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El hermano de mi novia

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Descripción

"¿Por qué?, ¡¿Por qué?!, ¿Qué demonios paso?, solo soy un chico normal de quince años, tengo novia y todo pero...¡¿POR QUÉ TUVO QUE PASAR ALGO ASÍ?! Es decir, me llevo bien con su familia aunque creo que su hermano mayor me odia..o eso creía. No, nada de "creía" el me odia por eso hizo esto, solo quiere que me aleje de su "preciada hermana".

No dejaré que me gane, no voy a caer en su juego. Debo evitar caer en las garras del Hermano de mi Novia

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Capítulo 1: ¡¿Qué diablos paso anoche?!
-Ahh~- un leve suspiro, un chico algo bajo y de gafas se hizo a un lado permitiendo pasar a otros varios que corrían a su lado, deseosos de desvelarse esa noche de Viernes, sin perder un solo segundo para llegar a casa. Justo la campana había sonado y en el salón de clases solo quedaron unos pocos más tranquilos que seguían guardando sus cosas. -¿Eh?, ¿qué traes enamorado?- preguntó el chico a de cabello castaño sentado en la mesa junto a la suya- No me digas que estás pensando de nuevo en tu novia-con picardía y codeandolo juguetonamente, levantaba las cejas haciendo clara su insinuación. Entre los amigos molestarse era lo normal, y viendo como las mejillas se tornaban rosas, seguro no pararía pronto.  -¿Q-que? como crees- le respondió- Lo que pasa es que sigues enojado porque mi novia es una chica linda e inteligente; y a ti te acaban de rechazar tres veces esta semana- contestó el de gafas, haciendo enrojecer al joven castaño. Sí, no pararían pronto. Al menos esta situación se había repetido dos veces esa semana y la única diferencia fue el numero de rechazos del castaño. -¡Ray!- el sonido de pasos en cerca de la puerta revelo a una linda chica, con el uniforme arreglado y pocos accesorios, su belleza natural combinaba con el aura amable que desprendía. Una verdadera lindura cuando sus ojos brillantes se enfocaron en el rubio que aún guardaba sus cosas.  -¡Ah!, p-perdona Marina, como dijiste que tu hermano vendría por ti y que no te esperara, y yo..- en medio de su nerviosismo, al saber quién le llamaba, no pudo evitar tartamudear sin que las palabras se ordenaran correctamente en su cabeza. La necesidad de actuar genial, pero querer ser cortes y no exagerado frente a la chica que le gusta solo lo hizo parecer desastroso. -¡Ah, ya estoy harto!- gritó el castaño dando un golpe certero en la cabeza que dejaría chichón- deja de estar tan nervioso, llevan dos semanas de novios y aun pareces el acosador de siempre-. -¡Y-yo no soy un acosador!- le gritó en respuesta, haciendo reír a la chica. -La verdad Ray, yo sabía que en los descansos me veías a escondidas- un poco apenada la joven desvió la mirada, aunque más apenado estaba el chico de las gafas de saberse descubierto. Sudores fríos y cabeza caliente solo lo mareaban mientras buscaba inútilmente alguna excusa que lo dejara quedar bien o al menos no tan mal.  -Jajaja, te descubrieron acosador- su supuesto "amigo" señalándolo con un gesto de burla corto cualquier salida. -¡CÁLLATE!- gritó, mientras intentaba darle un golpe el cual fue evitado fácilmente. -Como digas, ya me voy enamorados- dijo acomodando su mochila y corriendo hasta la puerta de salida- ¡Nos vemos el Lunes!-. -Levi idiota- murmuró Ray, sintiéndose avergonzado realmente ya no quería seguir el tema y tampoco le pidió que se quedara. -Esta bien, vamos- Marina tomó su mano mientras se dirigían a la puerta, su novio era realmente muy gracioso y tímido.  