5 Yuliana

1728 Palabras
Capítulo 5 Si hay algo en este mundo que odio, es definitivamente las conversaciones serias, pero esta es una de la que no voy a poder escapar por más que me esfuerce, por eso es mejor terminarla de una vez y por todas. – Si es tan necesario hablar, entonces hazlo de una vez. Yo te estoy escuchando – le digo, Elris se pone muy serio, en este momento es el señor Sams – Si es muy serio Yuliana – me reprende – entiende que nuestra relación es muy ambigua, usted es mi alumna y esto no debería de estar ocurriendo – voy a hablar y e detiene – sin embargo, también somos adultos y decidimos que queríamos hacerlo, entonces tenemos que tratar las cosas como tal – Ya le dije, y le he repetido varias veces señor Sams. Que no quiero que me apruebe su materia, eso lo hare por mi cuenta, tampoco tengo interés en que me dé una prueba no nada por el estilo – le dejo claro – mi único interés con usted es s****l ¿es tan difícil de comprender? – el asiente – Un poco – me dice – en esa universidad hay cientos de chicos listos para darte todo el sexo que quieras, así que es un poco loco que me busques a mi para ello – me pongo en pie, voy hasta donde se encuentra y me siento en la mesa con las piernas abiertas – Ya veo que usted se valora muy poco – se mantiene mirándome la cara, se recuesta en la silla y cruza sus brazos – Yo no he terminado de hablar con usted – me dice – ¿y yo le he dicho que deje de hablar? – le pregunto – me acerque para escucharlo mejor – Cualquiera diría que eres el lobo – me rio de su referencia al cuento de la caperucita – ¿va a continuar o no? – ya veo que lo que hace es poner todo lo que me ha dicho hasta ahora en una sola conversación – Si, quiero que comprendas que no quiero que estes con nadie más. Si sientes necesidad, solo dilo – es un tipo posesivo, y cree que no recuerdo lo que me dijo el día que estuve en su despacho, se suponía que esa sería nuestra única vez y ahora me está pidiendo exclusividad – Usted me confunde – le dejo saber – ¿te confundo? – se está relajando, ya comienza a ser mi amante – Si, si no recuerdo mal, usted me dijo que no repite nunca con la misma mujer – se remueve incomodo en la silla - ¿acaso soy una persona especial? – niega – No he terminado de hablar – esta vez soy yo quien ríe – Pues continue, ya comprendí que no quiere que este con nadie más, pero con eso tenemos un problema – ¿Cuál sería ese problema? – me pregunta – ¿y si tengo ganas mientras estas dando clases en la universidad? – me quito el pulóver que tenía sobre el cuerpo quedando desnuda por completo, el lleva las manos a mis senos y los masajea, mi intención es distraer su atención – Tienes mi número, dilo – me pide – ¿entonces debería de escribir un mensaje que diga “tengo ganas”? – asiente – Eso es justo lo que tienes que hacer, y comportarte como una adulta hasta que yo pueda prestarte atención – ya sabía que eso tenía trampa – Creo que puedo hacer eso, y si los deseos son muy grandes también podría encerrarme en el baño y encargarme de mis propios asuntos – ¿estas bromeando? – ya su atención no está en mí, se centra directamente en mis senos, pone su dedo pulgar en mi boca para mojarlo y después lo pasa por el botón de mi seno izquierdo – No – le respondo – estoy hablando en serio – me rio, estoy muy excitada, pero quiero jugar un poco con el – también podría llamarlo por teléfono – ¿para decirme que? – pregunta, está dispuesto a seguirme el juego – Nada, solo para que escuches – asiente – ¿Qué debería de escuchar? – deja mis senos y regresa su espalda al respaldo de la silla, si quiere jugar a esto puedo seguirlo un poco más, darle un espectáculo digno de admirar, me acuesto sobre la mesa y abro mis piernas, se la vista que tiene desde allí – Elris – digo su nombre de forma pasional, mis intenciones es que se imagine todo lo que digo – ¿sí? – me responde – Tengo tantas ganas ahora mismo que no puedo contenerme – toco yo misma mis pechos están excitados de sentir el tacto de el antes – Para que quede claro – me dice - ¿ahora mismo estas diciéndolo para que te quite esas ganas o para que me lo imagine? – lo confundo – Te estoy mostrando lo que va a suceder en el futuro – suspira – De acuerdo – toca una de mis piernas – continua – no creo que esto le esté haciendo tanta gracia – ¿estas ocupado