Rachel llegó hasta la puerta de la mansión, tocó el timbre y suspiró para calmar los nervios esperando a que le abrieran, pasaron unos minutos y una jovencita vestida con uniforme de servicio, le abrió la puerta, era casi de su edad, así que Rachel pensó que podían llevarse bien. — Hola, soy R…Elizabeth, la nueva niñera, la señora Martha me dijo que viniera porque hoy llega su nieto. — Hola Elizabeth, yo soy Betty, también trabajo aquí. — ¿Quién es? — preguntó una voz de mujer que se escuchaba iba bajando las escaleras. — ¡Es Elizabeth, señora Meredith, la niñera! — ¡Pero qué impertinencia! ¿Acaso nadie le dijo que la servidumbre debe entrar por la puerta de la cocina? — Lo siento Elizabeth, debes darla vuelta por ese lado del jardín y encontrarás el garaje y la puerta de

