CAPITULO 6 INDIFERENCIA

1455 Palabras
Me removía por toda la cama, saqué una mano de la cobija y busqué torpemente mi celular que estaba en la mesita, queria apagar la alarma, la cabeza me dolía mucho, era como si quisiera reventarse, sentía como mi garganta estaba seca. Pude apagar la alarma, poco a poco fui abriendo los ojos, la luz de la mañana me lastimó un poco la vista. Recordé todo lo que pasó anoche, cada palabra que le dije a Jay, y queria morirme, si esto era parte de la crisis de los 30 queria que terminara rápido, estoy arruinando mi vida por completo, por qué suelo auto-sabotearme tanto, es como si yo fuera mi más terrible enemigo. Me senté en la cama, llevé mis manos a la cabeza y comencé a despeinarme, estaba loca por completo ¿por qué demonios lo besé? ¿por qué demonios le dije todo eso? ¿Por qué demonios hui? ¿Acaso soy una colegiala? ¿Cuántos años tengo? Me volví a tirar a la cama, y comencé a patalear, mi vida era un caos gracias a mí, todo es culpa mía, soy experta en tomar malas decisiones. En mi momento de crisis existencial, alguien tocó la puerta - ¿Quién es? – Pregunté. -Soy Fernando – La voz de aquel chico, blanco como la nieve, cabello castaño, un poco largo, con expresión fría, me sorprendió por completo. Me levanté con pereza de la cama - ¡Ya voy! – Dije con una voz un poco ronca. Abrí la puerta y allí estaba él, mirándome con esa frialdad que lo caracteriza, el chico me hizo a un lado y entro a la habitación, yo lo miré sorprendida - ¡Ey! El chico observó toda la habitación y después de unos minutos se giró para verme - ¿Aun no estas lista? Hoy hay un gran evento y Jay te necesita allí, me envió a buscarte – Vi que frunció su ceño - ¿Cuánto bebiste anoche? Toda la habitación huele alcohol. Yo caminé hacia él – Bebí lo suficiente. Me doy una ducha, me alisto y voy – Le dije, indicándole que ya podía salir de la habitación. El chico se acercó a mí, tomó un mechón de cabello que tenía suelto – No te demores, al jefe no le gusta la gente impuntual y sería una lástima que te echara por eso – Yo le quité el mechón de cabello, él simplemente sonrió – Te esperamos abajo, no te demores – Después de que dijo eso salió de la habitación. Tomé un poco de aire y me dirigí a la ducha, me quité toda la ropa y me puse debajo de la regadera, dejé que el agua fría recorriera todo mi cuerpo, eso haría que me despertara un poco más, después de unos minutos salí, fui a la maleta y busqué algo que ponerme - ¿Cómo debo ir vestida? – Pensé en voz alta. Saqué de maleta un jean claro, que me llegaba más arriba de la cintura y acentuaba muy bien mi figura, un básico blanco y una blazer color café claro, unas zapatillas altas, dejé mi cabello suelto, maquillaje suave, no tenía que figurar mucho, a fin y al cabo yo no era la protagonista de esto. Salí de la habitación, en el camino me encontré con Emanuel, iba algo apurado - ¡Hola! Se me hizo tarde, el jefe debe estar furioso – Me dijo con una gran sonrisa, era lindo verlo sonreír, su sonrisa iluminaba todo el pasillo, el chico era alto, delgado, tenía el cabello oscuro como la noche, sus labios eran delgados, era realmente guapo. -Se enoja muy a menudo – Le dije, con una sonrisa algo nerviosa. Él me miró – Es demasiado perfeccionista y competitivo, pero creo que eso es lo que lo tiene donde esta – Me dijo mientras ambos caminábamos lo más rápido que podíamos. Al llegar al salón aquel chico alto con mirada penetrante nos quedó mirando – Llegas tarde – Dijo sin siquiera mirarme, al aparecer solo le hablaba al chico que venía a mi lado y a mí me estaba ignorando. -¡Buenos días! – Le dije cuando me acerqué, pero este simplemente me ignoró - ¿Todo bien? – Volví a decir. Sin siquiera mirarme me dijo – Llegas tarde, tienes que tener más responsabilidad, no porque