Escocia.

CAPÍTULO 5.

—¿Hayami, estás bien?

Preguntó Carolina al ver cómo.

Hayami estaba distraída y aparentemente escuchaba la conversación que tenían, pero realmente no era así.

—Sí, lo siento, estoy un poco distraída.

—¿En qué piensas?

Sonrió Angélica después de preguntar esto.Hayami, que tenía la taza de té frente a ella, también sonrió.

— No sé, siempre me he sentido preparada para las cosas que suceden a mi alrededor, pero en esta ocasión no sé si lo estoy.

—¿Hablas de tus bebés?

— No, eso me asusta, pero trato de estar preparada...ash... No me hagan mucho caso, dime Angie. ¿Qué más hace falta para la boda?

—Prácticamente, terminamos. Muchas gracias por ayudarme, chicas.

Carolina y Hayami solo sonrieron.

En el último año, Angélica planeaba su boda con el mismo novio con el que Hayami la había conocido en aquellos días, mientras tanto, Carolina, después de varios novios, por fin había encontrado a su chico ideal, un hombre muy listo como atractivo. Todo parecía indicar que con él las cosas iban serias.

— Angie, hay que regresar a la empresa.

Angélica dejó de ser la secretaria de Hayami para ser su asistente personal cuando Hayami retomó su antiguo puesto. A ella le gustaba ese trabajo porque pasaba más tiempo con Hayami, así que no lo consideraba como un trabajo.

Después de salir de la cafetería, Angélica y Hayami se despidieron de Carolina para regresar a la empresa.

Al salir del ascensor, los ojos envidiosos de Ariel, que aún continuaba trabajando para Noah, se centraron en Hayami. Detestaba verla por qué, a pesar del embarazo, lucía hermosa y continuaba con la seguridad que siempre la había caracterizado.

— Señorita Rivera, el jefe me pidió que cuando llegara le digiera que pase a sala de juntas, la está esperando.

— Gracias, señorita.

Hayami sonrió, pero Ariel mantuvo su seriedad, acto que a Hayami le pareció más gracioso.

Hayami entró al fin a la sala de juntas donde estaba Noah sentado junto a otro hombre. Ambos se levantaron cuando vieron entrar a Hayami.

— Buenas tardes... ¿Me necesitabas?

Hayami saludó primeramente al hombre para después dirigir la pregunta hacia su esposo.

— Sí, quería presentarte al señor Ramírez, él trabajará con nosotros y el área de publicidad para el nuevo lanzamiento.

— Mucho gusto.

Hayami extendió su mano hacia el hombre que la miró con aquellos ojos castaños, Noah sonrió levemente porque él sabía perfectamente que se debía esa mirada. Realmente Hayami era hermosa y embarazada, lucia, preciosa, aunque se sintió feliz de solo conocer el lado más hermoso de ella que era su interior.

Después de una larga reunión, el señor Ramírez se retiró, dejando solo a Noah y Hayami.

— Te he notado un poco distraída.

—Si lo siento, no es algo muy propio de mí.

— ¿Pasa algo?

Ella suspiró.

— No, nada malo... ¿Sabes? Iré a casa de mis padres.

— ¿Cuándo?

— Ahora, ¿te parece si nos vemos en casa?

—¿Eh? ... Está bien, nos vemos en casa, cuídate mucho.

— Ya sé, ya sé, siempre te he dicho que sé hacerlo muy bien.

Él sonrió.

—Eso lo sé perfectamente.

Hayami se levantó de la silla al igual que Noah, se acercó a él abrazándolo.

— Gracias por preocuparte por mí y sobre todo por tolerarme.

—No te tolero, sino que te amo y sé lo obstinada que eres y es uno de tus defectos que más me gusta.

Ella sonrió acercándose a él dándole un tierno beso. Al sentir los labios de Noah, supo definitivamente que el amor que sentía por él, era inmenso, tanto que no podía controlarlo. En ocasiones se sentía muy torpe al estar frente a él. Habían pasado algunos años junto a él, pero aún se sentía como una adolescente sin control.

Después de despedirse de Noah y cancelar todas sus citas, Hayami se dirigió a casa de sus padres, donde al entrar se encontró con Jazmín, quien acarició con el vientre de Hayami.

— Ma, ¿está papá?

—Si, hija, está en la oficina¿Quieres hablar con él?

— Sí, necesito saber algunas cosas...

Noah salió del baño secándose el cabello, observó a Hayami que peinaba su cabello, se acercó a ella, besó su mejilla cariñosamente, ella sonrió mirándolo, Noah tomó la mano de Hayami llevándola a la cama.

— ¿No me dirás en verdad qué sucede?

Ella suspiró, era tan obvia su distracción o, en verdad, la conocía muy bien para notarla pensativa y agobiada.

—¿Recuerdas las cajas que mi mamá mandó?

Él asintió.

—Bueno, en una de ellas había cosas que no son mías. Entre esas cosas encontré un libro con un escrito, pero me di cuenta de que es de mi abuela Sara, que por cierto no es su nombre real, y no sé amor. Tengo temor de leer, siento que invado su privacidad.

Él besó los labios de Hayami dulcemente.

—Quizás ella quería que lo leyeras, realmente no hablas mucho sobre ella, solo sé que falleció debido al cáncer.

La abuela de Hayami había fallecido en el año 2013 a sus 81 años, fue a causa de un cáncer algo agresivo.

—Ella, era la mejor, era tan dulce, tan tierna, muy comprensiva, pero muy honesta y directa.

— Igual a ti.

Él sonrió.

— Me asusta enterarme de cosas que paso y desconozco, y por lo visto mi papá también.

— ¿Por qué dices eso?

—Hoy que lo visite, le pregunté sobre mi abue, y no sabe prácticamente nada de su pasado, solamente recuerda su infancia junto a ella y mi abuelo, pero más nada.

—Entonces las respuestas están en ese libro.

— Sí, lo sé.

Ella suspiró.

—Creo que te haré caso y continuaré leyendo.

Él se recostó en la cama, Hayami también lo hizo, él acariciaba su vientre mientras ella sonreía.

— Irás a leer ahora, ¿no es cierto?

—Sí, ¿cómo lo supiste?

— Conozco esa mirada.

Hayami se levantó nuevamente de la cama, Noah la sujetó de la mano, Hayami lo vio a los ojos.

— Te amo.

— Yo también te amo, eres mi pervertido favorito.

Noah sonrió.

—No te acuestes muy tarde, vale.

Ella solo asintió para luego salir de la habitación.

Hayami se acomodó en el sofá y tomó aquel libro entre sus manos. Habían pasado dos días desde la última vez que lo leyó, finalmente estaba convencida de continuar.

"Después de cubrirme el golpe con maquillaje y ver que aun así era claramente notorio, decidí bajar y enfrentarme a mi papá. Estaba segura de que se molestaría..."