Al llegar a la universidad, August busca donde estacionar su auto, a esta hora de la mañana ya la mayoría de los estudiantes han llegado por lo tanto es casi que imposible buscar un lugar libre.
Al bajarnos todos comenzamos a caminar hacia la entrada de la uni quedando yo en el medio de ambos chicos, puedo sentir las miradas de las chicas en mi y eso hace que me remueva un poco incómoda y baje un poco la mira.
-Te avergüenza que te vean con nosotros - esa es la voz de August.
-No yo.... Eh... Ah es que - carraspeo - no me gusta ser el centro de atención y pues ustedes ahorita son el bum y eso me hace sentir un poco incómoda - le sonrió apena.
-Vale no pasa nada tranquila - pasa un brazo por mis hombros, lo miro sorprendida por su acción pero no digo nada.
Los tres seguimos caminando hasta que algo hace que nos detengamos a mitad del pasillo o bueno más bien alguien.
Hay una pancarta gigante, está tiene la foto del director pero no es cualquier foto son una muy comprometedoras y son con diferentes chicas que aunque no se les ve el rostro se nota que son mucho menores que él. Todos estamos impresionados la mayoría de los estudiantes están tomando fotos en sus teléfonos y hablando entre ellos, el Director Howards es un hombre muy respetado en este pueblo y que alguien allá sacado este tipo de cosas lo pone en una posición muy delicada.
Lo vemos abrirse paso entre los estudiantes, su cara está pálida y un poco sudoroso las chicas lo miran con un poco de miedo y no entiendo porque o bueno tal vez ahora sí, uno de los chicos que van pasando me entrega una hoja.
"Tal parece que nuestro correcto y disciplinado director Howards, no es lo que todos creemos.
Cómo podemos ver en esa foto, nuestro querido director tiene unos gusto muchos más interesantes, le gustan las chicas mucho más jóvenes que él incluso más que su esposa, pobre mujer creyendo que realmente su esposo es perfecto y Digno de respeto. Cuando tiene un oscuro secreto como todos aquí en este pueblo, dónde quieren hacernos creer que tienen la vida perfecta y no un pasado oscuro, con fetiches y con grandes mentiras.
Pero eso se acabó, no se sorprendan si unos de ustedes son los próximos en tener sus secretos a la luz, el pueblo de wisconsin merece saber lo que realmente esconden sus habitantes.
Es hora de que los Octavos hagan su trabajo".
Frunzo el ceño esto están raro, en los años que llevo viviendo con mi madre en este pueblo nunca nada de esto había pasado. Al contrario las personas siempre han Sido tan amables que me cuesta un poco creer que el Director Howards haga ese tipo de cosas, aunque bueno nadie dice que no puedan hacerlos todos aquí siempre tratan de mantener su vida lo más privada posible, pero es muy difícil tomando en cuenta que es un pueblo pequeño y todos se conocen entre todos.
El director llega hasta donde se encuentra la pancarta y la comienza a arrancar del lugar sin prestar atención a los comentarios de los estudiantes a su alrededor.
— Todos a sus clases,¡Ahora! — su grito resuena por todo el pasillo.
Todos comienzan a moverse como hormigas tropezando unos con otros, los chicos y yo nos hacemos a un lado de los casilleros y vemos cómo todos despejan el pasillo, estoy impresionada con todo lo que ha pasado en la mañana.
El director está sudando como un puerco, mi cara se arruga de asco ya no podré verlo de la misma manera.
—Venga preciosa vamos — siento un apretón en mi hombro por August.
Nos dirigimos al salón de matemáticas, y enseguida nuestro profesor comienza con la clase, sin hacer mención alguna con lo ocurrido hace un momento. Lo que me deja aún más pensativa es ¿quienes son los Octavos? y ¿porque están aquí?, ¿Qué ganan ellos haciendo todo ésto?.
No sé porque creo que luego de todo esto el pueblo no será el mismo, estás personas que han hecho esto no se quedarán tranquilas hasta desenmascarar a todos.
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Al terminar de clases, comienzo a guardar mis cosas una por una tomándome toda la paciencia del mundo, mi mejor amiga Brinna llega a mi lado comenzando a parlotear de lo ocurrido en la mañana con el director, al terminar tomo mi mochila y enrrolla su brazo con el mío saliendo ambas del salón, vemos que en la cartelera de información hay un grupo de chicos riendo y con su celular a la mano, mientras siguen llegando más personas. Ambas nos miramos confundídas y nos encaminamos hasta el lugar.
Creo que casi me da un ataque al ver las fotos pegadas en el cuadro, son más fotos del director y no solo eso en estas se muestran las caras de las chicas y son estudiantes de esta universidad, estudio las fotos detenidamente y en cada una de ellas distintas chicas salen amarradas a grilletes en forma de equis, otras con fustas de cueros siendo azotadas y otras haciéndole sexo oral al director.... ¡j***r! Este hombre es un asco, pobre de su mujer si no sabe la clase de hombre con el que está.
Todos se giran dejando de ver las fotos para observar a un grupo de cinco chicas, giro de nuevo la cara hacia las fotos y me doy cuenta que son las misma.
O por Dios.
Las pobres vienen más rojas que nunca, los chicos comienzan a decirles cosas tan horribles que una de ella comienza a llorar y sale corriendo sin esperar a las demás. No digo que lo que hicieron está bien tampoco sabemos si lo hicieron por voluntad o el Director Howards las obligó, creo que ya tienen suficiente como para sumarle esas palabras tan horribles que le dicen.
Observó al chico sin expresión en una esquina de los casilleros con su manos cruzadas al pecho, ambos nos observamos fijamente siento una corriente pasar por todo mi cuerpo y una advertencia brilla en Luz roja en mi cabeza diciendome que debo alejarme de él pero ¿Por qué?, ¿Tendrá algo que ver con lo ocurrido?.
