Capítulo 2

3215 Palabras
Rachel entró en el aeropuerto de Miami, estaba decidida a regresar a Chicago, su paso por Florida había sido toda una aventura, pero nada había salido como ella lo esperaba, cuando salió de Chicago, llevaba la ilusión de establecerse la cálida Florida, pero las circunstancias, no fueron favorables, ahora, tenía que irse, debía alejarse pronto o corría el riesgo de perder lo único que una chica como ella tenía en la vida, la cordura y sabía que si se quedaba sufriría por no poder conseguir lo que su corazón quería, porque eso, era imposible de obtener. Compró un boleto de avión, llevaba cinco mil dólares en su bolsa, los mismos que traía cuando llegó, suspiró y recordó todo lo que había pasado, su encuentro con Luke, un joven muy guapo y agradable que, había conocido en el avión y que, provechándose de las circunstancias, le había robado todo el dinero que llevaba y hasta su maleta con sus pocas pertenencias, gracias a eso, tuvo la fortuna de conocer a Cooper Grand, un guapo caballero mas de veinticinco años mayor, quien no dudó en ayudarla cuando la encontró en la calle desmayada de hambre y luego le ofreciera pagarle cinco mil dólares, por ser su acompañante en una fiesta, “Sólo debes fingir que estás enamorada de mí” — dijo — “no tienes que besar a un viejo como yo” pero no sólo disfrutó besarlo, sino que terminó en su cama entregándole su virginidad. ¿Puede una chica de dieciocho años enamorarse de un hombre de cincuenta? Se preguntaba Rachel una y otra vez, y no encontraba la respuesta, pero su corazón comenzaba a latir con fuerza y su pecho dolía al saber que nunca volvería a verlo. Cuando anunciaron su vuelo, tomó la bolsa de compras donde llevaba las cosas que él, le había regalado, un vestido rojo, unas zapatillas plateadas, su pijama de adolescente y las finas bragas de encaje rojo; subió al avión mirando hacia atrás, una leve ilusión de verlo llegar al aeropuerto para detenerla, se aferraba a esa esperanza, pero nunca llegó. Lloró durante todo el vuelo, no sabía por qué, ¿Realmente se había enamorado de ese hombre que bien podría ser sus padre? Ella nunca se había enamorado, no sabía que se sentía, pero ese dolor en el pecho al pensar que no iba a volver a ver a Cooper era real y debía aprender a vivir con él, puesto que un hombre como él, no se fijaría en alguien como ella, al menos no para una relación seria; por eso salió  de la mansión Grand, antes de que amaneciera, no quiso despedirse de él, no quería verlo a la cara, porque era capaz de suplicarle que no la dejara ir, pero ella sabía que eso, era imposible, Cooper era todo un caballero, un señor, y ella, no sólo era joven e inexperta, era una huérfana que no encajaba en el estilo de vida que un hombre como él tenía. Bajó del avión dispuesta a olvidar, aunque a cada momento recordaba sus tiernas caricias y lo delicado que fue con ella al convertirla en mujer, se regañó a ella misma por seguir soñando despierta así que tomo un autobús y llegó a casa de los Connor, una de las tantas familias sustitutas que la acogieron temporalmente, ellos eran lo menos malos, por decirlo de alguna manera y tenían dos hijos pequeños, así que le había ofrecido trabajar con ellos como sirvienta y nana de los niños. Violet Connor, no se caracterizaba precisamente por su instinto maternal, por el contrario, era de un carácter fuerte, no sabía hablar, solo gritar, gritaba para todo, incluso a sus pequeños hijos que se habían acostumbrado tanto a los gritos, que no hacían caso si no se le hablaba fuerte, ella trabajaba en un asilo de ancianos y solía decir que algunos eran bastante malhumorados y la maltrataban, entonces ella se desquitaba con quien podía y Peter su esposo, era contratista y todas las noches llegaba oliendo a cerveza y aun así eran la familia que mejor se había portado con ella, al menos la llamaban por su nombre y no “huérfana”, le daban de comer lo mismo que comían ellos y de vez en cuando le habían comprado ropa y zapatos con el dinero que recibían de la institución de acogimiento familiar para su manutención; ellos, solían aceptar uno o dos huérfanos para incrementar un poco sus ingresos mensuales, y siempre pedían adolescentes para ahorrarse también el costo de la niñera, pero Rachel, había sido la más fácil de manejar, y no porque fuera dócil y obediente, sino porque odiaba que le gritaran, así que hacía el aseo de la casa lo más rápido posible