Capítulo Dos

1079 Palabras
—¿Qué?— Xavier dijo dejando caer el teléfono de sus oídos para mirar a esta chica. ¿Cómo podía ella pensar en casarse con él cuando no sabía nada de él? —¿Eres del servicio matrimonial?— preguntó. Su pregunta desconcertó a Jessica. —No—, dijo mordiéndose los labios. Estaba segura de que su maquillaje estaba arruinado por todo el llanto que había hecho. La conversación que escuchó la hizo decidir asegurarse de casarse antes de abandonar el juzgado y como este hombre necesitaba desesperadamente una esposa, decidió asumir la tarea. —Tú necesitas una esposa, ¿verdad?— preguntó sollozando. Su llanto le había dejado la nariz congestionada. —Sí, lo soy—, respondió Xavier. Recién se le ocurrió que ella podía ser la solución a su problema. —Me dejaron plantado en el día de mi boda. No quiero aburrirte con todos los detalles, pero veo que necesitas una esposa. Podría ser tu esposa—, dijo ella. Xavier la miró detenidamente. Parecía cuerda a pesar del maquillaje arruinado en su rostro. Volvió a poner el teléfono en su oído. —Asegúrate de recuperar el dinero de la agencia. Yo me arreglaré. Nos vemos de vuelta en la oficina—, dijo, colgando el teléfono y guardándolo en el bolsillo. —Nos casamos. Estoy desesperado por tener una esposa, así que no debo ser exigente—, dijo él y ella asintió. Después de todo, ella fue abandonada y parecía que Burke no estaba dispuesto a reconciliarse, ya que le había bloqueado el número. Se preguntaba dónde empezó a ir mal la relación y por qué él la engañó. —¿Vas a entrar así?— preguntó Xavier señalando su rostro. —Dame un minuto para arreglar mi cara. Nos encontramos adentro—, respondió Jessica, dándose la vuelta y buscando el baño más cercano. Le llevó menos tiempo del que pensaba quitarse el maquillaje. No tenía herramientas para retocarlo, así que limpiarlo era la mejor opción para ella. Regresó y encontró a Xavier parado allí. Lo miró de arriba abajo y pensó para sí misma que al menos no iba a casarse con un espantajo. Era agradable de ver al menos. En cuanto él la vio, se dio la vuelta y empezó a caminar hacia la sala reservada. Su riqueza le había permitido reservar una sala privada, así que entró. Jessica lo siguió y ambos se sentaron frente al juez. —¿No tienen testigos?— preguntó el juez sonriendo a Xavier. Jessica captó de inmediato que Xavier era influyente, ya que el juez lo conocía y él pudo reservar una sala privada. —Llamaré a dos personas para que sean testigos entonces—, añadió antes de llamar a dos personas. Un hombre y una mujer. El hombre iba a ser testigo de Xavier y la mujer de Jessica. El proceso fue más corto de lo que pensaba y pronto estuvo legalmente casada con un desconocido. —Los declaro marido y mujer—. Jessica parpadeó varias veces. No podía creer que acababa de casarse. En circunstancias normales, se suponía que debía besar a su esposo en los labios. Mirando a su lado al desconocido que acababa de descubrir que era Xavier Delgado, todavía no podía creer que estaba casada. —¿Les gustaría tomar fotos?—, les preguntó uno de los testigos. —Sí—, respondió Xavier, recogiendo el certificado de matrimonio del juez. —Gracias por hoy—, dijo dirigiéndose al juez. —Vamos a tomar nuestra foto—, dijo levantándose y saliendo. Jessica apenas podía comprender lo que estaba sucediendo, pero parecía como si Xavier hubiera aceptado el hecho de que se había casado con una desconocida. Parecía estar tranquilo al respecto. Jessica salió y lo vio parado frente al juzgado sosteniendo el certificado. Se acercó a él y se paró cerca de él. —Si vamos a tomar una foto, mejor hagamos que parezca creíble que nos acabamos de casar—, dijo Xavier. —No me preguntaste si estoy de acuerdo con tomar una foto—, murmuró ella. Sabía que necesitaban la foto, pero su corazón roto y su decisión precipitada se le presentaron frente a ella. ¿Siempre tenía que actuar sin pensarlo cuando se enfrentaba a cosas que apenas podía manejar por su cuenta? —Necesito la foto—, dijo él. Su voz dejaba claro que la toma de la foto no estaba sujeta a negociación. Ella estuvo de acuerdo con él y tomó la foto después de todo, se le acercó para casarse. También seguiría adelante con todo lo demás. A ninguno de los dos les resultó fácil forzar una sonrisa en la foto. Jessica apenas podía sonreír adecuadamente ya que su corazón roto se interponía, pero a Xavier tampoco le resultaba habitual sonreír, así que también le resultaba difícil. El fotógrafo tuvo que tomar varias tomas más de lo habitual para poder capturar una en la que las sonrisas parecieran genuinas. Se tomaron algunas copias de las otras fotos y Xavier dio la dirección de correo electrónico para recoger las copias digitales de la foto. Le dijeron que las copias impresas estarían enmarcadas y listas la próxima semana para que las recogieran. —Guarda esto—, dijo Xavier entregándole el certificado a Jessica, ella lo recibió y lo leyó una y otra vez. Llevaba su nombre completo, Jessica Penélope Joshua, y estaba casada con Xavier John Delgado. —Vamos—, dijo Xavier caminando hacia el estacionamiento.—¿A dónde vamos?— Jessica preguntó alcanzando sus pasos. —A ver a mi abuelo—, respondió Xavier. Odiaba hablar demasiado. Pero como acababa de casarse, sabía que ella tendría un montón de preguntas, así que se esforzaba por responder solo cuando le preguntaban. —¿Por qué?— ella preguntó. —Acabamos de casarnos y quiero presentarte a mi abuelo—, dijo Xavier suavemente. Ya estaba diciendo demasiadas palabras y no le gustaba. —Oh— respondió Jessica. Xavier se detuvo frente a un Mercedes, uno de los modelos más nuevos. Ella no sabía mucho de coches, pero podía decir que este coche era muy caro. Parecía exótico y costoso. —Sube—, dijo Xavier. En ese momento, confirmó sus sospechas de que su nuevo esposo era influyente y rico. Debería estar feliz de haber conquistado a un fino joven adinerado, pero su corazón roto no le permitía sentir júbilo.
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