agradamos de inmediato. No es como cualquier otra chica, ella es muy sincera, admite siempre lo que siente y no se reserva nada para sí misma. Es tan fresca, que es perfecta para cuando Mayra está siendo demasiado cerrada en sí misma. A veces simplemente necesitaba alguien con quien beber unas copas, charlar sobre chicos o chismosear un rato y Ada era perfecto para ocupar ese puesto que mi mejor amiga olvidaba.
No es que la considerara un reemplazo, pero era una buena chica y alguien con quien pasarla bien. Además, éramos las únicas en la revista que no estábamos tratando de joder a las otras para ascender a editoras. Éramos nosotras, simplemente escribiendo porque nos gustaba, simplemente divirtiéndonos y siendo nosotras mismas. Después de todo, ambas amábamos este trabajo con locura.
El día pasa volando, Ada y yo salimos al almorzar y cuando regresamos, encuentro un hermoso ramo de flores, tulipanes blancos y amarillos, iluminan el lugar. Miro al rededor, pero nadie parece estarme prestando atención, lo que es extraño, nunca recibo nada en la oficina. Es una revista llena de mujeres, no hay ni un solo hombre, por lo que la tensión siempre es palpable. Pon a un montón de mujeres competitivas en un espacio cerrado durante ocho horas al día y obtendrás lo que tenemos nosotros.
Un concurso para ver quién es más perra.
Tomo el pequeño sobre dentro del ramo y lo abro. Adentro, me encuentro con una preciosa letra escrita a mano. Cuando comienzo a leer, mi boca se abre en asombro.
Espero que tu perro se haya recuperado, aunque no lo dudo.
Sin embargo, ya que nuestra cita fue interrumpida en un momento... interesante, te espero esta noche en el restaurante del hotel Palace Suite.
Esta noche nadie va a interrumpirnos.
Lucas Coleman
Me quedo mirando la nota en silencio, sin saber si sentirme feliz o enojada. Por un lado, me mandó un hermoso ramo con mis flores favoritas, porque anoche se lo dije, pero, por otro lado, también actúa como si fuera el señor todopoderoso, enviando cosas a mi sitio de trabajo y ordenándome ir a una cita como si fuera su empleada doméstica. ¿Qué esperaba? Era Lucas Coleman, después de todo. La mitad del estado lo odiaba con pasión y la otra mitad besaba el suelo que pisaba.
La nota que sigo mirando como una boba es arrancada de mis manos. Me giro para enfrentarme a mi amiga Ada, pero no es ella quien me ha quitado la nota, es mi jefa. De inmediato palidezco, mientras ella me sonríe con diversión.
—No hay secretos en esta revista Deanne —informa, parpadeando hacia mí con fingida inocencia. — Si no quieres que leamos tus regalos, no pidas que te lo envíen aquí.
—Yo no... —digo, pero me detengo cuando ella comienza a leer. Eleonor es así, y aunque me avergüence decirlo, no tengo valor para pedirle que me devuelva mi maldita nota y no se meta en mis asuntos. Es mi jefa, una mujer poderosa, no quiero perder mi trabajo soñado.
La sonrisa se borra de sus labios al leer lo último, y cuando me mira, hay mucha seriedad.
¿Ya no estás tan divertida? Zorra.
—Ven a mi oficina —ordena, rompe la nota en pedazos y los tira al cubo de basura antes de dirigirse a su oficina. Cuando me doy cuenta, todas me están mirando, como chismosas. Pongo los ojos en blanco y sigo a mi jefa, antes de que me grite por no ir inmediatamente como me ordenó.
Al entrar en su oficina, me pide que me sienta frente a ella y me mira durante un largo rato, evaluándome. Es escalofriante, No importa que tan importante puedas ser, si le aburres a la reina de Fantasy, entonces ella te dará una patada en el trasero como toda una perra.
Como dije antes, para Eleonor la clave del éxito profesional es la buena comunicación entre empleados, por lo que casi todo se sabe en este lugar. Sin embargo, su expresión seria y ya nada divertida me ratifica que la situación es importante.
—¿Te lo has follado? —pregunta, sin titubear.
La miro asombrada por la inesperada pregunta. — ¿Perdón?
—Ya me escuchaste Deanne, ¿te has follado a Lucas Coleman?
No es como si eso fuera problema de ella, no tiene derecho a preguntar nada sobre mi vida privada, pero también está el asunto de que es mi jefa y que las malas lenguas aseguran que fue la amante de Lucas Coleman durante un corto periodo de tiempo. Ninguno de los dos nunca afirmó ni negó nada, lo que se hizo aún más sospechoso para la prensa. Nunca creí tales comentarios, mi jefa le llevaba al menos diez años al periodista y Eleonor es una mujer muy publica, si hubiesen tenido alguna relación, todo Nueva York hubiese estado enterado, aún más nosotras, sus ayudantes.
