Cuando la campana suena, me sudan las manos, voy al baño corriendo a lavarme la cara y arreglarme un poco el pelo.
—Ya sal maldita cobarde —dice Vania.
—¿Está ahí? —
—Si — dice, yo trago saliva.
—Bueno, que tan dificil puede ser —digo, salgo del baño y veo a Stefan, es imposible no verlo, camino hacia la salida, las chicas lo miran, Stefan esta vestido con unos vaqueros negros, una chaqueta blanca y una polera blanca, se ve espectacularmente sexy.
—Hola Amparito —
—Hola Stefan —
—¿Hoy podría llevarte en auto o prefieres caminar? —dice, está con las manos en los bolsillos y me sonríe. Yo río.
—Puedo subirme a tu auto —digo riendo.
—Perfecto, porque donde quiero llevarte esta un poco lejos para caminar —
Stefan me abre la puerta de su auto, es un Nissan n***o, dentro esta muy bien cuidado y además huele muy rico, cuando Stefan cierra la puerta y se sube por el lado del conductor me mira y sonrie.
—Debo decir que por un momento pensé que no querrías salir conmigo —dice, yo lo miro sorprendida.
—¿Por qué? —
—No sé, pensé —dice.
—Bueno pero si estamos saliendo en buena onda, esto no es una cita ni nada, ¿verdad? —
—Si tu quieres que lo sea, podría ser una cita —dice, me mira fijamente, como si quisiera saber que pienso.
—Es mejor que sea una salida de amigos, la verdad esas cosas no son para mí —digo moviendo la mano.
—¿Una mala experiencia? —me pregunta, hecha andar el auto y sale del estacionamiento del instituto en dirección a la carretera.
—No tengo experiencias, pero veo a mis amigos —digo encogiendome de hombros.
—Entiendo —dice—. Eres la primera chica que me dice eso —dice, yo lo miro.
—Y ¿con que clase de chicas te juntas? —
—No sé, creía que eran así todas las chicas, la verdad nunca me había tocado alguien que me dijera que no quería una cita o una relación —dice riendo.
—Mmm, ¿tú esperabas acostarte conmigo? —le pregunto, porque la verdad eso que me dijo me dejo un poco dislocada.
—No Amparito, ayer disfrute mucho de tu compañía, quería volver a disfrutarla —dice, me mira y me toma la mano, su mano está caliente ante mi mano fría—. Tu mano otra vez está fría —
—Siempre lo están —digo, y es verdad, me cuesta mucho que entren en calor, y según Vania es porque estoy muerta.
—Quiero llevarte de picnic, es decir, no como una cita, pero el lugar es perfecto para conversar —dice, yo asiento, el camino me parece conocido así que tengo una idea de dónde vamos.
Y sí, íbamos al lago de la ciudad, estaba rodeado de árboles y aunque a veces en verano estaba lleno, con tanto árbol no se podía distinguir. Cuando llegamos y Stefan apago el auto me miro.
—Habrá que bajarse, ¿no crees? —dice, yo asiento un poco roja y me bajo del auto, Stefan hace lo mismo y del porta maleta saca una canasta y una manta.
—El aire se siente muy agradable —digo, él asiente.
—Vamos a buscar un lugar cómodo —dice, yo asiento. Comenzamos a caminar, es casi como de una película, como los árboles acompañan el camino. Es uno de mis lugares favoritos.
—Aquí —digo, era un lugar justo frente al lago, que estaba muy bien nivelado y limpio de ramas, las veces que habíamos venido aquí con los chicos siempre era nuestro lugar.
—No había venido nunca aquí, no conocía este lugar —dice Stefan, yo lo miro sorprendida—. Es que no soy de aquí, Amparito —
—Verdad —digo riendo—. ¿Y como supiste entonces? —
—Vesta —dice, abre la manta y la pone en el suelo—. Le pregunte que lugar era bueno para ir a conversar y me dijo que este era lugar perfecto para venir a escuchar los sueños de una persona —dice, yo me sonrojo un poco pero intento disimularlo.
—Tú no me has contado de los tuyos —digo—. ¿Cuales son tus sueños Stefan? —me siento en la manta y Stefan hace lo mismo, él suspira y me sonríe.
—No son tan fascinantes como los tuyos —dice.
—Quiero oirlos —digo.
Stefan abre la cesta y me da una hamburguesa, con palta, tomate, lechuga, yo lo miro sorprendido.
—Son mis favoritos —digo, él asiente y sonríe para luego darle una mascada a la suya.
—Lo sé —
—¿Vania? —él niega.
