Respire hondo.
Llamarme dramática, llamarme llorona pero que venga un hombre a decirme cual es mi belleza no es algo que me guste, es algo demasiado horrible, es como si nos dieran una patada en el estomago, las mujeres somos más que físico, tenemos muchas cosas hermosas, muchos puntos buenos que quizás no se valoran o se ridiculizan porque solo ven nuestro físico ¿De que me sirve que piensen que tengo una cara bonita? ¿De que? Eso no me va dar dinero ni puntos en las notas, es solo una maldita opinión de mierda que no sirve para nada, ni para lavarme los mocos.
Entre en clase de historia donde Finn estaba con Andrea sentada en sus piernas, no me molestaba, se que podía ser yo pero me lo había buscado yo con todas las consecuencias al ser una maldita idiota que no pienso antes de actuar, he jugado con él y merezco todo su odio.
Respire hondo, creo que por decima vez hoy y me acerque a Finn.
—Hola—le salude.
Me ignoro, ni siquiera me miro, me lo merecía, no lo voy a negar.
—Como no has respondido mis correos, he hecho yo el trabajo de historia—le comente.
Me pase todo el viernes enviándole mil correos explicándole todo lo que paso, todo lo que sentía, todo pero obviamente no respondió ninguno, en ningún momento me plantee que lo hiciera.
—He estado demasiado ocupado con personas que realmente valen la pena—me dijo sin dudarlo.
Le mire demasiado sorprendida, no voy a negar que me lo merecía por idiota, había jugado con fuego y me havía quemado por lo que no podía hacer nada, solo aguantar su frialdad y fastidiarme si lo pasaba mal.
Abrí mi carpeta y le entregue el trabajo.
—Solo tienes que firmarlo—le aclare.
Finn me miro demasiado sorprendido, quito a Andrea con algo de brusquedad de encima de él y me miro.
—¿Te crees que soy tan idiota que no puedo hacer un simple trabajo?—me pregunto molesto.
Le mire sorprendida.
—No, claro que no—intente hablar.
Finn me hizo un gesto para que me callara.´
—Si mi padre tenía razón, los Silva sois una basura—dijo Finn.
Le mire demasiado sorprendida, y dolida, no estaba molesta porque yo si me sentía como una basura y veía a mi padre como tal pero mis dos hermanas no lo eran, mis hermanas eran la cosa más buena y preciosa , mis hermanas no merecen la rabia, no lo merecían, ellas eran todo bondad.
—No metas a mis hermanas en esto—le avise.
Finn me miro riendo.
—Pero mira, la señorita quiere a alguien más que a si misma—comento.
Me quede callada.
—Eres una mala persona, nunca olvides eso, te crees la mejor del mundo, te crees buena, te crees capaz de todo y pisar a todos sin miedo, pero tu reinado del mal ya va terminar—me dijo.
Me quede en blanco.
No era una mala persona, no era como él estaba diciendo, yo no había actuado como si fuera la reina de nada, yo no había hecho las cosas de la forma que a mi me daba la gana, yo no era así, yo no era como él estaba diciendo, era buena persona, una persona que pensaba en los demás, yo no era como él estaba diciendo, actué mal, me equivoque pero como cualquier otra persona, todos nos podemos equivocar, somos humanos que en ocasiones no sabemos como hacer las cosas pero no soy mala persona, no lo soy, no soy un ser cruel y malvado.
Las ganas de llorar se estaban apoderando de mi, pero no quería parecer débil por lo que me senté en mi asiento, no quería tener que responsabilizarme de nada de lo que pasara, no quería que me viera débil, no quería que ganara en hacerme daño, se que debería dejarle pero no quería hacerlo, no quería tener que mostrarme débil para que el se sintiera mejor, quería solucionar las cosas con palabras aunque fueran algo un poco imposible, para que mentir..
Unos minutos después el profesor de literatura entro a clase, se puso a poner sus cuadernos en la mesa mientras no decía nada y estaba todo en silencio. Nadie decía nada y todos le miraban con demasiado miedo, la semana pasada tuvimos que entregar una redacción que suponía más de la mitad de la nota de este trimestre, ya que nuestro profesor a diferencia de muchos otros, opinaba que la sabiduría era algo relativo, nosotros podíamos aprender muchos conceptos para un examen pero no recordarlos una semana después por lo que su trabajo no serviría de nada, por ello, el prefería que aprendiéramos las bases y demostráramos que entendíamos pero como estaba obligado siempre nos hacía algún examen.
—He estado leyendo las redacciones y mientras unas son copias baratas o imitaciones, quiero decir que hay alguna que sobresalen demasiado, por eso me gustaría que la que a mi mas me ha gustado, salga a leerla en alto—comento el profesor, no dije nada.
Saque mi cuaderno para intentar apuntar los comentarios que dijera el profesor sobre la mejor redacción y así mejorar las mías.
—Alice Costa—me llamo el profesor.
Levante mi cabeza, mire al profesor en silencio.
—Venga a leerlo—me dijo.
Intente levantarme pero no pude, algo me ataba a la silla.
El profesor me miro molesto sin entender que estaba haciendo.
—No me haga perder el tiempo—comento el profesor.
—No me puedo levantar, estoy pegada a la silla—susurre.
El profesor me miro en silencio creo que sin saber que decir, pero estaba claro que estaba molesto, creo que creía que estaba diciendo para no hacerlo o para perder el tiempo, creo que se lo estaba tomando como una tontería de adolescente y ojala lo fuera, pero en realidad estaba pegada a la silla sin poder moverme, el profesor de literatura era comprensivo si le hubiera dicho que no quería leerlo en alto, no hubiera dicho nada, pero es que no era eso, no me importaba leerlo, era una redacción sobre la la casa de campo de mi abuela, no era nada personal pero es que estaba pegada.
—Si no quiere leerlo, lo dice y pasamos a dar materia—me aviso.
Me quede en blanco, por más que hiciera esfuerzos para levantarme no podía, no solo tenía toda la falda pegada sino parte de mis piernas, haciendo que si me levantaba, no solo rompería la falda sino que desgarraría parte de mis piernas.
El profesor suspiro al ver que no reaccionaba y se acerco a mi para pasar su mano por la silla, me miro.
—Todos largo—ordeno el profesor.
Nadie dijo nada, todos salieron del aula sin decir nada, antes de que Finn saliera de la clase, el profesor se acerco a él.
—Se que ha sido usted, vaya a por el director antes de que le mande expulsado—comento el profesor.
Finn me miro en silencio antes de salir del aula.
Me temblaba todo el cuerpo, no sabía que hacer ni como actuar, nunca me habían hecho una broma por lo que estaba pasándolo demasiado mal.
—Tranquila, señorita Costa, vamos a solucionar todo—comento pasando su mano por mis hombros.
Quería llorar, no encontraba las palabras para sentirme bien, tenía un enorme agujero en el pecho con el que no podía lidiar.
Pase mi mano por mi pecho con demasiado miedo.
—Quiero a mi hermana—susurré con dificultad.
—Bien, mandare a alguien a que busque a su hermana—comento el profesor intentando calmarme pero estaba demasiado aterrada como para tener que lidiar ahora con calmarme, solo podía esperar a estar sola para llorar.