Capítulo 5

1683 Palabras
Rachel, lavó su ropa “nueva” y ayudó a Mary a preparar la cena, ella estaba acostumbrada a realizar labores de la casa, puesto que en los hogares sustitutos la obligaban a trabajar en ello y ella necesitaba ocuparse en algo para no pensar en que ya debía andarla buscando la policía, había pensado en que podía llamar a casa de los Connor para investigar que había pasado con Peter, pero le daba miedo que tuvieran intervenido el teléfono y descubrieran dónde se estaba escondiendo. Los días siguientes comenzó a trabajar en el jardín, quitó las flores secas y podó el césped, y con ayuda de Mary lograron quitar la plaga, fueron tres días de arduo trabajo, pero se sintió muy satisfecha al ver que todo estaba quedando muy bonito, tal como le hubiera gustado al esposo de Mary, la casa se veía totalmente diferente, había dejado de tener ese aspecto tan abandonado y había recuperado un poco de su esplendor; también pensó en que más adelante podían pintar la fachada de la casa y el columpio y el comedor de jardín que estaban el porche, quizá no iba a volver a ser la mansión que era cuando su dueño vivía, pero estaba segura de que podían conseguir que se viera mucho mejor. El viernes Marian llegó temprano de la universidad, y le pidió que la acompañara a dar un paseo por la playa, Rachel ya llevaba cinco días en Jacksonville y todavía no veía el mar de cerca, así que aceptó. Hacía calor y después de darse una ducha para quitarse el sudor por haber estado trabajando en el jardín toda la mañana se vistió con una minifalda y una camiseta con el cuello ancho que dejaba ver sus hombros y unas sandalias acuáticas para caminar cómodamente por la playa y Marian, se veía muy sexy luciendo sus anchas caderas en un short con un top que le resaltaba su enorme busto, a Mary no le gustaba que salieran vestidas así de la casa, pero eran jóvenes y entendía que la moda de ahora, era menos conservadora de la que a ella le tocó vivir. La playa estaba muy cerca, apenas a dos calles de distancia, caminaron hasta llegar a un pequeño bar dónde se reunían los chicos de la universidad, Marian presentó Elizabeth con sus amigos y más de uno estuvieron encantados de conocer a la hermosa chica rojiza, a Rachel se le hizo muy agradable el ambiente, pero ella no estaba acostumbrada a ese tipo de reuniones y no se sintió muy cómoda cuando los chicos comenzaron a beber cerveza y a ponerse un poco impertinentes, le insistían en que bebiera y querían que bailara con ellos, como lo hacían otras chicas, de una forma muy candente y sugestiva, así que se disculpó con Marian y decidió regresar a la casa. Antes de volver caminó un rato por la playa, el mar era espectacular, en Miami, apenas tuvo oportunidad de verlo luego se desmayó así que, en realidad, era como si lo viera por primera vez, respiró el aroma y sintió la brisa en su rostro, caminó por la orilla dejando que el agua de las olas mojase sus pies, “Qué maravillosa sensación” — pensaba— hasta que un enorme perro Golden Retriever saltó sobre ella haciéndola caer al agua, montando sus enormes patas delanteras sobre sus hombros impidiéndole moverse mientras las olas arremetían contra su rostro ahogándola y haciéndola tragar el agua salada del mar. —   ¡Ringo, no! Suelta a la señorita, déjala. ¡Discúlpelo señorita por favor! — dijo un joven hermoso y atlético que corría sin camisa por la playa acompañado por su perro — Es que Ringo no se puede resistir cuando ve una mujer hermosa y se lanza de lleno a conquistarla. El joven quitó al perro de encima de ella y la ayudó a ponerse de pie, el agua estaba helada, y todo su cuerpo estaba envuelto en arena, y no dejaba de toser por tanta agua que había tragado. —   Si no lo puedes controlar ¿Por qué lo dejas salir? Es un peligro para las personas — bufó molesta viendo cómo el chico trataba de controlar al perro que insistía en lanzarse a sus brazos. —   Es que eres tan hermosa, que él no puede resistirse, por favor, déjame compensarte, te invito a tomar una cerveza para que se te pase el mal rato. —   Yo no tomo cerveza y menos con desconocido y su perro loco. —   Me llamo Jason y el, es Ringo, ya no somos desconocidos y tal vez quieras un refresco. —   No voy a ir contigo a ningún lado, apártate de mi camino. —   Anda vamos, al menos déjame llevarte a dónde puedas limpiarte toda esa arena. —   No pensarás que iré contigo a tu apartamento ¿verdad?  