Sin embargo, su pregunta me deja dudando. ¿Puede que esté celosa? ¿Es incluso eso posible? Después de su matrimonio fallido, Eleonor es una mujer muy independiente, ella no siente celos de nadie. A través del tiempo que llevo trabajando en Fantasy, ha salido con al menos una docena de hombres. Todos apuestos, millonarios y esbeltos. Pensándolo bien, tiene un poco de sentido los rumores sobre ella y Lucas, él tiene todo lo que mi jefa busca en los hombres.
—No te pedí la respuesta al misterio del círculo de las bermudas, te pregunté si has estado follando con este hombre.
—No —respondo al fin. Opto por la verdad, porque Eleonor es muy buena atrapando mentiras. — Nos encontramos anoche por casualidad y tomamos unos tragos, nada más.
Evito contarle sobre los besos y el manoseo en el ascensor. No tengo idea de si tiene sentimientos por Lucas y no quiero perder mi empleo por celos. Además, no voy por la vida contando mis encuentros con los hombres.
Ella sonríe encantada y contengo la respiración, a la espera de lo que va a decirme.
—Perfecto —asegura.
—No iba a responderle de todas formas, no sé cómo descubrió donde trabajo, pero no pienso salir con él. No tienes que preocuparte por eso yo no me meto con las ex parejas de mis jefes —digo con nerviosismo.
—Deanne —murmura con una pequeña sonrisa. — Deja los nervios, no soy una mujer celosa.
Asiento.
—Vale, solo quería que quedara claro que no voy a salir con él.
—¿Por qué no? Esta es una oportunidad única, no todas tienen el privilegio de salir con un hombre como Lucas Coleman.
—¿Quieres que salga con él?
—Algo mejor —responde, con un brillo que me causa temor. — Quiero que le saques información.
—No estoy entendiendo.
—Muy simple Deanne, necesito saber qué hay detrás de la desaparición del hermano gemelo de Lucas.
—¿Un hermano gemelo? No tenía idea de que tenía uno, anoche no lo mencionó.
Frunzo el ceño, hablé sobre su familia anoche y nunca dijo nada sobre un hermano gemelo. Dejó claro que solo tenía dos hermanos menores, a los que amaba. ¿Me había mentido? ¿O era solo una sucia artimaña de mi jefa para sacarme información?
Con lo perra que es, tengo derecho a dudar.
—Exacto —dice con seriedad. — Él no menciona a su hermano gemelo, un ex jugador de futbol que desapareció hace seis años. Eran inseparables, unidos y resultaba hasta asquerosos verlos quererse tanto. Hasta que un día simplemente desapareció. Nadie sabe dónde fue, nadie tiene idea de donde está y su familia nunca comentó nada al respecto.
Me acerco a ella sobre el escritorio, inclinándome para poder susurrar y que me escuche.
—¿Crees que su familia lo mató y escondió el cuerpo?
Su respuesta es una risotada que me hace saltar de nuevo a mi asiento.
—¡No seas tan melodramática! —exclama con diversión. — Lo que creo es que se fugó con la prometida de Lucas.
Abro mis ojos como platos.
—Espera... ¿qué?
—Lucas tuvo una prometida, fue su novia durante cuatro años antes de que le propusiera matrimonio. Lo extraño, es que ella desapareció al mismo tiempo que el hermano gemelo de Lucas.
—¿Coincidencia? —digo, pero niego con la cabeza de inmediato. — No, no lo creo.
—Yo mucho menos, por eso quiero que te acerques a él y le saques información. Si nos hacemos con la primicia, seremos la revista más comprada del año. A todos les encantan los dramas de telenovela.
—Eso me parece repulsivo Eleonor, no puedo acercarme a él para sacarle información sobre su familia.
—Cariño, ¿crees que Lucas Coleman es una santa paloma? Es uno de los hombres más mujeriegos del país, no va a enamorarse de ti y pedirte matrimonio. Yo lo conozco y se la clase de hombre que puede llegar a ser.
—Por esa misma razón no voy a salir con él, lo mejor es dejar todo así.
—¿Quieres ser una escritora libre y obtener tu propia oficina?
Eso me detiene de inmediato.
—Te doy eso, una oficina para ti más el poder de ser editora en jefe. Y por supuesto, el reconocimiento de lo que descubras.
—Es una oferta tentadora, de verdad, pero no puedo hacerlo. Está más allá de mis límites.
—Si no lo haces, te despediré.
Abro mi boca, aturdida.
—¿Qué?
