—¿Qué haces aquí Jay? —pregunté, sentada en la cama de mi habitación, mirándolo mientras se secaba con la toalla. Hubiese podido hacerle la pregunta antes, pero primero tuvimos que ducharnos y quitar la ropa del sofá, Jett podía llegar en cualquier momento y lo que menos deseaba era que nos encontrara desnudos en la sala de estar. Se iba a volver loco y ya estaba cansada de las peleas, lo único que quería era paz. Jay dejó de secarse y se colocó sus bóxer, la vista era genial, pero me sentía tan cansada, que ni siquiera me detuve admirar su cuerpo. —Quería verte —murmuró por fin, pero no estaba mirándome. Aquella simple respuesta, en vez de hacerme sentir bien, me enojó. No tenía el derecho de sacarme de su vida, de ignorarme y tratarme como si yo no fuera importante pa