Durante el camino realmente no hablaron de nada. La joven miraba los alrededores aún de la mano de su novio mientras el otro iba en su mundo pensando lo maravilloso que era ser correspondido por la persona que te gusta. Cierto era que desde que iniciaron año escolar y había conocido a Marina se dio cuenta de lo que era caer irremediablemente enamorado. -Ray, puedes dejarme aquí. Desde aquí son pocas cuadras a mi casa- dijo la joven con una encantadora sonrisa, sacándolo de su ensoñación -Además creo que va a llover. -Insisto Marina, déjame acompañarte a casa, no te preocupes- decía el chico mientras apretaba la mano de la joven y seguían rumbo a la casa de ella. Aunque no era tan tarde, las nubes bloqueaban la luz del sol, no sería extraño que oscureciera antes de que se ponga el sol pero era su novia, quería impresionar, nunca pensó en dejarla irse sola a casa y la acompañaba siempre que había oportunidad. Era la primer chica que llamaba su atención desde que entro a la secundaria, era natural.   Llegaron a la casa y ya en la puerta Ray pensó que sería mejor irse ya. Las nubes cada vez más negras amenazaban con romper en cualquier segundo.  -Nos vemos Marina-. -Hasta luego...- no pudo terminar porque una gota cayó sobre su mejilla y al mirar hacia arriba las pequeñas gotas aumentaron tanto en tamaño como en rapidez- Ray ven dentro, la lluvia esta muy fuerte-dijo mientras lo jalaba al interior. -¡Ah! Marina tu amigo está empapado- una mujer al cruzar la puerta que daba a la cocina los vio en el pasillo junto a la entrada, el ligero olor de especias hacían obvias sus acciones antes de venir a recibirlos- ven a la sala, los amigos de Marina son nuestros invitados-dijo sonriente la mujer. -De hecho mama, el es mi novio-mirando al piso, luego a su madre, Marina se sonrojo un poco al tomar la mano de Ray, invitándolo a pasar- es el chico del que te conté el otro día-. -¡Con más razón!; ¿Ray verdad? Insisto en que te quedes a comer-dijo la madre viendo con emoción al chico. -M-muchas gracias señora, con gusto ¿pero podría antes usar su teléfono y llamar a mi casa? Creo que estarán preocupados- respondió algo nervioso. Era la primera vez que entraba a casa de Marina desde que comenzaron a salir.  -Claro y no te preocupes, si sigue lloviendo así puedes quedarte en el sofá-cama de la sala- comento la mujer, parecía realmente emocionada de tener a Ray en casa.  -Marina mi princesa, ¿como estas?- un hombre alto, muy alto apareció de repente abrazando  a Marina. -Bien papá, te presento a Ray, el chico del que hablé el otro día- dijo mirando al joven El hombre se quedó mirando fijamente a Ray poniéndolo incomodo hasta que suavizo su mirada y le sonrío, sin saber porqué pero el hizo lo mismo. Su rigidez, producto de sus nervios apenas y se notaba cuando el hombre le sujeto firmemente la mano al estrecharla.  -Bien Ray, cuida bien de mi pequeña- fue lo único que dijo antes de ir a su esposa, abrazándola  con mucho afecto. -Ven Ray, vamos por una toalla que aun sigues mojado- dijo Marina mientras llevaba a Ray hacia el piso de arriba. -Gracias Marina- tomó la toalla, aunque apenas había empezado a llover cuando entro, increíblemente había terminado mojado de pies a cabeza. -De nada, en un momento ven a comer. Aun llueve mucho por lo que después podemos hacer los deberes y jugar un rato en la consola de mi hermano, ¿qué te parece?- preguntó. -Muy bien, gracias. Y no pienses que te dejaré ganar- dijo bromista. -Tu eres quien no debe quejarse después de que te gane- le respondió, siguiéndole el juego. Al anochecer, la cena transcurrió tranquila, el hermano mayor de Marina se dignó a aparecer sin dedicarle una sola palabra, y en cuanto terminó la cena se encerró en su habitación; terminaron los deberes y jugaron un rato. Ray pensó que lo mejor era irse pero al parecer los padres de su novia estaban en desacuerdo. -Ya es tarde y sigue lloviendo muy fuerte, lo mejor es que te quedes aquí- dijo la señora. -Ya acomode el sofá-cama de la sala, puedes tomar una ducha- dijo el padre- le diré a Dan que te