―¿Cómo?―preguntó el viejo Abraham sorprendido. ―Si abuelo… Archibald y yo nos enamoramos. Pienso que él es el mejor hombre de este mundo y bueno… producto de ese amor que los dos tenemos a escondidas de mi hermana que no lo valora… ahora estoy embarazada. Voy a.… tener un hijo de Archibald. En ese instante, el abuelo Lancaster abrió sus ojos de par en par, la sorpresa dibujándose en sus facciones curtidas. Negó con la cabeza lentamente, como si no diera crédito a lo que escuchaba. —¿Cómo? ¿Estás embarazada de Archibald? Jade sacó un pañuelo de encaje de su pequeña cartera y, fingiendo tristeza y vergüenza, escondió su rostro entre sus manos. Su voz salió amortiguada, cargada de aparente arrepentimiento: —Sí, abuelito, pero... no se preocupe, sé que se formaría un gran escándalo y que