me gustes significa que puedes hacer lo que quieras, además no es hora para hablar, hay que ponerse a trabajar, no puedes seguir llegando tarde, no hagas que piense que contratarte fue un error – El chico tenía su mirada clavada en la tableta que tenía en sus manos. -¡Lo siento! No volverá a pasar – Le dije, me sentía terrible, su frialdad me dolía, tomé un poco de aire, intenté que las cosas no me afectaran - ¿Qué tengo que hacer? Jay seguía sin mirarme – Nada, solo estar a mi lado en todo el evento, si se presenta algo te diré que hacer – Alzó la mirada y por fin me miró – Al fin de cuenta eres mi secretaria personal ¿No? Para eso te contraté, para que estuvieras a mi entera disposición. Notaba el enojo y la frustración en sus palabras – Entendido ¨Jefe¨ - Le dije, no queria seguirle el juego, sabía que le había dolido que la noche anterior lo rechazara, así que esta era su manera de vengarse. Todo el tiempo me mantuve a su lado, cuando intentaba hablarle él simplemente me ignoraba o me daba respuestas secas y tajantes. -¡Addy! ¿Me puedes ayudar con esto? – La voz de Lucca, llamó mi atención. Como Jay no me necesitaba y lo único que había hecho era caminar a su lado no le vi problema, así que fui con Lucca. Me acerque a él - ¿Qué necesitas? – Le dije. -Llévale esto al ayudante de la tarima ¡Por favor! – Yo tomé unos papales que me daba él y me dirigí hacia donde me había enviado. El ayudante apenas me vio abrió los ojos, comenzó como a acercarse demasiado a mí y yo me sentía muy incómoda, no entendía por qué hacía eso – Eres muy hermosa – Me dijo aquel tipo, la verdad no quería armar problema por esto, estaba recién comenzando a trabajar para la compañía y no quería dar de que hablar para que me despidieran - ¿Después del evento podemos tomar algo? – Yo empuñé mis manos ¿Quién se creía? Y sobre todo ¿Por quién me tomaba? – No lo siento debo regresar al hotel – Le dije. El cuerpo no me respondía, me sentía completamente vulnerable, queria salir de allí corriendo, el tipo me tenía arrinconada contra la pared. El muy imbécil sonrió - ¡No te vas a demorar nada! ¡Eres demasiado linda! Pero también debes tener en cuenta que eres madre soltera y ningún hombre se fijaría en ti… - Un nudo se formó en mi garganta. Tomé una bocanada de aire - Estoy trabajando me puedes dejar tranquila, ¿a demás que pasa si soy madre soltera? Eso no me define. No entiendo a qué te refieres cuando dices eso de manera despectiva – Lo empujé un poco, pero esté volvió acercarse. El tipo sonríe - ¡Vamos! ven acéptame tomarnos algo, te aseguro que no te vas arrepentir - Era demasiado insistente y realmente me estaba colocando más incómoda de lo que estaba, hasta que siento una voz conocida. -¿está pasando algo? – Mis ojos se iluminaron, reconocí perfectamente esa voz. Como pude me alejé del tipo - ¡Jay! No, no pasa nada - No quise decirle no generar algún tipo de problema. El tipo nos mira a ambos - Esta mujer que está perdiendo la oportunidad de que alguien le de amor, aun sabiendo que es mamá soltera y que no vale ya nada para un hombre… - Esa soberbia en sus palabras me lastimaron. Jay se acerca a él - Primero que todo, no tiene nada de malo ser madre soltera, segundo: No vuelvas a referirte de ella así, porque te aseguro que no dudaré en partirte la cara, tercero; ¿No deberías hacer tu trabajo? ¿Qué haces aquí sin hacer nada? Ponte a trabajar, si no hago que te echen por no saber respetar a uno mujer que le ha dicho que no a sus insinuaciones y por estar holgazaneando – Siento un gran alivio que Jay haya llegado en el momento justo, el imbécil se disculpa y se va dejándonos solo en el lugar. -¡Gracias! – Fue lo que pude decir, antes de que mis lágrimas salieran sin poder detenerlas.
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