capitulo 3

3072 Palabras
— ¡No! ¡¡Ayuda!! —chillo mientras él me lleva sobre su hombro, nuevamente a mi casa. ¡Me va a matar! Agito mi cuerpo para intentar zafarme de su agarre pero es inútil. Él me arrastra hasta mi cuarto y me arroja como si fuera un trapo al suelo. Suelto un grito al caer sobre mis rodillas. Mi cuerpo no puede doler más, será imposible escapar ahora. Él asegura la puerta y luego con el arma en su mano derecha toma asiento sobre mi cama. —No me mates por favor —suplico mientras lloro desconsolada. Él me mira fijamente. —Si no quieres que te mate, jamás vuelvas a intentar algo tan estúpido como eso —me amenaza y me estremezco ante el tono frío de su voz—. Ahora. Quiero que dejes de llorar y me escuches con mucha atención —ruge él monstruo que tengo delante y acto seguido se acomoda sobre mi cama, sosteniendo sus codos sobre sus rodillas inclinando ligeramente su cabeza, sin dejar de mirarme. — ¿Me vas a matar? —le pregunto llorando con la mirada en el piso. —No quería hacerlo. Pero me estás obligando —me dice con un tono de voz ahora más serio. Me apunta con el arma en la cabeza y doy un quejido de miedo. — ¡Por-Por favor! no me mates, por favor —suplico llorando aterrorizada. Hasta aquí llego mi vida ¿es así como moriré? asesinada por un psicópata. Yo siempre pensé que moriría de vieja y ahora tengo a un loco apuntándome con un arma en la cabeza ¡mamá, papá! debí haberles hecho caso. Lo siento mucho. Escucho un suspiro proveniente de él. Lo miro. —De ahora en adelante, harás lo que yo quiera, serás como mi juguete personal. Solo te utilizaré para divertirme y cogerte cuando yo quiera, serás solo mía. >> Nunca podrás separarte de mí, no debes amar o salir con nadie más. Si intentas escapar, donde estés te encontrare. Si vas a la policía lo sabré, te buscare y te matare ¿me entiendes? ni siquiera puedes decirle a tu familia o amigos ¡a nadie! —me amenaza, dejándome perpleja. ¡Que! él quiere que sea su esclava, solo quiere acostarse conmigo. Se me seca la boca de solo pensarlo, trago saliva. Pensé que me violaría y después me mataría. — ¿Y sí no quiero hacerlo?—replico. — ¡Te juro! que no tendré compasión contigo, mataré a todos tus seres queridos. Todos uno por uno y luego vendré por ti —comienzo a sollozar y aprieto mis puños por la impotencia que siento. Estoy entre la espada y la pared, no sé qué hacer. Él saca su celular y me lo muestra, aparece una imagen de mis padres en el restaurante. Entonces si es cierto que sabe dónde viven mis padres. —Lo vez, se exactamente dónde viven tu padres — ¿cómo es que él tiene fotos de mis papás? los está vigilando—. Y bien ¿cuál es tu decisión?, deseas ser mía cuántas veces a mí me dé la gana, o quieres que descuartice a tus padres —me pregunta, interrumpiendo mis dudas. Si no lo hago, si no acepto el matará a mis padres. Dejó escapar lágrimas y sollozos, atrapados por el temor. Lo miro, está esperando mi respuesta pero no puedo gesticular una sola palabra, estoy muy asustada como para aceptar lo que me propone. Noto que él vuelve a guardar el arma en la parte trasera de su pantalón y se levanta de la cama. —Es tan difícil decir que si —gruñe furioso ante mi silencio y lloriqueo. Comienza a caminar frotándose el cabello. Aprovecho que está distraído y abro uno de los cajones del mueble que está mi lado, rebusco rápido y encuentro unas tijeras. — ¡Que mierda haces! —grita y se abalanza sobre mí, cierro los ojos asustada y por impulso le clavó las tijeras. Siento que él me aprieta el cuello, al parecer no le hice nada. Decido abrir los ojos y veo la tijera incrustada en su pecho. Él me suelta el cuello y de nuevo su puño se clava en mi rostro, suelto gritos de dolor y miedo. Asustada me cubro el rostro con las manos para evitar que sus golpes lleguen a mi cara. Él maldito saca un pañuelo y lo rocía con algo, nuevamente se abalanza sobre mí y pone el pañuelo sobre mi nariz, pataleo e intento no respirar pero él me aprieta el cuello con su mano libre dejándome sin aire. Después resistirme inhalo, el