Swinger: "Los juegos perversos"

Y ahí estaba mirándome con esos ojos color miel tan hermosos, su mirada detonaba pasión, deseos, calentura, se notaba que disfrutaba cada embestida que le daba aquel desconocido... (Sí, ese que miran amarrado soy yo, creo que miran mi cara de que no estoy disfrutando nada nada la situación y debo decir, que es la primera vez) Se mordía esos labios que muchas veces había besado y que estaba seguro que a partir de ese día ya no estarían para mí, éste creo que fue el juego más perverso, porque por primera vez sentía que la iba a perder, pero yo era culpable al haberle propuesto que hiciera eso... Lo más seguro que se pregunten ¿Cómo pasó? Bueno pues como toda historia, ésta también tiene su principio; y no todo era como hoy lo es, ésta era la primera vez que sentía que no podía aguantar verla así un momento más, pero no podía hacer nada, atado de manos y pies con mi boca tapada y sólo mis ojos descubiertos para mirar la acción de cómo era poseída mi mujer por otros... Antes ya lo habíamos hecho pero ésta vez era diferente, al verla así pude notar que en verdad estaba disfrutando lo que hacía cosa que con las veces anteriores sólo eran juegos, sabíamos que no pasaría nada más que de una simple aventura entre ambos con alguien más No había temor de que llegara la sorpresa de que uno u otro se enamorara, pero hoy había algo raro, para mí era un simple desconocido que apenas lo había visto ese día horas antes, pero en ella se notaba como si ya lo conociera de años por la manera en que se dejó llevar, por esa manera de besar, de mamar, de acariciar, esa forma de hacer sus gestos no los había tenido con nadie más... Totalmente estaba perdiendo su amor o tal vez ya la había perdido pero ese fue el preciso momento en que ella me lo dejó en claro, sin poderme zafar de esos amarres no me quedó más que seguir mirando y a la vez me vino a la mente todos los recuerdos desde antes que la conociera... Les contaré... (R E C U E R D A) (10 años atrás) En aquel pequeño pueblo vivía yo, mi nombre Martín, la vida en ese pueblo pues no era la mejor pero pues había aunque sea algo para medio vivir, a Violeta la conocí en la prepa pero no hablábamos porque para ser sinceros yo estaba feo, era el típico "gordito" al que todas le hacían el "fuchi" y pues así la pasé hasta el quinto semestre que me decidí a cambiar por completo ya que no quería seguir aguantando las burlas de los demás Mi cambio fue drástico y se notó cuando las chavas empezaron a hablarme, ya era el chavo popular de la prepa pero no me interesaba nadie más que ella, esa niña pelirroja, con esos ojos color miel que le resaltaban, su mirada tan hermosa y esa manera de reír que enamoraba a cualquiera, pero como toda chica hermosa ya tenía un patán como novio, Arturo Digo patán porque se wey era el típico "todas mías" se sentía tocado por Dios, como si la tierra le debiera algo por tocar el suelo jajaja... Un día después de clases iba caminando rumbo a la casa, Violeta vivía a escasas dos cuadras de donde yo vivía, así que siempre me iba detrás de ella eso sí sin hablarle ni nada, ese día estaba lloviendo un poco fuerte y no la miré por ningún lado hasta se me hizo raro porque todos los días era la misma rutina de ambos, ella adelante y yo como menso atrás de ella Pues caminé y caminé, antes de llegar a mi casa había varias casas abandonadas, de esas que entregan pero que nadie habita y que son usadas por todos los malandrillos de las colonias, para drogarse y ese tipo de cosas, al ir pasando por una de ellas se escuchó un grito de dolor pero por un momento no quise entrar, no era de meterme en problemas, pero después se escuchó un grito aún más fuerte y fue cuando la curiosidad entró en mi y me fui a ver que pasaba, mi sorpresa fue tan grande que no lo podía creer Violeta estaba recargada sobre la ventana, con su falda a media espalda y su ropa interior hasta las rodillas, fue una escena totalmente ardiente al verla así, miré como Arturo le mordía ese par de hermosas nalgas y le metía la lengua en su v****a que se miraba deliciosa Ella gemía con cada lamida que le daba Arturo: Violeta.- Ay, amor tienes una lengua genial, me encanta como lo haces (No habían sido gritos por dolor, si no por calentura, ella disfrutaba eso) Violeta.- Amor no tardes tanto en meterla que ya quiero sentirla dentro de mí Arturo.- No te desesperes mi amor que aún falta para eso, porque quiero disfrutar cada parte de tu piel, tenía tiempo que quería hacerte mía y ahora que puedo hacerlo no dejaré escapar la oportunidad Violeta.- Me encanta, cómo no te dejé hacerlo antes, seré tuya hoy y las veces que quieras Arturo.- Así me gusta mamacita Mientras hablaban, yo no perdía detalle alguno de lo que estaba viendo, aquella niña angelical estaba resultando toda una putita caliente pero a mí me gustaba y por ella era que había cambiado tanto, para conquistarla De pronto no supe como pero pateé una piedra y se espantaron, rápido salí de ese lugar para no ser descubierto y fue mejor porque no tardaron mucho en salir ellos también, Arturo se notaba molesto por la situación ya que no había salido su plan como él quería, sin pensarlo que le estropeo todo Él la dejó y se fue, ella caminaba y lloraba por lo que había pasado, fue cuando me armé de valor y la alcancé para hablarle, ya estaba guapo y presentable ya no me iba a rechazar o eso pensaba... Continuará...