Ángela
18cm, eso es lo que medía.
¡LO QUE MEDÍA CADA COLMILLO!
Lo que tenía frente a mí no era un lobo normal, era gigante, el triple del tamaño de un lobo, pero era hermoso, su pelaje de color caramelo y sus ojos, ¡OH sus ojos! Uno dorado y otro azul, pero su belleza no me quitaba el miedo que sentía al tenerlo en frente, gruñendo y a punto de convertirme en su almuerzo.
Un momento …
« Los lobos están asesinando las cosas esas y … ¿Defendiendo a las personas? »
—¿Qué eres? —un sonido entre voz masculina y gruñido que se instala en mi cabeza me hace jadear y temblar más, moriré, pero moriré loca, genial.
El lobo da un paso hacia mí con un deje de dignidad y yo no la pienso dos veces, tomo la mitad de la lanza que éste partió al derribar al monstruo y le doy con todas mis fuerzas en la cabeza del can que tengo al frente, y paso lo que no pensé que pasaría, la lanza se quebró como si fuera una pajita y su cabeza no se movió ni un centímetro.
El lobo solo cerró su hocico, y me miró como si yo no tuviese cerebro.
« Bueno al menos dejó de gruñir ».
Así que me di la vuelta y corrí, saltando sobre cuerpos humano y no humanos, evitando pisar charcos de sangre que se mezclaban con líquido n***o, pasando entre lobos que me abrían espacio y camino, no voltee a mirar hacia atrás, me importaba un culo si el lobo gigante creía que no tenía cerebro, tenía que aprovechar la oportunidad de salir de la estación de tren, no me había puesto a pensar como estaba afuera, si era un caos en una pequeña estación no quería imaginar el exterior, pero ... Estaba todo normal exceptuando por las patrullas de los policías que no dejaban ingresar a nadie, al salir tuve que parpadear varias veces para acostumbrarme a luz del día, las personas me miraban con asco, y con obvia razón, tenía mi cabello mojado por la nieve, el cuerpo pegajoso por el sudor, mi ropa llena de líquido n***o que olía más asqueroso que la basura, mis jeans rotos en las rodillas y estás raspadas por las caídas, sí, parecía una vagabunda y loca por mi respiración acelerada.
Solo pude mirar a la multitud que rodeaba la entrada, las personas estaban susurrando y preguntando a la policía que estaba pasando, en eso se me acerca un agente con paso firme.
—¿Qué eres?
—¿Qué? —respondí con mi respiración un poco más controlada —Escúcheme tiene que llamar a control animal, ahí adentro hay unas cosas muy feas que están peleando con lobos y hay personas muriendo y está cayendo nieve y hay huecos en el piso donde salen esas cosas feas y hay sangre y … —digo todo sin detenerme a respirar pero el oficial me interrumpe.
—¡Cálmese señorita! Respire, no se preocupe la llevaremos al hospital para que la revisen.
—¡NO, ESCÚCHEME! Tienen que entrar y salvar a las personas que aún estén vivas.
—Señorita baje la voz. Usted se calló en un aceite n***o y se golpeó la cabeza, solo alucino ¿Me entendió?
—¿Alucine? Yo sé lo que vi, créame por favor, no es tarde para salvarlos.
Pero el oficial lo único que hace es tomarme del brazo con fuerza mientras me arrastra a la patrulla, cuando estoy a punto de gritar que me suelten una voz potente resuena en todo el lugar.
—¡SUÉLTELA ella es MÍA! —de inmediato como si fuese un robot el oficial me suelta y al girarme me encuentro con un hombre, no, un hombresote parecido a Henry Cavill pero con un par de ojos que me dejan sin aliento, uno dorado y otro azul que automáticamente me recuerda al lobo.
Quiero gritar para que entren a ayudar pero no puedo, es como si esos ojos me hubiesen hipnotizado, el hombre con sus 1.85 de estatura me hace ver un chichón de piso con mis 1.60. Él solo demuestra elegancia, poder, masculinidad y deseo con ese porte y sin despegar sus ojos de los míos camina hacia mí mientras informa con una voz ronca y sexy.
—No se preocupe oficial, yo la llevaré al hospital. En cuento al llamado todo está solucionado, puede dejar pasar a las personas para que no lleguen tarde a sus asuntos.
Espere … ¿Qué?
No pueden dejarlos pasar.
¿Por qué no puedo hablar y dejar de mirar esos ojos?
Mientras estoy debatiendo mentalmente no me doy cuenta de que estoy dentro de un auto hasta que cierran la puerta del copiloto y veo como el hermoso hombre rodea el auto y entra en él.
—Espere, hay que regresar, algo está pasando en la estación, ¿Por qué nadie me escucha?
—¿Qué eres?
—¡¿Pero qué putas le pasa a la gente hoy que solo me preguntan eso?! —estoy empezando a enojarme y no entiendo nada, solo veo que el hombre suspira mientras quita su mirada de mí y empieza a encender el auto.
—Lo que pasó en la estación no se lo puedes decir a nadie.
—¿Qué?
—Te llevaré a mi casa para que te duches y te quitas ese horrible olor que me irrita la nariz, aparte quiero sentir tu verdadera esencia.
—No iré con usted a ningún lado, no lo conozco, ¡Pare el coche YA!
—No, y no me grite, fui yo quien la salvó, lo menos que puede hacer es ser obediente, póngase el cinturón —me dice de una forma demandante que solo alimenta mi furia.
—Si no detiene el auto ahora me voy a lanzar —amenazo con los dientes apretados.
Nunca me he lanzado de un auto pero siempre está la primera vez ¿No?
A lo que él solo suspira, detiene el auto y cuando estoy a punto de bajar lo escucho susurrar.
—Lo siento —y noto como es golpeada mi nuca, justo en el punto de presión que hace que me desmaye y volver todo n***o.