y se encerraba con los niños para que no molestaran a su madre, por eso le habían ofrecido trabajo como sirvienta y niñera cuando cumplió la mayoría de edad. Cuando Violet vio a Rachel en la puerta, se le alegró el día, acababa de llegar cansada del trabajo, los niños lloraban de hambre y la casa estaba hecha un desastre. —   Violet, vine porque dijiste que podía trabajar aquí cuando cumpliera la mayoría de edad. —   Pásale “chula” encárgate de los niños, tienen hambre y yo estoy muy cansada, y luego te encargas de la limpieza, te puedes quedar en el cuarto que usabas antes. —   ¿Podemos hablar de mi sueldo y horarios de labores? —   Ya hablaremos luego, me duele la cabeza y necesito tomarme un analgésico, anda date prisa que Peter no debe tardar en llegar y últimamente bebe más de la cuenta y grita si la cena no está lista, haces una pasta con pollo ya está descongelado. Rachel suspiró, no era lo que ella quería, pero necesitaba un lugar donde quedarse al menos hasta que pudiera rentar una habitación y conseguir otro tipo de trabajo y para eso necesitaba ir al orfanato y pedirle a la directora otra carta de recomendación. Los niños Connor la hacían sentir un poco en casa, sentía una profunda pena hacia ellos, por tener unos padres como los que tenían, y no es que fueran malos, sino que simplemente, no debían haber tenido hijos. Terminó de hacer la cena y los niños dejaron de llorar, Stacy tenía tres años y David tenía cinco, los había cuidado el último año, así que estaban familiarizados con ella y se alegraron de verla, ella les contaba cuentos antes de dormir. Estaba terminando de limpiar cuando llegó Peter, ella nunca lo había visto tan ebrio, se alegró de que los niños ya estuvieran en la cama, porque comenzó a gritarle a Violet para que le sirviera la cena, solo que ella nunca bajó, seguramente había tomado píldoras para dormir. —   Tranquilo Peter, Violet se tomó unas píldoras porque le dolía la cabeza, yo te serviré la cena. —   ¡Vaya, pero si es la niña huérfana! Volviste malagradecida. Rachel, tragó saliva para no contestarle, ella atribuyó su comportamiento al alcohol, porque nunca antes había sido grosero con ella, por el contrario, era mucho más amable que su esposa. Le sirvió la cena y él se sentó a la cabecera de la mesa, miro el plato y lo tiró al suelo que recién había limpiado, ella se agachó a recoger los vidrios rotos y de pronto, sintió como Peter la tomaba por las caderas restregando su m*****o en su trasero. —   ¡Pero miren nada más! La huérfana ya es toda una mujer, no importa que el orfanato ya no mande el cheque mensual, si tú ya tienes con qué pagar. La jaló hacia él y comenzó a manosearla por sobre la ropa, de un tirón le arrancó la blusa y cuando ella quiso huir, la jaló por los cabellos azotándola contra la nevera, el golpe la hizo caer al piso y retorcerse del dolor, Peter, se desabrochó los pantalones y se abalanzó sobre ella, que no paraba de gritar esperando que Violet despertara. Con un gran esfuerzo, logró ponerse de pie y quiso correr, pero él la tomó por el pie y la hizo caer de bruces, entonces lo vio, un cubo de madera que los niños usaban para jugar, era del tamaño de un balón de futbol y lo suficientemente fuerte como para lastimar a alguien. Peter ya estaba sobre ella, le había arrancado la blusa y luchaba por quitarle los jeans mientras la sometía con el peso de su cuerpo, logró soltarse de una mano y sin pensarlo, tomó el cubo y lo golpeo tan fuerte que perdió el conocimiento. Tomo la bolsa con sus cosas y salió corriendo, “¡Lo maté!” — Pensó. Eran casi las nueve de la noche, estaba oscuro, tenía que salir de allí, si Peter estaba muero, ella, iría presa, revisó la bolsa y se puso la camiseta del pijama para tapar su pecho desnudo, afortunadamente había logrado sacar su bolsa y su dinero, no podía quedarse en Chicago, no después de eso, y si Peter moría, ¿Qué iba a ser de ella? Comenzó a correr, cuando vio una terminal de autobuses, era su única opción, —   ¡Un boleto en el autobús más próximo por favor! —   ¿Con qué destino? —   No importa el destino, pero que sea lo más pronto posible. La chica de la taquilla le dio el boleto y le dijo que se diera prisa, los pasajeros ya estaban abordando, ella corrió y subió al autobús, estaba muy cansada de tanto correr, tenía miedo de ir a la cárcel y ni siquiera sabía hacia dónde iba. Rachel, intentó dormir en el autobús, pero no podía dejar de