No.
niego con la cabeza sin dejar de observarlos causando que frunza el ceño en mi dirección, digo ellos vienen llegado no conocen a nadie en este lugar, ¿como podrían saber los secretos de las personas?. Creo que me estoy volviendo paranoica y haciéndome ideas tontas en la cabeza.
Tomo a Brinna de la mano, y la arrastro a fuera del lugar. Ambas comenzamos a caminar por la acera de la calle, hablamos sobre lo que hizo para que su padre le quitará las llaves del auto. Y bueno no me sorprende para nada que lo que haya pasado tenga que ver con sexo y es que bueno mi querida amiga aprovecho que sus padres no iban a estar en casa para llevar a un chico, y pues pasa que llegaron antes de la hora acordada y la encontraron en pleno acto, juro que yo en su lugar estuviera muerta de vergüenza y sin poder verlos a la cara pero no ella está de lo más normal y se que también lo hace para molestarlos.
Un auto se detiene a nuestro lado, lo reconozco de inmediato como el de August, la tomo del codo antes de que diga algo y comienzo a caminar más rápido escuchando sus quejas y el auto seguirnos.
—Hey Rony — freno de golpe.
No hay escapatoria.
—August, que tal? — sonrió falsamente —¿ necesitas algo?.
—He no, solo que la vimos salir de la universidad apresuradas — señala a su amigo que como siempre nos observa sin ningún sentimiento— y pues les vendría bien un aventón.
—Si
—No — respondo al mismo tiempo que Brinna, y quiero matarla. — Digo no creo que sea necesario ya mucho hicieron está mañana trayendome — observó a su amigo — no quiero seguir molestando.
Sin dejarlo responder, me doy la media vuelta y comienzo a caminar, pero Brinna no lo hace al contrario ya está subiendo a la parte de atrás del auto.
Bufo frustrada, vaya para amigas así quien necesita enemigas. Rendida me regreso observando la sonrisa victoriosa de August me subo quitando mi mochila de mi espalda para luego cerrar la puerta.
—¿Donde que el que debo mantenerme alejada August? —pregunto un poco borde.
—No lo sé — se encoje de hombros — se puede decir que me caes muy bien, solo eso — sonríe mirándome por el retrovisor.
No digo nada más solo me limito a observar por la ventana, y a escuchar a Brinna tener una conversación con los chicos. Al girar a la calle donde queda mi casa tomo mi mochila en la mano preparada para bajarme apenas el auto se detenga pero creo que falló en el intento.
—hey rubia — miro extrañada al amigo de August. —¿podemos hablar un momento?.
—He claro —brinna me mira subiendo si pulgar con una sonrisa más grande que el gato de Alicia en el país de las maravillas.
— sígueme.
Lo veo alejarse del auto para abrir la puerta de su casa mientras veo que Brinna y August se quedan afuera de el charlando, este último me mira guiñando un ojo.
Me adentro al lugar observando los pequeños cuadros que adornan las paredes con paisajes, los muebles son negros junto a una mesita ratonera negra, en el centro de esta tiene una especie de bandeja blanca donde hay una planta y un jarrón de adorno, al levantar la mirada me encuentro con una puerta que da supongo a la cocina, y aún lado las escaleras en forma de caracol, en la pared izquierda hay una pequeña chimenea y arriba un televisor plasma. Dejo de mirar a mi alrededor al percatarme de la mirada del chico en frente de mi.
— Hermosa cierto — veo un astibo de sonrisa que no dura ni un segundo.
—Si es muy sencilla pero hermosa — sonrió pasando un mechón de mi cabello detrás de mi oreja, observa el movimiento.— que quieres hablar conmigo?.
— Al grano he — lleva una mano a su mentón — de hecho no tengo nada que hablar contigo — lo miro confundida.
— Entonces pa..... — me interrumpe
— solo quería ver a mi vecina un poco más de cerca — Enarco una ceja.
— eso es un poco extraño sabes? — le hago saber — primero no se tu nombre, segundo... — me vuelve a interrumpir.
— pues bien si el nombre es el problema pues, mucho gusto me llamo Liam — extiende su mano.
La acepto dudosa, sin dejar de observar el más mínimo detalle de su rostro, me parece ver un brillo en su mirada pero es casi imposible confirmar algo cuando no lo demuestra.
—Pues bien ya me vistes, así que Adiós — suelto su mano de golpe, dando media vuelta para salir de la casa.
Siento su mano tomar mi codo y darme la vuelta haciendo que mis pechos toquen el suyo y maldiga en un susurró por el dolor, levanto la mirada encontrándome con la suya estudiando mi rostro detenidamente, intento pensar algo coherente que decir pero su mirada es tan intensa que no se me ocurre nada, se acerca tanto a mi que siento su aliento rozar mis labios, su mano libre se dirige a mi cintura en una leve caricia.
—Q-que H-haces — tartamudeo — suéltame. — me remueva tratando de soltarme pero me aprieta aún más a él.
— Calma fiera.
— Que carajos te pasa idiota — Gruño molesta — Quien te crees que eres para tocarme de esa forma, suéltame — golpeó su pecho con mi puño pero no lo muevo ni un poco.
— Lo haré, pero ten en cuenta que estaré muy cerca de tí, y no me refiero a vivir al lado— toca mi barbilla — así que no te descuides.
Me suelta dejándome aturdida por lo que ha dicho y alejándose unos cuantos pasos, trato de no pensar en lo que quiso decir con eso y me doy la vuelta saliendo disparada del lugar, y mucho menos me detengo ante el llamado de August y Brinna, abro la puerta de mi casa y corro a mi habitación sin ver si mi madre está o no.
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