Veintidós

3653 Palabras

Cuando desperté al día siguiente, miré el espacio vacío en mi cama y la realidad me golpeó. Jay me había dicho que me amaba, podía pensar que era debido al placer y la pasión, pero él no decía nada que no sintiera y esas eran palabras fuertes, importantes. Sin embargo, en el lugar donde debía estar, se encontraba vacío, solo una pequeña nota sobre su lado. Mi corazón golpeaba fuerte en mi pecho cuando me senté en la cama. Ya era de día, el sol entraba por la ventana con fuerza, haciendo que mis ojos se quejaran.    No me importó nada, no esperé a cepillarme los dientes y vestirme. Me sentía pegajosa y sabía que debían quedar los restos de semen en mi sexo, pero no pude esperar para tomar la hoja y con manos temblorosas comencé a leer.    Kate, nunca me he considerado un cobarde, al m

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