Después de enviar el texto del hechizo al profesor de historia y lenguas antiguas, Danilo, Miguel y yo fuimos a la cocina. Puse la tetera y llamé a un taxi. - ¿Cómo te sientes, Miguel? - Siento que la mano y la cara están en llamas. - No te pongas cobarde. Ahora llegará un taxi e iremos a coserte. De lo contrario, te verás como Mickey Rourke, en los peores años de su vida ... Antes de que llegara el taxi, traté de animar a mi amigo lo mejor que pude, hasta logramos tomar un par de sorbos de té. Miguel bebió, inclinándose absurdamente hacia la taza; aparentemente, le era doloroso sostenerla con sus manos, lisiadas por el animal. Y me pregunté si Dushman era peligroso para otras personas también. Todavía no podía creer en la versión demoníaca ... De pronto, sentimos el timbre de interco