ahora? – sigo en mi papel – Si, estoy en medio de una clase – me dice – ¿entonces podrías prestarme tu oficina? – es el mejor lugar que se me ocurre – ¿para que necesitas mi oficina? – me pregunta – espero que no la quieras para tener sexo con alguien más – siempre tiene que ser tan imbécil – Para nada, pero lo que quiero hacer, sería muy incómodo hacerlo en el baño – Puedes ir a mi oficina – suena aburrido – ¿tienes puestos tus manos libres? – el hace un sonido de asentimiento con su garganta – Entonces continua con tu clase mientras me escuchas – vuelve a repetir el sonido, yo suspiro, abro bien mis piernas y me semi siento en la mesa, lo miro a la cara – como quisiera que estuvieras aquí – comienzo con la parte interesante – que me vieras totalmente desnuda sobre tu escritorio – beso la parte superior de mis dedos – que me toques con tus manos, por eso voy a imaginar que las mías son las tuyas - acaricio mi abdomen, bajo completamente hasta mi pubis – quiero que me toques Elris – él sonríe, bajo aún más mi mano y abro mi sexo para darle una vista completa de él, busco mi clítoris, solo paso mi dedo por encima pero no me detengo, llego a mi v****a y mojo mis dedos en la humedad que sale de mi cuerpo, luego regreso a mi botón de placer y esta vez lo toco despacio – Mierda, Yuliana – es la primera vez que lo escucho maldecir – quiero tocarte – Y yo quiero que estes aquí, sería fantástico sentir tu boca en mi v****a justo ahora – acelero el ritmo de mis movimientos y me sobresalto al sentir su lengua en mi v****a, se aleja por un instante – Ya deja esta tontería – casi me grita – no me voy a volver loco por tu culpa – devuelve su atención a mi sexo – Veo que perdiste la paciencia – me rio, esa risa se atora en mi garganta cuando uno de sus dedos entra en mi cuerpo, luego sin esperar demasiado otro lo sigue y me penetra mientras con su boca se encarga de mi clítoris, – Elris, por dios ¿Qué estás haciendo? – le pregunto – Asegurándome de que cuando tengas esa necesidad recuerdes esto, vas a tener una experiencia más vivida – sus movimientos son maestros, no quiero ni pensar con cuantas mujeres tiene que haber practicado para volverse de esa manera, estoy a punto, cerca de que mi orgasmo sea inminente, saca sus dedos de mi interior y pienso que se va a detener, pero lo que hace me descoloca, introduce su lengua en mi a un ritmo loco, hasta que mi orgasmo aparece y entonces bebe todos mis jugos como un sediento, sentirlo beber de esa manera de mi cuerpo hace que cada una de las oleadas de placer sea aún más grande que la anterior, deja que me calme, se acerca – tenemos que ir a la universidad – niego – No antes de que tu termines también – le dejo saber que bajo ningún concepto va a salir de esta casa con deseos – Yo estoy bien – lo empujo y cae sentado sobre la silla – Hazle ese cuento a otra – le señalo su entrepiernas – y no quiero que estes con nadie más tu tampoco, no soy tonta. Se que tuviste sexo con esa maestra tonta – le dejo saber – No voy a hacer nada que no deba – me dice – No lo dudo, pero quiero asegurarme – le sonrío – eso sin contar que yo necesito más – esas palabras las susurro cerca de su oído – soy una chica joven señor Sams, necesito mucho sexo – me disponía a sentarme sobre el cuándo me detiene, me da la vuelta y me apoya sobre la mesa – Puedo satisfacerla a usted y a dos más como usted – se jacta – Entonces hágalo – lo reto, el no espera más, creí que me penetraría en esa posición, pero me voltea nuevamente y me sienta sobre la mesa – No me mire con esa cara – me pide – a pesar de que su trasero es hermoso, pero quiero ver tu rostro cuando me introduzca en ti ¿tienes eso algo de malo? – niego, e se acomoda correctamente entre mis piernas y va directamente a mi interior, se me queda viendo fijo, eso me impide cerrar los ojos. Se mueve despacio, acaricia mi espalda y besa mi rostro – si eres especial – me dice, tardo un poco en comprender que se refiere a la pregunta que le hice antes – no lo haga más grande de lo que es – me advierte – no tengo intenciones de enamorarme, pero me gusta cómo me haces sentir – sonrío, trago en seco porque esto es tan genial que no tengo mucho con que compararlo – Lo comprendo – le digo – a mí me sucede exactamente lo mismo.
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