Se me hace tarde para ir a la universidad, pero tengo que llevar a mis hermanas a la escuela.
—Dalia, anda a la universidad yo me encargo de Vanesa y de Sofia — me dijo Martha
—Yo las llevare, apúrense — dije mientras recojo mis cosas
—Estoy lista — me dijo Sofia con sus coletas desordenadas
—Princesa, déjame que te ayude con las coletas — le dije amistosa
—Okey — respondió ella
15 minutos fue lo que tardamos en salir de casa...
—Se van directamente a casa por favor — les dije a mis hermanas
—Si ya lo sabemos Dalia — contesto Martha
—Las amo—les dije abrazándolas a las tres.
Me voy a la parada de bus y tomo mi carro para irme a la universidad
Subo al carro y me siento en la parte de atrás, no puedo dejar de pensar en mi padre, ¿que estará haciendo en este momento?, ¿otra vez estará borracho?,¿se habrá metido en otra pelea?, desde que mi madre murió, mi vida ya no ha sido la misma, siempre tengo que cuidar a mis hermanas, trabajar, y no solo con eso, tengo que sacar a mi padre cada vez que se mete en problemas, solo quisiera un día de paz, de tranquilidad, no lo pido sola, pero si quiero salir al parque con mi padre con mis hermanas y que por un día nos olvidemos que nuestra vida está hecha mierda.
Llego a mi paradero y me obligo a bajar para no llegar tarde.
Amo poder estar en esta universidad, gracias a mis esfuerzos he podido ser becada y así no tener que pagar nada.
Siempre me he esforzado mucho en la escuela y gracias a ello también fui becada toda mi primaria y secundaria.
No me considero una nerd, porque cuando me quiero divertir me divierto bastante, solo que me gusta estudiar.
Vivo en Perú, en la capital y actualmente estoy estudiando en la universidad católica, es una de las mejores aquí en mi país y tiene muchos convenios con otros países, mi sueño es poder irme a estudiar a Francia o España.
Este es mi primer día de universidad y no puedo evitar sentirme nerviosa, los pelos se me ponen de punta al ver a la gente de aquí, está más que claro que yo no pertenezco a este sitio.
—¿Qué se te olvido estregarle a tu jefa? — escuchaba entre risas a un chico
Nunca me he quedado callada ante nada ni nadie y esta vez no será la excepción
—Tranquilo cariño, no creo que tus neuronas quieran regresar a tu estúpida cabeza — le dije
El tipo se ha puesto rojo, no sé si de la cólera o de la vergüenza, pero realmente no me interesa saberlo.
Me dirijo a secretaria para poder revisar mi horario y saber dónde queda mi salón.
—Buen día — saludo
—Buen día, ¿en qué puedo ayudarte? — respondió amablemente la secretaria
—Quisiera pedir mi horario de clases por favor — le dije
—Si, dime tu nombre y tu número de DNI — dijo ella
Le di mis datos correspondientes y ella me entrego mi horario
Medite unos segundos para poder leerlo y así lo hice, siempre he querido ser ingeniera civil, desde que mi madre me dijo que ella no pudo culminar sus estudios porque salió embarazada yo me he obsesionado con la idea de ser ingeniera civil.
Mi primera clase es de Matemática I y ahí es donde me voy a dirigir.
Esta facultad es muy grande y yo estoy completamente perdida y no quiero preguntarle a ningún niño fresa donde es el salón...
—¿Estas perdida? — me dice un chico alto, moreno, ojos azules, cabello castaño, con un cuerpo hecho por los dioses, me atrevo a decir que se parece a Pepe Barroso.
—Yo...este...— no sé qué me sucede, no puedo contestar a su simple pregunta
—Tranquila, me llamo Francisco —dice el chico
Lo que me faltaba...a los Francisco también se les dice Pepe...mejor me concentro en responderle.
—Soy Dalia, y si, si estoy perdida — le dije por fin
—¿A qué salón vas? — me pregunto él
—Al salón 206, pero no tengo la menor idea de donde se encuentra — le digo
—Está a la vuelta — me dice Francisco
—Gracias—digo y me dispongo a irme
—Podemos ir juntos si gustas porque yo también voy a ese salón — me dice con una sonrisa que enamora
Solo doy un leve asentimiento con la cabeza y así es como caminamos hasta el salón.
Llegamos al salón de clases y Francisco se va y saluda a unos chicos.
Lo que me faltaba, que el chico que me fastidio hace un rato este en este salón.
—¿No me digan que la paisanita esta en este salón? —dijo el chico detestable
—Pues para tu mala suerte estoy en tu salón, anda quéjate con tu papi y dile que te cambie—le dije con una voz aniñada
—No vas a durar mucho en esta universidad, entiende que este no es sitio de nacos como tu — me dijo este sujeto
Los niños que tienen dinero me dan demasiada risa, hay veces que se creen estadounidenses, otros españoles, mexicanos, pero nunca dicen las palabras como son.
Estoy acostumbrada a este trato por parte de los riquillos, sus comentarios no me hacen ni más ni menos, yo soy quien soy gracias a mis esfuerzos y el cariño de la gente que me quiere, no por lo que digan los demás.
Nunca voy a dejar que los demás me humillen solo por no tener suficiente dinero para pagar la pensión todos los meses, me siento orgullosa que estoy estudiando lo que me gusta gratis, prefiero ser una persona humilde y de bajos recursos económicos que una niña fresa que se cree la última chupada del mango.
—Buen día chicos, soy Álvaro de la Fuente, su docente de Mate I — dijo el profesor.
Si los ángeles estuvieran en la Tierra, este profesor serio uno de ellos.
—Quiero conocerlos a todos, así que preséntense — dijo el profesor con el tono de voz más sexy que haya escuchado.
—Hola, me llamo Jacob Engel, tengo descendencia alemana, espero que con casi todos—dijo mirándome a mí—me pueda llevar bien
No soporto a los que se creen superiores a los demás y por lo visto tendré que aguantar a este tal Jacob hasta que se canse de estudiar y le diga a su papi que prefiere manejar las empresas de una buena vez.
La mayoría del salón ya se presentaron y ahora es mi turno.
—Buen día a todos, me llamo Dalia Smith, tengo 17 años y espero que este año sea beneficioso—dije
Gracias a Dios nadie hizo un comentario porque ya estoy harta de sus comentarios hacia mi persona.
La clase de matemáticas se ha pasado rápido, solo faltan unos pocos minutos para que sea el cambio de docente.
—Chicos, quiero que para la próxima semana tengan listo todos los recursos que les he pedido hoy—dijo el profesor
—Profesor, estamos en la universidad no en el kínder, esas cosas que está pidiendo son pura basura—dijo Jacob y todos en el salón a excepción de mi se rieron.
El profesor de lo que es blanco se acaba de poner rojo, pobrecillo, le espera un largo año al igual que a mí.