Sin pecado concebido

Zoe Volví a agacharme y mire debajo de mi cama, no puede ser que otra vez se haya metido un animal a mi habitación, pero no, no hay absolutamente nada, ojalá y no sea una rata, Jesús bendito me muero. Puse mi crucifijo junto a la biblia en la mesa de noche y me despoje de mis hábitos, quedando solo ropa interior, estoy tan agotada que por mí dormiría así, llevé mis manos para terminar de despojarme de las últimas prendas que aún tenia. —¡No! No hermana por favor no termine de quitarse la ropa —Moví mi cabeza de lado a lado, ¿acaso es la voz de un hombre?, no, eso no puede ser. —¿Señor Jesús acaso me estás hablando del más allá? —pregunté con miedo. Dije caminando hacia la cruz que está colgada justo en frente de mi cama. —¡Hermana por favor no vaya a gritar!, pero no soy Jesús. —Me giré al escuchar nuevamente la voz del hombre, pero está vez se escuchaba mucho más cerca. —¡Ahhhhh, un ladrón!, ¡un ladrón!, ¡un ladrón! —grité desesperadamente, bueno eso fue hasta que el hombre corrió hacia mi y tapo mi boca. —¡Hermana por favor!, le dije que no gritara, y puede estar tranquila que no soy un ladrón. Ahora bien, voy a quitar mi mano de su boca, por favor no vuelva a gritar. —Asentí con la cabeza, lo único que quería era que ese hombre se quitara de mi lado. —Entonces si no es un ladrón, ¿usted es un violador?, "Dios" ¡Ahhhhh!. —Volví a gritar pues era obvio, estoy prácticamente desnuda y este demonio solo quiere abusar de mi. —¡Hermana por favor! —vociferó y nuevamente tapó mi boca, vaya. —¡Hermana por favor, cálmense!, puede estar tranquila, tampoco soy un violador, además si sigue gritando solo me va a buscar un problema con mi tía —dijo prácticamente susurrando a mi oído, tal vez era el frío, o los nervios, pero sentí como mi cuerpo se estremeció al sentir aquel hombre tan pegado a mi. Nuevamente soltó mi boca, aunque mi mente ahora sí estaba más confusa que nunca, preferí mantener la calma además de tomar rápidamente una sábana y tapar mi cuerpo. —¿Mire señor, no sé quién es usted?, pero si no se va en este momento de mi habitación llamaré a la madre superiora y ella se encargará de entregarlo a la policía —dije firmemente caminando hacia la puerta. —¡No a mi tía no!, si ella se entera me mata, mire le prometo que mañana temprano me voy, pero por favor está noche no puedo salir de aquí. —Abrí mis ojos de par en par, no podía creer que tuviera en frente al mismísimo sobrino de la madre superiora. —¡Zoe!, ¡Zoe! ¿Te encuentras bien? —Los gritos de las hermanas en la puerta hicieron que saliera de mis pensamientos. Mire aquel hombre que pasó de color normal a un blanco, era como si hubiera visto a un fantasma, o el mayor de los casos al mismísimo señor Jesús. Dios estaba en un gran dilema, o gritaba o mejor me mantenía con mi boca cerrada, alce mi mirada nuevamente hacia aquel hombre que me miraba fijamente, sentí como su mirada penetró todo mi cuerpo. Dios perdóname por mentir, solo que la mirada de este hombre me inspira confianza y debemos dar siempre el beneficio de la duda. —¡Si hermana!, estoy bien —dije abriendo la puerta, claro está primero tape bien mi cuerpo. —Hermana, tus gritos eran desgarradores, ¿en verdad estás bien? —dijo sor Juana. Respiré profundo sin saber que está mentira me iba a llevar al mismísimo infierno, o en el peor de los casos iba a condenar a mi alma para siempre. —¡Sí hermana! Estoy bien, solo que un animal volvió a meterse en mi habitación, y no supe si era un mapache, o una rata —dije tratando de que sonara lo más tranquila y segura posible. Pero a quien quería mentir, lo único que quería era que entrarán y sacarán a ese hombre de mi habitación. —¿Un mapache? Hermana aquí no hay mapaches, creo que una rata —hablo Sor Juana. —Si creo que era una rata, pero estoy segura que del grito que pegue debe estar buscando donde esconderse —dije, por lo visto Sor Juana pareció tranquila ante mi respuesta, en fin, cerré la puerta y me encontré con los ojos verdes color esmeralda clavados junto en mi. —¡Gracias hermana!, creí que no iba a librarme de esto, ahora como le puedo agradecer esto que acaba de hacer por mi —dijo mientras caminaba hacia mi, tomó mi mano y miro fijamente a los ojos, por escasos segundos me perdí en su mirada, así que negué rápidamente. —Con que salga en este momento de mis aposentos es suficiente —dije. —Lo siento hermana, pero me temo que debo pasar esta noche con usted —¡Qué! ¿Acaso está usted loco? —Hay señor, yo sé que tú eres pura misericordia, pero estás metiendo al demonio en mi habitación. —No grité hermana, por favor, puede estar tranquila yo dormiré en el piso, créame que si pudiera irme lo haría, pero mi vida corre peligro. —"Hay, no padre santísimo”, tampoco quiero llevar a cuestas la vida de ese hombre. —Está bien, pero dormirá junto a la puerta, ah, y no quiero que me vuelva a dirigir la palabra, y mañana a primera hora se va —dije firmemente, mientras caminaba hacia el baño. De algo si estaba segura y era que no quería salir de el lo que quedaba de la noche. Moví mis manos con gran desesperación, Por dios el calor es bastante abrumador, y que decir no podía pegar el ojo de solo ver a un hombre metido en mi habitación, se que es por una buena causa, pero Dios apiádate de mi y de mi alma. Lo que sí estoy segura es que debo rezar 50 padres nuestros o de seguro y me voy a hundir en el infierno. Solo espero que mañana todo esto termine y yo pueda seguir como si nada hubiera pasado..