Volvieron al jardín y los niños ya parecían amigos de toda la vida, pero Cooper se sorprendió de la confianza que tan solo con unas palabras Elizabeth había conseguido con Junior, la trataba como si fuera su amiga y hablaba con ella todo el tiempo.
— Abuela gracias por los regalos, y por el pastel que está delicioso ¿Verdad Elizabeth? — dijo tomando chantilly con los dedos y embarrando la nariz de su niñera.
— ¡Junior no debes tomarte tanta confianza con los empleados! — Dijo Meredith, llamándole la atención al niño, quien le contesto muy correctamente.
— Tía Meredith, yo ya no soy un niño pequeño, no necesito una niñera, pero si la abuela y mi padre insisten en que tenga una, será mi amiga o no hay trato.
— Junior Tiene razón Meredith, él ya no está en edad de tener niñera, El
