Cuando el efecto del orgasmo pasa recuerdo que no vine sola y que Hiten debe estar esperándome. Ambos nos levantamos y nos colocamos la ropa con ganas de estar desnudos explorando la piel del otro sin restricciones. Suspiro y miro el cuello de Sesshomaru. Mejor no le digo que justo ahora tiene una marca que a cada minuto adquiere un color más morado. Cuando estoy lista ambos caminamos fuera de la habitación. Lo miro de reojo y él me guiña un ojo. Muerdo mis labios. Esta noche Sesshomaru debe dejarme muy saciada de él. No pienso darle tregua. No cuando ya tuvimos mucho tiempo separados. Al volver a la fiesta Hiten se acerca con una sonrisa en los labios mirando a Sesshomaru quien sujeta mi cintura en señal de posesión. Ruedo los ojos ya que él no deberá preocuparse nunca por lo que Hiten