preste algo de ropa, mientras tanto siéntete libre de usar el baño-. Después de agradecer debidamente, Ray llamó a su casa y le dijo a su madre que no llegaría a casa hasta mañana. No hubo problema y todo fue perfecto aunque no podía negar que se sentía nervioso con eso de quedarse a dormir en casa de su novia. No sería en la misma cama pero si el mismo techo así que le preocupaba igual. Serían las diez de la noche cuando salió de ducharse y se había vestido. La camiseta era unas dos tallas más grandes al igual que los pantalones de pijama que usaba pero no le sorprendía, el hermano mayor de Marina tenía 17 años, por lo que era lógico que le quedaran un poco grandes. Definitivamente no tenía que ver con que era bajo para su edad, por supuesto que no.  Se despidió de los señores, le deseo dulces sueños a Marina y se fue a dormir. Ya serían cerca de las dos de la madrugada cuando sintió que debía ir al baño, se levanto y a tientas subió los escalones. El recordaba que el baño era la puerta de la izquierda y frente a esta era la habitación de Dan. Aun en la oscuridad pudo sentir la perilla pero antes de girarla se abrió la puerta tras de él. Giro lentamente y se encontró con Dan, el hermano mayor. El golpeteo de su corazón por la sorpresa empezaba a calmarse, pero viendo la inmóvil silueta del otro en la oscuridad su tranquilidad fluctuaba. -Yo... yo solo estaba...- no lo dejó terminar. En medio de la penumbra sintió como jalaban su brazo dentro del cuarto y con un poco de fuerza lo arrojó a la que supuso era la cama del mayor. Ray estaba tan atontado por el sueño y la sorpresa que no supo cómo reaccionar. -¿D-Dan?-. El mencionado comenzó a acercarse pero Ray trato de alejarlo a lo que Dan solo tomo sus manos y las puso sobre su cabeza. "Esto es un sueño" era lo que pensaba Ray sin dar crédito a lo que veía. Sin previo aviso Dan comenzó a besarle, el primer contacto fue lento, Ray pudo sentir claramente el aliento del otro al acercase pero; después fue un más demandante. No conforme con eso aprovecho que Ray abrió un poco sus labios para recuperar algo de oxígeno y metió su lengua en la boca ajena recorriendo cada centímetro a su disposición sin pudor alguno. Ray casi podía sentirlo sonreír por sobre el beso, intentaba en vano quitar al mayor de encima suyo pero cada vez que intentaba empujarlo este hacia más presión sobre él, dejándolo entre el colchón y su cuerpo, sin espacio para nada más que el movimiento de sus labios sobre los suyos. En un movimiento Ray rozó la entrepierna del mayor y sintió algo duro abajo además de que el otro había soltado un jadeo entre el beso. Dan se separó lentamente viendo a los ojos verdes y brillantes de Ray; la poca luz que se filtraba a la habitación desde la calle apenas y era suficiente pero para Ray todo era tan claro como la luz del día. Dan, arrodillado sobre él, Ray sintió un escalofrío recorrer su columna cuando Dan sonrío de manera pervertida. -D-Dan, n-no se que clase de broma sea esta pero no es divertido, ya detente- le ordenó. El pelinegro no le hizo caso, se quedo ahí, mirándolo divertido haciendo enojar al pobre chico. -Hablo en serio. -¿O qué?- Ray no se esperaba que le contestara de esa forma. Podría jurar que era la primera vez que le dirigía la palabra desde que había llegado esa misma tarde. -Y-yo...- era inútil, no sabía qué contestar lo que pareció divertirlo todavía más. -Quédate callado- Ray no entendió hasta que sintió algo apretar levemente su m*****o sobre la tela. -¡A-ah!- su jadeo, disfrazado de gemido por la sorpresa fue bastante alto, en seguida se arrepintió y deseo que se lo tragara la tierra pues aunque la habitación estaba en penumbra podía sentir la lujuriosa mirada del otro. Por dios que podía jurar ver su estúpida sonrisa en medio de la oscuridad. -Eso ha sonado muy lindo- si antes estaba sonrojado ahora lucía completamente rojo- Vamos a intentarlo de nuevo-. Ray iba a decirle que dejara de jugar con él, que se detuviera, pero no pudo ya que algo se lo impidió y ese "algo" se encontraba dentro de sus pantalones. No quería aceptarlo, pero sabía que en cuanto abriera la boca, otro vergonzoso sonido podría salir.  -Ya estás poniéndote duro, no me digas que te excita que te haga esto- dijo con tono burlón. Ray solo quería llorar pero no lo haría, no sería tan débil. Tenía que aguantar hasta que el otro se aburriera de su tonta broma y lo dejara ir. Las manos no se detuvieron, al ver que empezaba a reaccionar no dudaron en tocarlo, presionarlo y seguir jugueteando con el. La fricción de la tela empezaba a ser incomoda y mantener la voz baja, un deseo imposible. Los jadeos empezaron a salir inconscientemente de su boca y cuando sentía que pronto llegaría Dan lo beso y dejo de masturbarlo. Así sin más, Ray lo miro confundido a lo que el otro solo sonrió y se fue. Había dejado a Ray con un problema del que se tendría que encargarse después en el baño. A la mañana siguiente, Ray despertó en el sofá-cama en la sala, todo parecía normal. El techo seguía igual, el vaso de agua en la mesa a su lado seguía igual, como si no hubiera movido nada desde que se fue a dormir.  -De verdad fue un sueño muy loco- se dijo a sí mismo. Aunque no podía explicarse porqué Dan le jugaría una broma y tampoco podría explicar porqué soñaría algo así, prefería pensar que todo fue un sueño. Luego de haberse cambiado y haberse despedido de los padres y su novia después del desayuno, Ray arreglaba sus cosas para salir. Ya iba rumbo a la puerta cuando por las escaleras iba bajando Dan quien al verlo sonrió, Ray solo lo ignoro y paso mirando hacia otro lado. -Oye Ray- al oír que lo llamaban volteo, grave fue el error pues unos labios se posaron en los suyos, dándole así un casto y veloz beso que le sorprendió. Dan, aprovechando ese pequeño momento de duda en el rubio, se acercó más para que oídos curiosos no pudieran escuchar lo que quería decirle, al ser mas alto que el se tuvo que inclinar un poco pero no le importo. -No le digas a nadie lo que ha pasado anoche, no querrás que Marina se entere de que ya la has engañado-. -¿De qué hablas? Yo nunca he engañado a Marina ni lo pienso hacer- cualquier rastro de dudas se desvaneció, manteniendo firme el chico de gafas.  -Eso ya depende de si hablas o no,- Dan respondió con un tono malicioso, se irguió lentamente sin separar su vista de aquellos pequeños y feroces ojos verdes. -Quien sabe lo que podría hacerte por lastimar a mi querida imotou-. -Y-ya entendí- intentó que no le fallara la voz en vano, no quería dejar ninguna abertura para que Dan siguiera molestándolo pero al pensar en lo de anoche no pudo evitar retroceder en su actitud desafiante. Dan pareció complacido de verlo nervioso. Sin querer enfrentarse más a ese pelinegro, salió con prisa sin detenerse hasta que al fin llego a su destino. Ya en casa, subió a su habitación, trato de dormir y descansar pero no pudo, tampoco pudo leer para distraerse porque su mente vagaba y terminaba pensando en el pelinegro. Era de lo más molesto. Se quedó en punto muerto hasta que el reloj dio la hora de la cena, después de cenar volvió a su habitación aún sin resolver las dudas que tenía. "¿Por qué me hizo eso?, ¿le habré hecho algo?, ¿solo estaba jugando conmigo para molestarme?..." estas y mas dudas son las que atormentaban a Ray pero haberlas pensado todo el día no le dio una respuesta. Su cansancio era más mental que físico por lo que no se dio cuenta de cuando se quedo dormido, solo recordaba que lo ultimo que pensó era olvidar de momento a aquellas dudas que lo abarcaban y pensar que su linda novia no tenía ningún hermano mayor...

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