puedo estar frente a un asesino en serie o un pervertido. —   No soy nada de eso, yo sólo te iba a decir que por allí hay un club de playa y hay regadera, podrías lavarte. —   No es necesario, me lavaré en casa. —   ¿Eso quiere decir que vives cerca de aquí? ¿Puedo volver a verte? —   ¡Claro que no! ¡Déjame pasar y amarra a esa bestia que tienes por mascota! Rachel comenzó a caminar y Jason caminaba a un metro de distancia, la chica no podía dejar de reconocer que el muchacho era bastante atractivo, tenía una sonrisa tierna, que inspiraba confianza y unos enormes ojos negros con las pestañas más largas que hubiera visto y a pesar del incidente, moría por acariciar a Ringo, ella siempre había querido tener un perro. —   ¿Podrías dejar de seguirme? O voy a comenzar a gritar que me estás acosando. —   Entonces tendrás que denunciar a Ringo, porque yo solo voy por dónde él me lleva, seguramente le preocupa que una chica tan linda como tú ande solita por la calle. —   ¡Pues dile que no se preocupe por mí, se cuidarme sola! —   Es que él no suele ser muy obediente, ¿Sabes? Cuando se trata de una chica linda, pierde totalmente el control. —   Eso quiere decir que más debo alejarme, si es un conquistador no es nada confiable. —   Lo que sucede es que está buscando a la indicada y todavía no la encuentra. —   Quizá porque está buscando en el lugar equivocado ¿Ya probaste llevarlo a un refugio para perros? Seguramente allí encontrará algo que se adapte a su personalidad. —   ¡Es una gran idea! No lo había pensado, ¿Nos acompañas? Parece que le gustas y tal vez contigo se sienta menos tímido. Rachel sonrió ante las ocurrencias de Jason, parecía un buen chico, pero ella, no deseaba involucrarse con nadie, no hasta saber si la policía la estaba buscando, tenía miedo de encariñarse y tener que dejar todo para ir a la cárcel; se agachó y acarició al perro que inmediatamente comenzó a restregarse contra su cuerpo disfrutando las caricias. —   Anda chico guapo, si pretendes encontrar una compañera para tu amo llévatelo hacia otro lado, yo por el momento, no me encuentro disponible y estoy segura de que no quieres verlo sufrir. Se puso de pie y siguió caminando rumbo a la casa de Mary, afortunadamente era muy cerca, no miró hacia atrás, pero sentía la mirada del chico a sus espaldas hasta que dio la vuelta en la esquina y la perdió de vista. Rachel sintió como su corazón se estremecía, esperaba que un día, ella pudiera tener una vida normal, salir con chicos de su edad, divertirse, aunque definitivamente no se había sentido cómoda con la manera de divertirse de los amigos de Marian, ella quería algo más tranquilo, ir al cine, tomar un café, — “Quizá soy un alma vieja en un cuerpo joven” — Pensó Se duchó y tuvo que lavar el baño para quitar toda la arena que traía pegada al cuerpo, esa noche, soñó con los labios de Cooper recorriendo su cuerpo y el mar de sensaciones que le hizo sentir, su centro palpitaba y su vientre le dolía, debía hacer algo para aliviar esa sensación e instintivamente, llevó su mano hasta su monte de venus para ejercer presión sobre su femineidad, —“Cooper” — Gimió cuando un pequeño orgasmo atravesó su cuerpo. Era la primera vez que tocaba su cuerpo de esa manera, no se había sentido igual que cuando estuvo en los brazos de su Rey Arturo, pero la sensación había sido liberadora y placentera. Se levantó y se duchó, Lea y Yokko, no tenían escuela así que no se habían levantado, secó muy bien la ducha y no se preocupó por lavar el baño, ya que lo había hecho la noche anterior, se vistió con unos jeans, una camiseta y zapatos deportivos, quería estar muy cómoda para poder jugar con los niños, era su primer día de niñera, estaba nerviosa, los niños solían ser impredecibles, aunque ella tenía experiencia con los hijos de los Connor, temía que los niños ricos fueran más difíciles de tratar. Bajó y Mery ya le tenía el desayuno listo. —   Desayuna bien, por si Martha no te deja desayunar en su casa y a la primera grosería que te haga, sales de allí inmediatamente, ya veremos dónde conseguimos otro trabajo, pero no vamos a permitir que te humille, en cuanto a Meredith, recuerda  que, quien pagará tu salario es el padre de Junior, por lo tanto el será tu jefe y estarás bajo sus órdenes el niño debe tener aproximadamente diez años y puede ser difícil de tratar, pero recuerda cariño, si te ganas al niño, te ganas al padre y siempre es bueno tener al Jefe en el bolsillo, ve con cuidado mi niña. Mary la bendijo y ella salió rumbo a su nuevo trabajo, durante todo el trayecto se repitió las palabras de Mary “El padre de Junior es tu jefe, si te ganas al niño, te ganarás al padre y es bueno tener al jefe en el bolsillo” 
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