III
1096 Palabras
Ya tengo una semana en Londres, la he pasado normal, hoy voy de camino a mi nueva universidad, gracias a Dios pude matricularme.
Mis padres llamaron hace tres días, aún recuerdo la conversación.
-Hola.
-Hija, ¿Cómo te está yendo? -Dice la inconfundible voz de mi madre, al otro lado del teléfono.
-Bien.
-Oh que bueno, disfruta... Adiós.
Y colgó, eso fue todo. Creo que fue una de las conversaciones más largas que he tenido con mi madre, ellos creen que a base de lujos esta todo.
Estaciono el auto en un lugar libre y tras 5 minutos sentada en el debatiéndome si entrar o no, optó por la primera opción, me dirigí a la entrada, todos se quedan observándome pero no les doy importancia. Voy tarde y tengo que llegar donde la secretaria ya que olvide recoger mi horario cuando me vine a matricular. Muy Estúpido de tu parte.
Si claro, llego a la oficina y toco la puerta, luego de unos par de toques se escucha un típico "Pase". Entro encontrándome con una mujer de unos 40 y algo de años, rubia y ojos claros... Se le ve que en su juventud fue bastante hermosa y aunque no está tan mal ahora, se le nota sus cuantas arrugas.
-Señorita Ivanouk, ¿En qué puedo ayudarla?
-oh si, lo que pasa es... Qué la otra vez olvide mi horario. ¿Me lo podría entregar?
-Claro cariño, espera un momento.
-Claro. -Observe como rebusco entre unos archivos, hasta que por fin saco una hoja en concreto.
-Aquí tiene, que tengas buen día.- dijo con una sonrisa sincera, la cual no dude en devolver.
-Muchas gracias, igualmente.
Me dirigí hacia la salida y anduve hasta mi primera clase... Matemática y con 15 minutos de retraso.
Toqué la puerta y salió un hombre de unos 60 años, ¿cómo no estaba jubilado? Y para colmo Se quedó mirándome raro.
-Llega tarde. -dijo fulminándome con su azulada mirada. Aunque sea sus ojos eran preciosos, un azul muy claro.
-Lo siento señor, es que soy nueva y pues me perdí. - dije mintiendo obviamente. Espero que me crea, nunca he sido buena mintiendo.
-De ser así pase, pero que no se repita. ¿Entendió? Soy el señor Dallas.
Asentí con la cabeza y entre al salón donde muchos pares de ojos clavaron su vista en mi.
-Clase, esta es su nueva compañera. Señorita Ivanouk preséntese... Y que sea rápido.
¿Y ahora qué hago?
-Am me llamo Ileana Ivanouk y vengo de California. Un gusto.
-Bien, siéntese al lado de la señorita Montes.
Yo me quedé como wtf, ¿Quién demonios será esa?
-Al final niña, al final.
Camine hasta el final, sintiendo los murmullos a cada paso que daba, pero no le tome importancia. Cuando me senté pude darme cuenta que mi compañera era la entrometida del avión, pero que pequeño es todo.
-¡Ileana! - dijo con entusiasmo, el profesor le hizo una seña y rápidamente se callo.
-¿Qué tal? -dije en un susurro.
-Todo bien y ¿tú? No pensé que estudiarías acá.
-Ya vez, tengo que entretenerme con algo.
Ambas reímos...
-Señorita Ivanouk y Montes... Fuera de mi clase.
-Pero...
-Las dos, ahora... Fuera de mi clase, sin peros. No la deje entrar para que se pusiera a cotillear.
Ambas salimos y en cuanto estuvimos fuera estallamos en carcajadas.
-Y ¿Ahora qué? -dije cuando paramos de reír.
-Bueno, vamos a un centro comercial... Está cerca y al lado hay una cafetería que hacen unos pasteles exquisitos. Además tengo hambre.
-Pues vamos. - dije en un suspiro.
Subimos a mi auto y ella me iba dando las indicaciones, en unos 10 minutos estamos en un centro comercial bastante lindo y llamativo.
-Vamos antes a la cafetería. Enserio muero de hambre.
-Esta bien. Me recuerdas a alguien.- dije nostálgica.
-¿A quién?- preguntó curiosa.
-A mi hermano.
-oh pudieras presentármelo un día de estos. ¿Cuántos años tiene?
Iba hablar cuando llegó el camarero a pedir nuestra orden, no me había fijado en que ya habíamos llegado, me puse a inspeccionar el lugar en lo que Dianna pedía, era un lugar bonito, no muy grande y de colores muy llamativos para mi gusto, pero le sentaba bastante bien.
-¿Entonces, me hablaras de ese hermano tuyo?
No me gustaba mucho el tema, pero ya que.
-Pues no hay mucho que decir, en pocas palabras falleció hace unos cuantos meses atrás.
-¡Ay por Dios! Lo siento mucho. -dijo bastante apenada.
-No te preocupes, ya es algo normal.
-De verdad lo siento.- dijo apenada y un poco afligida. - Pero cuéntame, ¿No tienes novio? - dijo ahora entusiasmada.
¿De verdad? Me sorprendía bastante lo rápido que podía cambiar de humor... Ja, bastante bipolar.
-Nop.
-Oh! - dijo de nuevo afligida. -¡Qué bien! Así podremos salir de fiesta. ¡Yeih! - sip y de nuevo él entusiasmos. Que normal.
-Claro. ¿Y tú no tienes novio?
-Pues no, pero desde que llegué aquí hay un loco que me persigue, aveces me da miedo... Además de que me lleguen un sinnúmero de regalos de su parte, todos bastantes costosos.
-¿Y los aceptas?
Vi como una sonrisa surgió en su cara.
-Al principio no, se los devolvía cada uno, pero luego me comenzaron a llegar más frecuentes y... Algo tenía que sacar de la situación. Además está como quiere. -dijo encogiéndose de hombros.
-Enserio que estas loca. - dije riendo.
Pov's Deavon
-Alpha.
-Dígame.
-Ya está todo listo, hay hombres en todas las fronteras del terreno... Dudo que se atrevan a entrar aquí.
-Esta bien. Oh ¿ya mandaron hombres a la manada BlackMoon?
-Claro, Con su permiso Alpha. - dijo y se fue.
Salí de mi oficina, ya que el idiota de Ethan quería que lo ayuda a comprar un puto regalo para su mate, como si yo fuera bueno para eso o peor, como si eso me importara.
Odio venir aquí, ver tantos humanos me asquea, su olor... Todo.
Dejo mi auto en el subterráneo del centro y entro, pero hay algo que me deja sin aire, algo que me llena por dentro, algo que desde hace mucho no sentía... Es una buena sensación pero no puedo evitar molestarme con eso, esto no puede ser posible, no puede ser cierto.
Es un olor a rosas rojas y chocolate.
Lamentablemente es cierto, mi lobo luego de durar años sin hablarme me saca de mi shock, dejándome en uno más grande.
Mate.
¡Maldición no!
- Autor
