Al pasar el tiempo, eran pocas las noches en las que podía visitar el Dragon Fly y a las chicas, Simón tenía contactos por montones ocupando casi todas mis noches de la semana, en menos de un mes había logrado aumentar mi cuenta de ahorros… aunque esa no era la única razón. – Nina ven acá… – Alessandro me llamaba desde otra habitación. Cruce rápidamente la cocina y llegue a él. – ¿Necesitabas algo? – pregunte antes de acercarme más. El extendió su mano, y me tomo por sorpresa su proximidad. Planto un beso fuerte y húmedo sobre mis labios y luego me soltó. – No, solo queria recordarte… – mascullo pellizcando uno de mis glúteos – que eres mía – como si nada me dio la espalda mientras se servía una copa de vino blanco. Alessandro era así, aun no conocía mucho de él pero

