Aquellos quince minutos en el elevador no fueron nada comparados a cómo se sentía estar viendo toda la ciudad a ciento dos pisos de altura. Casi se me fue el aire de tan solo pensar dónde me encontraba parada. Hasta se me había olvidado el propósito de aquella aventura cuando Kyle posó una mano sobre mi hombro, haciéndome sobresaltar. Me encontraba temblando de pies a cabeza de lo abrumador que me resultaba estar a tal altura, sin embargo, intenté con todas mi fuerzas componerme y estar tranquila. Kyle quería hablar, y eso íbamos a hacer. - ¿Te gusta? – preguntó apuntando la ciudad con la mirada. Las luces de la ciudad eran preciosas. Suspiré y asentí con la cabeza. - Es… sorprendente. - ¿Sigues asustada? – dio un paso en mi dirección y yo miré por sobre mi hombr