pensar en el desagradable encuentro con Peter, nunca se imaginó que él pudiera intentar abusar de ella de esa manera, si bien no había sido una gran figura paterna, siempre había sido amable con ella, tal vez por no perder el cheque de la manutención, sólo esperaba que no estuviera muerto, porque seguramente iban a denunciarla. No podía creer lo que le estaba pasando, apenas a unos días de haber obtenido su independencia por mayoría de edad, había sufrido un robo, había estado hospitalizada por hambre, había ido a la fiesta más elegante que había podido soñar, le había entregado su virginidad a un hombre maravilloso y ahora era una prófuga de la justicia. Centró su atención en el paisaje, no tenía ni la menor idea de a dónde iba, ella nunca había salido de Chicago, salvo su pequeña aventura en Miami, así que todo le parecía fenomenal; ya llevaba muchas horas de viaje, tenía hambre y al fin se quedó dormida. No supo cuánto tiempo durmió, la voz del conductor del autobús la sacó de su profundo sueño. —   ¡Señorita despierte, hemos llegado! —   ¿Llegamos? ¿A dónde? —   Legamos a Jacksonville, es el final de la ruta, debe bajar ahora. Abrió los ojos y vio que el autobús ya estaba estacionado en el andén de una terminal y todos los pasajeros habían bajado. —   ¿Jacksonville? —   Sí, Jacksonville, Florida. Se sobresaltó y despertó de inmediato al escuchar, ¡Estaba de vuelta en Florida! Justamente de dónde había huido para alejarse de la tentación de ver a Cooper y el destino, la traía de vuelta. —   ¿Es muy lejos de Miami? —   Si, al menos cuatro o cinco horas más, si deseas ir allá, tendrías que abordar otro autobús. —   ¡Oh, no, no creo que vaya hasta allá! ¿Conoce alguna pensión cercana? —   Si claro, yo tengo una prima que vive aquí y ella tiene una pensión para estudiantes, muy cerca de la universidad, les ofrece habitación con todos los servicios y por un pequeño costo extra puede incluir el almuerzo y la cena. —   Eso es exactamente lo que necesito, ¿Me podría indicar cómo llegar? —   Claro que si jovencita, ya verás que cómodo y además económico. El buen hombre le dio una tarjeta y le indicó como llegar, se trataba de una casa muy grande y antigua, le faltaba mantenimiento, pero se veía que en sus buenos tiempos debía haber sido una hermosa mansión, al frente, había un pequeño jardín deteriorado y que dejaba ver que nadie se ocupaba de él, ya que tenía una gran cantidad de plantas deshidratadas y el césped estaba sin cortar y con algo de plaga, en el porche, había un columpio y un pequeño comedor de jardín un tanto oxidado por el ambiente costero, la  playa estaba relativamente cerca, ya que se podía sentir el olor a mar, junto a la puerta de entrada había un pequeño letrero “Bienvenido a la pensión de Mary – Casa para estudiantes” Tocó la puerta y una señora de piel oscura y de aproximadamente sesenta años con el cabello rizado y alborotado, pero con una gran sonrisa le dio la bienvenida. —   Tú debes ser la chica que viene de parte del primo Ben, adelante chica, debes estar hambrienta después de un viaje tan largo, el alquiler es el más económico de la ciudad, no encontrarás nada mejor, son seiscientos dólares por mes y tienes derecho a almorzar y cenar en mi mesa, pero tú te encargas de asear tu habitación y lavar los platos que utilices, el baño es compartido con dos habitaciones más así que tienes que ponerte de acuerdo con las chicas para ducharte y para mantenerlo limpio, no acepto mascotas y cierro la puerta a las diez de la noche, no podrás entrar después de esa hora. Los muebles de la casa, eran muy antiguos y estaban bastante mullidos, pero todo estaba muy limpio y se sentía un ambiente muy acogedor, Mary era de esas señoras que hablaban mucho y que reían por todo, aun cuando Rachel no había dicho ni una palabra, sólo asentía con la cabeza. Ella no tenía mucho dinero, había gastado casi quinientos dólares viajando debía hacer que los cuatro mil quinientos que le quedaban le rindieran al máximo, al menos hasta que consiguiera trabajo. Mary le mostro su habitación, era pequeña, apenas cabía una cama de tamaño individual, una mesita con espejo que hacía de tocador y un pequeño taburete, estaba en la parte trasera de la casa pero lo que más le gustó a Rachel fue que tenía una amplia ventana que daba hacia una zona bastante lujosa de la ciudad, por la ventana se veían a lo lejos los amplios jardines, de las mansiones y  