Nunca fui fanática del fin de semana ¿Por qué? Simplemente que para mi significaban mas problemas... tenía que pasar dos días enteros metida en mi casa aguantando las peleas de mis padres. Era horrible.
La campana suena indicando que ha acabado la clase. Todos toman sus cosas y sin mas salen corriendo a la salida. Yo por mi lado no me quedo atrás y sin mas salgo de la clase con mis libros en las manos. El pasillo largo a cada segundo que pasa se vuelve cada vez mas angosto debido a todas las personas que salen de todas las clases, entre empujones y demás llego a la salida.
Aferro mis libros mas a mi para empezar a correr como si mi vida dependiera de ello gracias a que tengo que llegar lo mas rápido que puedo para poder llegar a mi casa en la madrugada. Corro por todo el campus sin importarme que la gente me mire como si estuviera completamente loca, el viento choca contra mi rostro haciendo que todo mi cabello se despeine y se trate de mover al compas del viento.
Una vez que veo las gradas para subir a la fraternidad -bueno así yo le digo – suelto un suspiro. Me acomodo el cabello y empiezo a subir las gradas lo mas rápido que puedo. Dejo mis cosas en mi cama y saco una pequeña mochila que guarde en mi mochila. Meto toda la ropa sucia y junto con ella la sudadera que Zayn me presto, la tomo entre mis manos y el material aunque han pasado algunos días huele aún a él, a pesar que ha estado en mi cuerpo su sudadera huele exactamente igual a él. Tomo algunos libros que saque de la biblioteca y los meto en la mochila. Acomodo mi cama y le doy una ultima mirada a la estancia antes de salir de ella.
Mi cuerpo entero se erizo, mis manos se aferraron al material de mi sudadera haciendo que mis nudillos se vuelvan blancos, mis mejillas se sonrojaron, levante la mirada y si, tal y como lo había predicho ahí se encontraba parado Zayn mirándome fijamente. Su vista se dirigió hacia la mochila que tenía en la espalda.
-¿A dónde vas? – preguntó mirándome fijamente. Trate de sonar relajada, me encogí de hombros como si fuera la cosa mas normal del mundo - ¿no me digas que no vas a estar este fin de semana? –
Asentí con la cabeza.
-¿estas segura de eso? ¿piensas perdértelo? – pregunto.
- ¿Qué? – articule impaciente, el tiempo se estaba pasando.
-habra una fiesta mañana, en la fraternidad de al lado, es una de las grandes ¿no me digas que no vas a ir? –
- no... tengo pase – trate de sonar lo mas casual. En realidad, nunca había ido a una fiesta universitaria y tampoco quería que sea esta mi primera vez.
Zayn rio.
-no lo necesitas – me encogí de hombros para luego decir: - tengo que ir a casa... es importante –
- bueno... nos vemos el ¿lunes? – dijo con un poco de decepción.
- domingo, el domingo vuelvo – asentido. Me acerque y le di un beso en la mejilla para luego salir disparada por la puerta para comprar el dichoso boleto que me llevara a mi casa.
P.O.V. Zayn
Verla alejarse por el pasillo hizo que todo en mi tambaleara ¿Por qué? Pues simplemente no lo sé, la había conocido hace menos de una semana y sentía que ya era que tenía una vida con ella ¿es eso lógico? Pues creo que no lo es, pero para mí si lo es.
Me dirigí a la ventana para poder verla una última vez más. Allí se encontraba con la mochila en sus hombros mientras corría a toda prisa para poder llegar a quien sabe dónde. Corrió por todo el campus hasta llegar a las gradas cercanas de allí donde la perdí de vista. Me senté en la cama, todo se encontraba en silencio, ahora todo había vuelto a ser como antes.
Sin pensarlo demasiado saque de uno de mis bolsillos la cajetilla que tenía en mis pantalones, saque el encendedor y sin más lo prendí. No me importo demasiado estar en una habitación cerrada, en realidad, no me importo nada, me dio igual que alguna persona se encontrará allí, total, era normal que esta habitación oliera a alcohol o cigarrillos.
Saque mi celular y empecé a revisar mis r************* , en realidad, no había mucho que ver o mejor dicho nada que me interesase demasiado porque la gran mayoría de amigos que tenia se dedicaba a perderse. Revisé mis contactos con la esperanza de encontrar alguna persona que me interesase, pero no encontré nada. Tire mi celular a la vez que votaba el cigarrillo por la ventana, claro que viendo quien se encontraba en el camino. Me coloque boca debajo de mi cama y trate de relajarme, claro, que aunque sabía que era casi imposible igual lo hacía, sabía que jamás podría volver a relajarme, sabía que nunca podría volver a cerrar los ojos y soñarme algo que no sean las putas pesadillas que tenía todos los días, pero no me importaba, mi vida estaba jodida ¿Qué pasaba si la jodia mas? Pues no creo que haya diferencia.
Fue cuestión de minutos hasta que quede completamente dormido.
Aquel olor ya se me había hecho completamente familiar. Lo mismo todos los días. Me acerque a recepción, era la misma pesada chica que se encontraba todos los días en recepción. Al verme sonrió de lado, hice lo mismo. Era completamente insoportable, pero a pesar de ello era la que mejor hacia su trabajo y me dejaba pasar cada vez que quería.
