Completando el vínculo Gorthan durmió plácidamente, tal como Utaki había prometido. Con el paso de las horas, la piel del orco herido recuperó su color y calidez, sus heridas dejaron de supurar y sangrar, y al parecer los maravillosos ungüentos que Utaki le había aplicado habían marcado una gran diferencia en su recuperación. El hechicero le aseguró que viviría y sanaría. Sasha se sentó obedientemente al lado de Gorthan; descubrió que no podía dormir, a pesar de estar agotada. Fuegoglacial se sentó justo detrás de ella, su espalda peluda rozando la de Sasha. A veces, los párpados de oscuras pestañas de la joven se cerraban, y ella se recostaba para dormitar un momento contra su peludo amigo. Al despertar de estos descansos periódicos, se sentaba a trazar con los dedos las líneas familiar

