Jess soltó un —¡Humph! —cómicamente fuerte, seguido de —¡Qué imbécil de mierda! —Lo sé, ¿verdad? Esa fue la última vez que salimos. De hecho, fue la última vez que hablamos. No me llamó después y yo no hice ningún esfuerzo por hablar con él en la escuela —dijo con tristeza—. Para entonces, ambos ya estábamos en el último año. —Vaya historial s****l tan deprimente —dije. En mi defensa, me arrepentí al instante, justo después de pronunciar las palabras y justo antes de que Jess me fulminara con la mirada. Estoy casi seguro de que lo que articuló sin emitir sonido fue «¡Qué imbécil!». —Entonces, ¿ningún chico te ha practicado sexo oral nunca? —preguntó Jess, volviéndose hacia Emma. —Oh, eh, no, nadie —respondió Emma. —¡No saben lo que se estaban perdiendo! —dije. —Aaron tiene unas habil