—No me lo tomes a mal querida, pero antes de escritora eres periodista y necesito empleadas que estén dispuesta a todos por la revista. No quiero cobardes.
—Puedes pedírselo a otras de las chicas, estoy segura de que Samantha la de cosmética estará encantada de hacer el trabajo.
—¿Has visto que Lucas Coleman le envié flores a Samantha?
—No.
—¡Por supuesto que no! Eres la más bonita de todo el departamento y él se interesó fue en ti.
—Tú también eres bonita y seguramente puedes volver a él cuando quieras.
—No estoy para esos juegos, ya nuestro momento pasó. ¿Cómo crees que sé todo sobre su familia? Solo una persona cercana a ellos puede averiguar todo, yo ya hice lo que pude en su momento. A Lucas le gusta la carne fresca, pero eso no quiere decir que no puedas usarlo a tu favor.
—Eleonor por favor, por tu amistad con mi madre, no me hagas hacer esto.
—Gracias a la amistad con tu madre fue que te di el trabajo, pero quedamos en que tú trabajarías fuerte para mantenerte. Consígueme la información que quiero y tendrás un ascenso, una oficina nueva para ti y un reconocimiento increíble. Si no, entonces te quedarás sin trabajo y quebrada, porque las cuentas no se pagan solas.
No respondo, solo me quedo mirándola. Le tuve mucho respeto a esta mujer, pero ahora la detesto porque lo que me está obligando hacer. Amo mi trabajo, ser escritora en su revista es lo mejor que me ha pasado en la vida y no quiero perderlo. Sobre todo, porque, de ser despedida, va a costar un mundo volver a entrar en otra revista. Mi madre no tiene más amigos que puedan ayudarme.
Aparte de eso está el hecho de que, si obtengo información, puedo ganar reputación, dinero y un ascenso. ¿Compra eso mi conciencia? Tal vez no, pero no es como si tengo muchas opciones.
Eleonor puede ver aquello en mis ojos, porque sonríe triunfante. Maldita mujer despiadada, es tan hermosa como escalofriante. Seguramente por esa misma razón sale con tantos hombres, ninguno la soporta por mucho tiempo.
—Tomate la tarde libre, ve al salón de Karina y hazte algo lindo, yo pago.
Asiento, por primera vez no me siento contenta por tener que ir a la peluquería, ni siquiera porque Karina es una de las mejores estilistas de todo el país.
—Ahora presta atención, tenemos que hablar de algo.
Asiento, mirándola con un poco de miedo y molestia. ¿Cómo era posible que unas simples flores me metieran en este enredo?
—Hay algo importante que quiero que tomes en cuanta antes de verte con Lucas, es un hombre pasional, pero no se detiene. Solo un puñado de mujeres han logrado llegar a él, así que, si quieres tenerlo comiendo de tu mano, no te acueste con él.
—¿Entonces para qué voy a ir a la cena hoy? —pregunto, sus cejas se alzan, así que me callo de inmediato. — No es que yo quiera acostarme con él, es solo que, pues es lo que él quiere, tú misma lo leíste en la nota.
—Lo sé, pero dejar a un hombre deseando es mejor que dejarlo complacido. Demuéstrale que quieres, pero no aún. Haz que se esfuerce por tenerte y entonces ganarás su atención.
—No sé cómo voy a hacer eso, en el momento que se dé cuenta de que no quiero acostarme con él, va a perder todo el interés en mí.
—Deanne, allí está la cuestión, tú vas a demostrarle que sí quieres estar con él, pero no aún. Ahora, lo importante es que esta noche no tengas sexo con él por nada del mundo, no importa que tan encantador, sexy y seductor pueda ser, que nada de él entre en ti. ¿Me has entendido?
Asentí, por una parte, era un alivio que no ocurriera. Si anoche no había querido tener sexo con Lucas, ahora mucho menos, sabiendo que estaba jugando con él, metiéndome en su vida para sacarle información sobre su vida privada. Desde luego, sabia también que él iba a intentarlo, que sería un poco difícil resistirlo, pero tenía que lograrlo, al menos si quería conservar mi trabajo soñado.
Me doy la vuelta para irme, pero antes de salir de su oficina, ella me detiene.
—Esta es una investigación como cualquier otra, haz muy bien el trabajo, pero no te enamores.
Cierro la puerta sin responder y me dirijo hacia mi cubículo. Ada está sentada al lado, ensimismada en su libro de romance erótico, mientras escucha música con los audífonos. Está aprovechando que Eleonor estaba ocupada conmigo para tomarse un rato libre y leer.
—Dios, odio a esa mujer —suelto, y luego me doy cuenta de que tal vez lo dije muy alto, porque varias cabezas giran a mirarme.
Jodidamente genial.