—Fue un instinto que tuve, porque bueno ¿A quien no le gustan están hamburguesas? —dice.
—Bueno, en lo que estábamos —digo moviendo la mano mientras le doy un mordisco a mi hamburguesa, que por cierto está riquísima.
—Mmm, no sé no tengo muchos, estudio Derecho —dice, yo abro los ojos sorprendida, y sin querer una imagen de Stefan vestido con un traje a la medida, aparece frente a mí, muevo la cabeza la cabeza sutilmente alejando esos pensamientos.
—¿Y que más? —
—Quisiera ser abogado —dice, yo rompo a reír y él también—. Te ríes bastante fuerte Amparito —dice, yo asiento.
—Se dice que tengo buenos pulmones —digo—. Pero bueno, ¿porque quisiste estudiar eso, que te motivó? —ya casi no me queda nada de la hamburguesa y la verdad estoy deseando que haya traído más cosas, porque si voy a romper la buena alimentación tiene que ser con todo.
—Mi mamá, ella es abogada también, mi padre es médico, así que no sabía bien que estudiar —le da un mordisco a la hamburguesa—. Hay Amparito, se me olvido darte esto —dice sacando una lata de coca-cola. Yo sonrío, justo estaba pensando en eso.
—¡Que rico, y está heladita! —digo, la abro y le doy un sorbo, el sabor dulce me embriaga y me produce un orgasmo de comida, porque bueno, nunca he tenido un orgasmo del otro, pero bueno eso no viene al tema—. Pero sigue no te detengas —digo dándole otro sorbo, que dulce placer de los dioses.
—Mi mamá tuvo un accidente y quedo inválida por un accidente automovilistico, un chofer ebrio, eso la deprimió y no quiso volver a los tribunales, hicimos de todos los tratamientos pero ninguno funciono, hasta que un día, le llego una carta de una chica que había quedado inválida por una imprudencia del mismo conductor, y eso le dio las fuerzas para ir a la corte y meterlo a la carcel, por ella y por la niña —dice.
—Muy valiente —digo.
—Entonces la vi, tan decidida y la satisfacción que tuvo de meter al tipo a la cárcel, y la cara de agradecimiento de la otra niña de que por fin habian obtenido justicia, y me di cuenta, Amparito, que hay muchas personas que no tiene el acceso a la justicia como nuestra constitución garantiza, pero que hay muchos médico como mi padre salvando vidas, pero no habian tantas abogadas como mi mamá haciendo justicia, y ahí me decidí, quiero hacer un cambio al igual que tú —dice, de un mordisco se come lo que le quedaba de hamburguesa, y saca otra lata de coca-cola para él.
Estoy casi sin palabras, lo que me dice es tan maduro, tan profundo.
—Yo no quiero admitir que estoy muy sorprendida —digo, Stefan suelta una carcajada que sin querer hace saltar mi corazón.
—Creo saber porqué —
—Haber ¿y porqué? —indago, Stefan se apoya con sus brazos inclinándose hacia atrás, no puedo evitar mirar que sus abdominales se marcan debajo de su polera.
—Parezco el tipo de chico mujeriego —dice, yo asiento.
—¿Lo eres? —pregunto, no se si quiero escuchar la respuesta.
—Depende cual sea tu concepto de chico mujeriego —dice.
—Mmm, ya sabes los chicos que andan con una chica cada noche, que no tienen relaciones estables, unos picaflor —digo. Stefan parece pensarlo.
—Bueno, no ando con una chica cada noche, pero no soy un santo —dice, bueno era de esperar, es un chico demasiado guapo, debe tener miles de chicas esperando una oportunidad en su cama, era cosa de ver como todas las chicas babeaban por él afuera de la escuela.
—Entiendo —digo, me posiciono igual que él mirando hacia el lago, corre un pequeño viento que provoca pequeñas olas—. Quizás no has encontrado a tu chica —digo.
—Quizás, Amparito, ¿tú esperas a tu chico? —me pregunta, yo niego.
—No, la verdad, esas cosas no son para mí —digo sinceramente. No es solo por los estudios.
—¿Por qué no? Eres una chica grandiosa, que sabe lo que quiere —dice, yo le sonrío. Me fijo que sus ojos son verdosos y que tiene unas pestañas muy largas.
—No me conoces —le digo.
—Pero de lo que te conozco —se endereza y saca un chocolate, de mis favoritos—. Y quisiera seguir haciéndolo, como amigos —me dice, yo asiento.
—Yo también, como amigos —digo, aunque no se si es verdad o no.