Desperté por el constante zarandeo a mi cuerpo, muy molesto cabe mencionar. Cuando abrí los ojos vi la chica de lado de mi asiento. La mire con mala cara y está solo se encogió de hombros.
-Tienes que abrochar tu cinturón, ya estamos llegando.
Vi la gloria, por fin podría bajar de este asqueroso avión, no digo que sea malo, primera clase nunca es malo, pero estar casi 10 horas sentada no le favorece a mi trasero.
-Soy Dianna por cierto. - ¿En cerio? Todo el camino juntas, y cuando aterriza es que pretende presentarse, muy normal.
-Ileana, un gusto.
Ella asintió con la cabeza.
-¿Y qué te trae a Londres? -Eso me tomó por sorpresa, entrometida... Me cae bien.
-Dejar atrás mi antigua vida. - dije en un suspiro. - ¿y a ti?
-Estudios. Bueno creo que aquí acabo nuestra conversación, espero volver a verte Ileana.
-Lo mismo digo.- dije con una sonrisa.
Vi la chica alejarse de mi, y yo me dirigí a donde se encontraba mis maletas, al salir, vi como el cielo comenzaba a nublarse, debía llegar rápido ya que mi departamento quedaba un poco alejado del centro. Al menos eso había dicho mi padre, supuesta-mente para que estuviera más tranquila, que en una cuidad alborotosa.
Pare un taxi y le di la dirección del edificio, mi auto, mi hermoso y precioso auto llegaba dentro de 3 días.
No sé cómo me haría sin el... Amaba ese auto, había sido un regalo de Mi hermano Kellian, para mí cumpleaños número 18, era especial.
El chófer paro frente a un edificio ubicado en una urbanización muy bonita, todo estaba rodeado de vegetación y eso me gustaba, más allá estaba el bosque... Bueno, él edificio era color azul cielo con toques blanco, nada extravagante, me gustaba.
Le pague al chófer luego de que me ayudara a bajar mis maletas, cuando entre vi un señor de unos 46 años, ojos verdes y medio rubio, unas cuantas canas comenzaban hacerse notar.
-Buenas tardes, usted debe ser la señorita Ivanouk. - dijo regalándome una sonrisa amable.
-Buenas tardes, así es. Un gusto...
-Max, llámeme Max. Bueno su padre me la encargo muy bien, señorita.
-Dígame Ileana, se siente menos formal. -dije sonriéndole.
-Como guste... Ileana, sígame.
Me ayudo con las maletas y subimos al ascensor, vi como marco el último piso, 10 para ser específicos. Cuando se abrieron las puertas caminamos por el pasillo, dejando ver que solo habían dos apartamentos.
-Ese es del joven Blackford, pero no se preocupe, muy pocas veces viene aquí. - al momento de escuchar ese apellido, un escalofrío recorrió mi espalda haciéndome estremecer, qué raro.
-Esta bien, supongo que ese es el mío. - pero que estúpida tu, claro que es el tuyo... Es el único que queda.
Cállate.
-Supone bien, Señorita. - lo mire mal y al parecer entendió mi mirada. - perdón Ileana. Bueno aquí tiene su llave, cualquier cosa que necesite estoy abajo, que disfrute su estancia.
Asentí con la cabeza y le dedique una sonrisa de agradecimientos, luego dio la vuelta y desapareció en la máquina de metal.
Vi las llaves en mis manos, suspire y abrí la gran puerta... Cuando entre me quede embobada, era gigantesco, tenía dos plantas. De verdad era grande, ya entiendo porque solo hay dos departamentos en cada planta.
Vuelvo afuera para entrar las cuarto grandes maletas, después compraría más cosas. Tuve que entrarlas una por una, con un trabajo infernal. Cuando ya estaban todas dentro, cerré la puerta y me dedique a ver lo que sería mi hogar por no sé cuánto tiempo.
La decoración era en colores neutros, como lo había pedido, blanco y n***o y un poco de gris. Las paredes estaban pintadas de blanco y las columnas gris, los muebles eran blancos y tenían cojines negros. En el centro había una mesa de cristal y la pared frente al sofá más grande, había una enorme televisión que cubría casi toda la pared. A la derecha estaba la cocina, muy bonita y espaciosa. Más allá de la sala se encontraba el balcón, salí afuera pero entre rápidamente ya que comenzó a llover, mañana admiraría la hermosa vista del bosque. A la derecha de este, estaban las escaleras de caracol y bajo estas había una puerta la cual supuse era un baño, arriba habían 3 puertas, entre en la primera, ya que había una nota que decía mi nombre con letras cursivas en la puerta más un "Espero que te guste" la habitación estaba pintada de blanco y la cama matrimonial tenía una colcha azul oscuro, como el resto de los muebles y cojines blancos, tenía una enorme alfombra color blanca y habían dos puertas más... Suspiré pensando en que una de ella era el armario y eso significaba una sola cosa: desempacar.
Odiaba las mudanzas por esta sola razón, ahora que lo recuerdo no he recibido ninguna llamada de mis padres ni para preguntar cómo llegué. Aunque supongo que están muy ocupados en su nueva casa en Canadá.
Y que yo no les importó. Muy normal la verdad.
Como cambia todo, si me preguntan qué quiero, no respondería, no se lo que quiero. Y es que aún estoy intentando entenderlo, no conozco el recorrido, solo camino. Intentó ver a través de la lluvia, aunque sé que no soy la única que se siente como yo.
Hay personas con los mismos problemas que yo, incluso peores.
Estoy sola, por mi propia cuenta, y eso es todo lo que se. Seré fuerte, podré equivocarme, pero la vida sigue.
Solo soy una chica intentando encontrar un lugar en este mundo.
Luego de mi infernal lucha de subir cada maleta por esas largas escaleras. No fue nada lindo, ¿Por qué la vida conspira tanto en mi contra? ¿Tan mala fui en la otra vida?
Tras ducharme y colocarme mi piyama.
Caigo abatida en la cama, ya he arreglado todo... Tengo tanto sueño que no sé si fue mi imaginación, o si de verdad escuche el aullido de un lobo, antes de caer en los brazos de Morfeo.