olor es muy fuerte, siento que quema mis pulmones, mi cuerpo se va debilitando y mi visión es borrosa. Dejó de moverme y caigo al suelo. Él me suelta el cuello pero aún continua presionando el pañuelo sobre mi nariz. Mis párpados pesan demasiado, no puedo evitar cerrar los ojos. —Eunji, tú me obligaste. Yo quería hacerlo por las buenas pero ahora te voy a enseñar a obedecer —su voz suena más distorsionada y lúgubre. Ahora ya ni siquiera puedo escuchar nada, todo está en silencio y tengo mucho sueño... *** — ¡¡Despierta, ya de una maldita vez!! —unos gritos resuenan haciendo que me despierte. Mi pecho sube y baja, no quiero abrir los ojos, siento que estoy sobre una cama. Mi cerebro empieza a recopilar información, lo recuerdo, ese hombre entro a mi casa ¿dónde estoy? ¿Me secuestró? El pánico se apodera de mí y las lágrimas quieren hacer acto de presencia pero las retengo. — ¡Llevas horas durmiendo! ¡No piensas despertar nunca! —grita de nuevo, suena molesto. Abro los ojos y lo veo, está recostado sobre el marco de una puerta. Tengo una de mis manos esposadas a la cabecera de la cama. —Al fin, ya estaba aburrido —masculla y cierra la puerta. Miro a mi alrededor, estoy en un cuarto pequeño que no tiene nada más que una mesita, una silla y está cama en la que estoy acostada, el color de la habitación es gris y solo hay dos puertas una es la que acaba el de cerrar. El hombre se posiciona frente a mí y mis lágrimas salen a cántaros. —Eunji, has sido una muy mala chica, así que ahora voy a enseñarte que yo soy el dueño de tu vida, eres mi juguete y que tienes que obedecerme —gruñe con voz autoritaria. — ¿Qué quieres? —grito asustada. Veo como él comienza a quitarse su cinturón y después la camiseta. — ¡Ya te lo dije, vas a aprender a obedecerme! —escupe furioso mientras deja el cinturón y la camisa en el suelo. Mi cuerpo empieza a temblar, me siento muy indefensa, tan insignificante ante él y no puedo evitar llorar como una niña pequeña. Él se abalanza sobre mí y pone su cuerpo encima de mi estómago, su peso me impide respirar bien. Él rompe los botones de mi camisa dejando al descubierto mis senos, los mira y aunque no puedo ver su rostro sé que debe tener una mirada morbosa. Intento cubrirme con la mano que me queda libre pero él no me lo permite. Coloca sus manos en mis senos por encima del sostén, con mucha fuerza los aprieta una y otra vez provocándome dolor. Mi mente trae imágenes de películas donde los asesinos violan a las chicas, no puedo ni pensar que mi primera vez sea de esa forma tan horrible. Él hombre me desabrocha los colgantes e inmediatamente me arranca el sostén y luego de manosearlos, se aparta un poco y procede a desabrocharme el short. Me lo quita y cuando está tratando de quitar mi panti. Mis nervios salen mucho más. Comienzo a patalear para evitar que lo haga y consigo darle un golpe en la cara. Él me mira y sé que no hecho bien, se pondrá furioso pero me vale, lo único que quiero es salir de aquí. Creo que logré hacerle algo porque veo que él mete su mano por debajo de la máscara, saca la mano y uno de sus dedos sale con una mancha de sangre. Una risa macabra sale de aquella máscara lo cual hace que me altere más. Él me da otro golpe en la cara y consigue arrancar mi panti. Con la mano que tengo libre intento cubrir mi intimidad mientras él me observa. Él procede a desabrochar su pantalón y lo vuelvo a golpear con mis pies pero él me los sujeta con fuerza. — ¡Escúchame! te quedas quieta y soy amable contigo; o te niegas y esto se convertirá en una agonía para ti ¿me entendiste? —espeta aun sujetando mis piernas. —Si te comportas bien, créeme te gustará. — ¡Ojala te mueras maldito hijo de perra! —grito desesperada y él me suelta las piernas de mala manera. Se incorpora y toma su cinturón. —No sabía que tenías la boca tan sucia, ahora vas a aprender modales —gruñe enrollando el cinturón en su mano derecha. ¿Me piensa pegar? Él me toma de la cadera y me arrastra a la fuerza hasta la orilla de la cama, dejando la parte de mis piernas fuera de la cama. Me obliga a darme vuelta y quedó boca abajo, mis pies tocan el frío suelo, mi trasero está expuesto y mi cara está pegada a la cama. Mi brazo esposado duele mucho.  