NARRA KARIM Una semana después. Esto tenía que ser una maldita broma, no podía creerme lo que estaba pasando, había exagerado y a grandes dimensiones esta vez, no es que fuera demasiado malo, simplemente pensaba que lo que había mandado a hacer era descomunal. —Abuelo ¿Cuántas personas invitaste? —El sonrió como si le causara gracia, no tenía idea pero la cantidad de mesas que había en jardín no era broma, eran cientos. —Como...déjame pensar...—Parecía estar haciendo cuentas, evite poner los ojos en blanco, el abuelo estaba haciéndose el desentendido—Como tres mil. — ¡Que! —No pude evitar exaltarme—Acaso ¿Invitaste a medio Dubái? —Mi tono de incredulidad no le pasó desapercibido, el negó rotundamente con la cabeza. —No solo un cuarto— ¿Debía de bromear? —Tus padres invitaron a todo e