justamente la propiedad de Mary, colindaba con el jardín de una casa muy grande y hermosa, las dos propiedades se dividían por una cerca de madera y algunos arbustos que no dejaban ver del todo hacia el interior, pero era una vista bastante agradable aunque definitivamente el jardín de Mary necesitaba urgentemente alguien que se ocupara de él, antes de que muriera por completo. —   Es perfecto, justamente lo que necesito, pagaré dos meses por adelantado. —   ¡Me parece bien niña! ¿Cómo te llamas? No creo que quieras que te siga diciendo niña, necesito que me des tu carta de referencia para firmar un contrato, como comprenderás uno no puede meter en su casa a cualquier desconocido, ¿Vas a estudiar en la universidad pública? O en la privada, porque la privada queda un poco más lejos y hay que tomar un autobús, a la pública puedes irte caminando es muy cerca hacia el otro lado de la terminal de autobuses, harás unos veinte minutos a pie cuando mucho. Rachel la escuchaba tratando de asimilar todo lo que decía, le causaba gracia que le hacía preguntas, pero no le daba espacio para responder ninguna, pero sí, había entendido perfectamente que necesitaba entregar la carta de referencia y se la había robado Luke con su maleta y ahora no podría obtener otra carta, ya que no podía llamar al orfanato, o descubrirían dónde se encontraba y no podría escapar de ir a la cárcel por haberse defendido de Peter, tenía que encontrar la manera de que Mary, la aceptara sin entregar esa carta, o tendría que seguir buscando y difícilmente podría pagar un alojamiento mejor. —   Mary, no tengo una carta de referencia, yo, me da vergüenza reconocerlo, pero hui de casa porque mi padrastro intentó abusar de mí, de hecho, no soy estudiante, tengo que conseguir un empleo para poder vivir y quizás más adelante pueda matricularme en la universidad, pero debo esperar a cumplir la mayoría de edad, por ahora, no cuento con ningún documento oficial. Rachel mintió, no se sentía bien haciéndolo, pero tenía mucho miedo de ir a la cárcel por lo que había pasado con Peter, y bueno, no todo lo que había dicho era mentira. Mary se horrorizó al escuchar lo que la niña le contó sobre como su padrastro, intentó violarla, Rachel describió exactamente todo lo que había pasado con Peter, omitiendo la parte de que podría estar muerto, no pudo evitar el llanto al recordar el miedo que sintió al sentirse tan vulnerable, así que la buena mujer se conmovió y decidió aceptarla sin que presentara la carta de referencia. —   Pobre de ti pequeña, ¿Y dónde estaba tu madre que no te defendió? ¿Cómo no tengo enfrente yo a ese mal nacido? En este momento le cortaba el pedazo de carne que le sobra si le hiciera eso a una hija mía, puedes quedarte aquí ya me darás la identificación cuando la tengas ¿Cuándo cumples la mayoría de edad? Bueno eso ya lo resolverás, anda vamos a que comas algo, seguramente estás hambrienta ¿Cómo dices que te llamas? ¿Lo dijiste? ¿No Verdad?  ¿O si me lo dijiste? ¿Esas son todas tus cosas? Pero claro que son todas si apenas lograste escapar y no te dio tiempo de más. Rachel respiró profundo, Mary era una buena mujer, allí con ella, al menos, se iba a sentir más segura, bajaron a la cocina y la mujer le sirvió un poco de estofado y de pan hecho en casa, era la comida más deliciosa que había probado, totalmente casera y natural, le dijo que su madre había muerto y que ella había quedado al cuidado de su padrastro y que tenía miedo de que la buscara y la obligara a regresar a su lado. —   Yo vi la otra vez en una película, que una mujer se cortaba el cabello y se lo cambiaba de color para que nadie la reconociera, tal vez eso deberías hacer, al menos hasta que cumplas la edad legal para escapar de las garras de ese pervertido. Rachel le dijo que se llamaba Elizabeth, Elizabeth Bennet, como la protagonista de «Orgullo y Prejuicio» había leído esa novela y le encantaba, solía soñar que ella era la protagonista de la historia, y fue el primer nombre que se le ocurrió. Después de comer, Mary la llevó a un centro comercial muy cerca de allí, compraron un tinte casero para el cabello y la buena mujer, se lo pintó y se lo cortó a la altura de los hombros para que se viera diferente. Se miró en el espejo y la chica de  larga cabellera rubia se había ido y en su lugar una castaña rojiza estaba lista para comenzar una nueva vida…
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