La salude con la cabeza cuando pase al lado suyo, no dijo nada, tampoco lo hice tan solo me importaba hacer una sola cosa. Los pasillos se encontraban con personas que ya conocía de maravilla, en la sala uno se encontraba una señora que había perdido la pierna por diabetes y se le había complicado, sus familiares siempre venían a visitarla, en la segunda sala se encontraba un niño que se encontraba con Leucemia, su madre venia todos los días y lloraba como si su vida dependiera de ello, no la culpo, también lo hago y eso que ella no es más que mi novia. En la sala tres se encuentra vacía al igual que la cinco gracias a que aquellas dos personas que se encontraban con cáncer murieron hace poco, me olvidaba, en la sala cuatro se encuentra a la única persona que vengo todos los días a ver.
Entre, todo se encontraba desierto, sus padres al verme me sonrieron débilmente y salieron de la habitación. Una vez que nos encontramos solos me acerque y me sente en el asiento mas cercano. Como lo hacia desde hace meses, tome su mano entre mis manos y la entrelace con la mia. Sus manos estaban completamente heladas, súper heladas, no me intereso, solo continue esperando a que ella despertara, siempre lo hacía cuando yo estaba, ella decía que no le apetecía hablar con sus padres y que guardaba todas sus energías cuando yo llegaba.
Ella no era tonta, claro que no lo era, ella sabía a la perfección lo que le estaba sucediendo, sabía que muy pronto ella se iría, nos dejaría a todos por una vida mejor. No la culpaba, en realidad, de alguna manera me culpaba a mi. Ella padecía de un cáncer muy poco común en las personas de su edad, en serio, uno que casi ninguna de las mujeres de su edad padecía: cáncer al cuello uterino, era joven, según muchas personas eso sucede cuando ya son mayores, pero en ella sucedió justamente lo contrario. No le tomaron atención y es por eso que nos encontrábamos en esa situación: contando la cuenta regresiva.
-¿estás bien? – pregunte tratando de hacer sonreír al ver que no despertaba. Sentí un leve apretón en mi mano. – ¿Qué tratas de hacer? -
Una risilla nerviosa se escapo de sus labios.
Abrió sus ojos y su mirada se conectó con la mía. – ¿puedes cantar para mi? Please.(se supone que tiene que ser en español, porque la historia se desarrolla en EE . UU. Y ella es latina, pero no creo que entenderíamos asi que... lo dejare asi 7u7) – hablo en su lengua natal, la mire un poco extrañado. Había aprendido poco de español, pero igual trate de sonreír.
-¿que quieres que cante? – pregunté acercándome a ella.
- nuestra canción... – dijo sonriendo.
- solo quiero que me beses y me digas que también tus sientes lo mismo que no sabes que te pasa, pero yase te metió en el alma tu amigo... mi princesa, mi locura, mi mundo, mi refugio, lo que anhelo en mi mundo tu eres... solo falta que te quedes conmigo por siempre... - no termine de cantar la canción debido a que las lágrimas se aglomeraban en mis ojos. Baje la mirada a nuestros dedos entrelazados, sentí una punzada en mi corazón ¿Cuánto tiempo más podría tenerla así? ¿Cuánto tiempo faltaba para que todo... acabara?
Los doctores decían que no había muchas esperanzas que ella sobreviviera, o bueno, en realidad, ya nos habían dicho que le quedaba poco tiempo en este mundo, tal vez años, meses, días, horas, minutos... no se sabía. Las constantes decaídas que ella tenía hacían que todos perdamos las esperanzas.
Volví a levantar la mirada. Allí se encontraba ella mirándome fijamente, en estos últimos meses había cambiado demasiado, ya no era la chica que usaba vestidos con mucho color, en su lugar había quedado aquella delgada y pálida chica que tenía que respirar con ayuda de una máquina. Me levante y acerque mis labios a los de ella. - ¿Qué haces? – pregunto con un hilo de voz, en ello, no había cambiado nada seguía poniéndola igual de nerviosa.
La máquina que controlaba su ritmo cardiaco se aceleró. Sonreí de lado.
-¿Qué crees? – dije depositando un corto beso en sus labios. No podía hacer que dure demasiado gracias a que le quitaba el aire y tal vez podía contagiarle de algo. Me aleje de ella, mire sus ojos cerrados, me asuste, pero mi calma volvió al ver que ella sonrió.
- te amo, no sabes cuánto te amo – de un momento a otro ella cerro los ojos, la máquina que controlaba su ritmo cardiaco se volvió en un pitido uniforme, su mano dejo de hacer presión con la mía y el poco calor que emanaba se extinguió al igual que una parte de mi...
De un salto me levante de la cama. Mi respiración se encontraba acelerada, me lleve una mano al pecho y trate de concentrarme para regular mi respiración que se encontraba pesada, tenia una fina capa se sudor recorriendo mi frente.
Busque mi celular y mire la hora, era de madrugada exactamente las cinco. Levante la mirada, ya era de día o bueno, el sol ya estaba saliendo. Guarde mi celular en mi bolsillo posterior de mi pantalón y sin mas me coloque la sudadera que estaba al pie de mi cama y salí a correr.
Necesitaba relajarme.