Prólogo
En una habitación de un departamento de lujo en China Rachel veía su tableta con los ojos muy abiertos, sus lágrimas corrían por sus mejillas sin parar las manos comenzaban a temblar mientras su dedo índice movía la pantalla de la tableta electrónica.
No podía creer lo que leía y veía, su esposo de casi veinte años al que amaba con todo su ser la estaba engañando con una mujer más joven que tenía un hijo de otra relación.
Comenzó a gritar y romper cosas arrojaba todo lo que encontraba a su paso.
Sus lágrimas no cesaban mientras maldecía a su esposo.
—¡Eres un maldito Josh Luján! Eres un maldito, ¡te odio... Te odio!
Sentada en el piso con sus rodillas abrazadas y su cara enterrada en ella no paraba de llorar, toda su vida se había ido a la basura su mundo se desmoronaba tan rápido como el azúcar.
—¿Porque? ¿Porque me pasa ésto a mi?
Abrió su maleta y tomó una botella de tequila qué llevaba para regalar a su socio comercial. Fue directo por un vaso y comenzó a beber, sentada en la alfombra bebía mientras veía la lluvia caer por el gran ventanal.
Recordaba cada momento de su vida era una mujer felizmente casada o eso pensaba ¿como había llegado a este punto? Ahora no podía pensar en nada más que en el dolor que sentía, su corazón estaba destrozado no podía pensar en nada ni hacer nada solo quería beber, llorar y dormir. Su vuelo saldría al día siguiente por la tarde, pero ¿qué haría al regresar a casa? No podía hacer como si nada pasara y seguir con su vida normal después de descubrir que su esposo tenía más de cinco meses con su amorío.
Después de pensarlo mucho y con la cabeza fría envío un mensaje a su asistente para que cancelara su vuelo.
*Vivían cancela mi viaje surgieron imprevistos y me quedaré aquí un tiempo más.
*¿Para que día vuelvo a reservar?
*Yo te aviso.
*Entendido jefa.
Rachel envío un mensaje más a su hermana diciendo lo mismo.
*Lina necesito que te hagas cargo de la empresa mientras vuelvo, surgieron imprevistos y tendré que posponer mi regreso.
*¿No es nada malo?
*No nada, hazte cargo de la empresa y de Gabriel.
Tomó valor y después de un resoplido llamó a su hijo Gabriel.
—¡Hola mamá! ¿A que hora llega tu vuelo?
—¿Dónde estás hijo?
—En casa mamá ¿porque?
—¿Y tu papá?
—No ha vuelto del trabajo.
—Necesito que me escuches, te diré algo pero no me interrumpas hasta que termine.
—¡OK!
—No volveré por el momento quiero quedarme una o dos semanas más aquí. Surgió algo imprevisto y quiero resolverlo.
—¿Qué pasa mamá?
—Nada hijo pero necesito resolver algo.
Gabriel podía escuchar el ligero sollozo de su madre. Tenía 17 años y conocía bien a su mamá.
—¡Mamá! ¿Lo descubriste verdad?
Al escuchar a su hijo decir esas palabras no pudo contenerse más y comenzó a llorar.
—¿Cómo lo descubriste?
Después de unos minutos se tranquilizó y respiro profundo.
—¿Lo sabias hijo?
—Si mamá, me di cuenta cuando te fuiste a China. Iba a buscarlo a la habitación y lo encontré hablando por teléfono con una mujer.
~Recuerdo de Gabriel ~
Necesitaba dinero para unos libros para el colegio cuando escuché que mi papá hablaba por teléfono no tenía nada de malo pero de pronto se escuchó la voz de una mujer, mi papá tenía el teléfono en altavoz y pude escuchar lo que decían. Ahí descubrí que mi padre al que tanto admiraba le era infiel a mi madre, mi mundo dio un giro ya no tenía a ese héroe que tanto admiraba el que me había enseñado por años que a las mujeres se les respetaba. Entré sumamente enojado y lo confronte le pedí que dejara a la mujer y el dijo que había sido solo una pequeña aventura que no pasaba nada. No sabía cómo decirle a mi madre o si quiera mencionarlo así que deje que todo siguiera su curso.
—Ya la dejó mamá.
—Hijo quiero que entiendas algo, esto no es asunto tuyo y no tienes la culpa de nada, nosotros tenemos que arreglarlo pero necesito tiempo así que por favor no le digas nada a tu papá yo le diré que surgió algo y me quedaré aquí por un tiempo.
—Está bien mamá.
—Tu tía Lina estará al pendiente de ti. Nos vemos pronto hijo cuidate mucho, te amo te llamaré todos los días.
—Mamá yo también te amo, cuidate mucho.
Gabriel sentía pena por su madre nunca imaginó que su familia perfecta terminaría así.