De repente siento un fuerte dolor en mi trasero. Él acaba de azotarme con el cinturón, el ardor es tan insoportable que mi cuerpo tiembla ante la idea de otro azote pero el continua azotándome una y otra vez mientras doy gritos y lloro descontrolada. Mis padres jamás me han golpeado de esta manera, duele hasta cada vez más. Los azotes se detienen y después de tantos golpes, mi piel arde como el infierno, me quedo quieta llorando por el dolor. Mis lloriqueos son interrumpidos cuando siento sus manos otra vez en mis caderas. —Vuelve a la posición que estabas antes ¿o quieres que siga? —ordena frío. No es capaz ni siquiera de sentir la más mínima compasión por mí, después de haberme pegado de esta forma, es un monstruo. No quiero que siga con esta tortura, será mejor obedecerlo. Logró incorporarme y acostarme, mi trasero arde con el roce de las sábanas. Él se deshace de toda su ropa y sube ahorcadas sobre mí, el pánico hace que sierre mis piernas con fuerza. Él se acomoda encima de mí, con ambas manos manosea y aprieta mis senos. Me quedó quieta llorando desesperada y asustada. Noto que su erección crece, ¡Mierda!, como puede excitarle esto, es un degenerado. Se eleva un poco e intenta abrir mis piernas. Pero yo no lo dejo, las mantengo juntas. —Coopera ¿o quieres que te vuelva a azotar? —gruñe y niego. Separo un poco insegura mis piernas y él se acomoda entre ellas. —Por favor —suplico aterrada, Luego siento sus dedos en mi sexo. Lo toca con una mano y deja la otra en uno de mis senos. Intenta meter uno de sus dedos en mi v****a pero se le hace imposible. —Sí no te mojas, será más duro para ti —advierte haciendo círculos en mi clítoris. —Acaso crees que lo estoy disfrutando —replico. — ¡Cállate!, no provoques que te golpeé de nuevo —me advierte y sigue intentando meter sus dedos en mi v****a. Es tan incómodo sentir su dedos en mi intimidad, lo detesto es un ser repugnante, como es posible que me vaya a pasar esto a mí. Debí quedarme con mi familia, si lo hubiese hecho no estaría aquí, estando a punto de ser violada por un Psicópata asesino pero si no hubiese venido, no conocería a Yuntae, al chico que me hace feliz con tan solo mirarlo, sus ojos, esos bellos oceánicos que penetran cada parte de mi alma, su boca tan provocativa, su cuerpo tan perfecto, todo de él es bellísimo. —No que no, lo estabas disfrutando —inquiere orgulloso, siento mi v****a húmeda y caliente. ¡Mierda y más mierda! Para nada lo estoy disfrutando, estoy siendo violada por un loco, como es posible que mi cuerpo se deje llevar. —Sei un malato e a (Eres un enfermo y un) ¡¡AHH!! —suelto un grito de dolor cuando siento como entra en mí. Su m*****o está adentro de mí, siento como si un montón de cuchillos me desgarran las paredes de la v****a. Entierro las uñas de mi mano libre en su brazo, cuando consigue meter por completo su m*****o acelera el ritmo. Grito y lloro de por el dolor. Le aruño y hago sangre el brazo pero él solo gime esto me hace darme cuenta lo sádico que es este loco. Él aparta mi mano de su hombro y la sujeta contra la cama inmovilizándome por completo. Aumenta la velocidad de sus embestidas tanto que siento que me voy a desmayar. No sé cuánto tiempo arremete ferozmente contra mí hasta que por fin mi agonía se acaba, él sale de mi interior y se corre en mis muslos. Cae rendido sobre mi cuerpo dejándome sin aliento. Quisiera quitármelo de encima pero es tan pesado que me impide respirar. Se incorpora y busca algo en sus pantalones. Mis lágrimas no cesan, mi v****a arde y mi cuerpo no para de temblar.  —Ves esa puerta —inquiere señalando una de las puertas—, es el baño. Límpiate —me ordena liberando mi mano de las esposas. Estoy tan cansada que ni siquiera me atrevo a negarme, además no quiero que me vuelva a tocar. Me levanto y doy un vistazo rápido a la cama, hay una mancha de sangre en ella. La pureza que estuve reteniendo tantos años me ha sido arrebatada. Débilmente camino hacia el baño. —Felicidades, ahora eres una mujer —bufa y no me atrevo a mirarlo, camino semidesnuda y entro rápido para encerrarme. Acaso quiere que le agradezca por arruinarme la vida, si lo que quiero es ahorcarlo.  Observó el baño es igual de feo y sucio que el cuarto pero que estoy diciendo, soy yo la que doy asco en estos momentos, toda empapada de su semen y sudor, además de que mi v****a está botando sangre. En el baño solo hay un inodoro, una pequeña regadera, un murito donde se encuentra un jabón, un cepillo, una toalla y una pasta dental. Solo eso, no hay espejos ni nada que pueda ayudarme a salir de aquí o a matarlo. Me Quito la camisa y abro la regadera. Limpio mi piel aunque mi cabeza no para de reproducir lo que acabo de pasar, mis lágrimas salen por lo impotente y lo débil que me siento ante ésta bestia. Salgo del baño con el temor de verlo ahí acostado sobre la cama esperándome, pero me alivio cuando no lo veo por ningún lado. Noto que la sábana blanca que estaba hace un rato y que contenía mi sangre ya no está, ahora solo la cama está cubierta por un forro n***o. Seguramente él se la llevo. Recojo mi ropa del suelo pero solo encuentro el short, creo que él también se llevó mi ropa interior. Me pongo el short con cuidado por qué me duelen los glúteos. Voy a la puerta y trato de abrirla, sé que no estará abierta sin embargo no pierdo las esperanzas. Regreso a la cama y me arrojo a llorar, Recordando el daño que me acaban de hacer...                            *** Me despierto alarmada y siento como mi trasero duele al instante, Pero lo que más me duele es saber que todo no ha sido un sueño, mi triste realidad cae sobre mi como un balde de agua fría. Como pude quedarme dormida a sabiendas que ese asesino puede entrar en cualquier momento. No sé cuánto tiempo he dormido. Miro la puerta pero ésta continua cerrada. Estoy cansada de dar vueltas y vueltas en este cuarto, quisiera salir corriendo y volver a mi casa junto a mis padres. No tengo ni la más mínima idea de que hora es, en este lugar no entra luz solar debido a que está muy bien sellada. Tengo sed, hambre y mucho miedo. Aunque estoy muy desesperada por el encierro, es mejor a que ese loco regrese y quiera volverme a violar. Creo que pasa una eternidad cuando escucho la cerradura de la puerta abrirse. Me levanto de la cama inmediatamente. Él hombre entra y me arroja de mala manera una botella de agua, la cual atrapó y bebo. —Sabes muy bien que no te lo mereces —inquiere seco. — ¿Por qué? acaso no te gustaron mis gritos de dolor mientras me violabas, ¡Maldito Bastardo! —suelto con los dientes apretados. — ¡Modera tu lenguaje cuando hables conmigo! —espeta y su voz suena muy autoritaria. Suelto una carcajada sin gracia alguna y levanto las manos. —Perdón, es que eso es lo único que despiertas en mí, desprecio y asco —no termino de burlarme cuando él clava sus dedos en mis mejillas, apretando con mucha fuerza y me empuja sobre la cama. Sé que es lo que va a pasar, él va a abusar nuevamente de mí, no quiero verlo disfrutar con mi dolor. Caigo sobre la cama y él me suelta el rostro solo para desamarrar el nudo que le hice a la camisa, para así no tener los senos al descubierto. —Sabes, fui muy delicado contigo porque pude cogerte tan duro que seguramente hubiese destruido tu v****a, pero no, no lo hice por qué pienso seguir disfrutando de tu cuerpo —pues gracias por ser tan considerado conmigo. —Es muy sencillo, yo ordenó y tú obedeces pero por qué nunca dejas de rechistar —suena más molesto que hace un rato —, Es tan difícil para ti obedecerme, ahora eres mía, Yo soy tu dueño ¡me perteneces! —Ti appartengo ¿quando mi hai comprato? ¿dove sono i giornali maledetto bastardo? (Te pertenezco ¿cuándo me compraste? ¿Dónde están los papeles?, maldito cabrón) —suelto firme arqueando una ceja y sosteniendo su mirada, no voy a permitir que me humille.
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