Aquí estaba yo esperando en la entrada principal de mi viejo edificio a que apareciera Simón, o alguno de sus conductores. Tenia muchos sentimientos encontrados; nervios, miedo y emoción… hacia viento y estaba temblando del frio, me aferre a mi abrigo n***o que me cubría por completo, ocultando el ridículo y sensual traje de marinera.
Una camioneta color blanco se aparco frente a mi, y toco el claxon dos veces, por lo que asumí que ese era mi ostentoso transporte. Camine a paso lento esperando a que los vidrios bajaran pero no fue así.
– Buenas noches, – salude al conductor una vez me monte en la parte trasera del auto, este hizo un ademan en respuesta. Durante el camino no dijo ni una sola palabra, se dedico a llevarme a mi destino. ¿reglas de Simón? Posiblemente…
Al cabo de uno
