En unas horas es la boda de mi hermano. Estoy terminando de alistarme en el hotel ya que no quise ir a casa de mi abuela ni de mi padre porque no estoy para soportar sus discursos ni nada.
Cuando estoy lista salgo de la habitación junto con Dylan y nos vamos a donde nos está esperando un chofer para llevarnos a la boda.
Lo primero que veo al llegar es a mi padre junto con su esposa y Federico, mi medio hermano. Paso por su lado sin saludarlos. Luego saludare a Fede, pero ahora no. Thiago corre a mí y me toma en brazos, siempre lo hace.
- Esta preciosa hermanita – dice al bajarme. Saluda a Dylan con un abrazo. – cuanto los extrañaba – comenta.
- Nosotros igual feo.
- No soy feo, soy precioso – dice arrogante.
- Está bien, si tú lo dices – levanto los hombros.
- Ahora tú me dirás donde estuviste metida estas últimas semanas y porque no contestabas tu celular – interroga.
- En Chile y quería estar desconectada de todo esto – señalo todo. – quería ser yo sin tener que preocuparme de nada. – explico.
- Te entiendo hermanita, sé que para ti no es fácil vivir en esta vida. – hace una mueca – pero para cuando quieras escapar me invitas okey. – pide. Asiento.
Nos dirigimos a nuestros asientos, cuando está por iniciar la ceremonia. Al terminar nos vamos a donde será la fiesta. Agradezco que en nuestra mesa no está mi padre con su esposa ni mi abuela, sino seria desagradable la velada.
Marina va a lanzar el ramo, no quiero ir, pero Thiago y Dylan me obligan. Me gano detrás a esperar, estiro los brazos cuando lo lanza y cae en mis manos, no sabía qué hacer, así que mire a mis hermanos que se reían de mí. Mari llega junto a mí.
- Mi cuñada será la próxima afortunada en casarse. – anuncia.
- Jaja… no, esto es una equivocación – susurro
- Eso lo veremos cuñada – me guiña y se va.
- Felicidades – escucho su voz y me coloco nerviosa – serás la próxima en casarte. – sonríe cuando quedamos cara a cara.
- Gracias – intento pasar por su lado, pero me sostiene del brazo.
- Cada vez que nos encontremos te escaparas como una cobarde. – dice arrogante, alzando una ceja.
- No, solo que no soporto estar cerca de personas… - lo miro de pies a cabeza – como tú. – lo miro a los ojos con rencor.
- Ya te pedí perdón por lo sucedido – dice exhausto - ¿Cómo no puedes perdonar? – pregunta con cara de cordero arrepentido – hazlo igual que como lo hizo tu padre.
- Ese es el problema. – digo exhausta – no soy como él. A mí no me interesa lo que opinen sobre la familia. No me gusta vivir en una falsa. – estoy furiosa – no me obligaran a hacer como que nada sucedió. – me suelto de golpe y me voy.
- Hermana – habla Alessandro, pero yo sigo avanzando - ¿dónde vas? – pregunta – aún no ha terminado la fiesta. Quédate por favor. – pide. Paro en la entrada de la casa.
- Lo siento hermano, pero no puedo. – trato de que no se escapen las lágrimas – intento hacer que nada sucede mientras que de todo sucede – hago una pausa – ya no puedo seguir fingiendo – caen algunas lágrimas en mis mejillas – no soy igual a ustedes, no estoy acostumbrada a esto. – muestro a mi alrededor – no puedo. – se acerca y me abraza. – estoy harta de todo. Quiero mi antigua vida. Quiero ser feliz sin preocuparme de cometer errores.
- Ya, ya hermanita – me consuela – tranquila, todo pasara. – levanta mi cabeza – y no debes de fingir, se tu misma. Eres increíble tal y como eres.
- No puedo. Quisiera, pero no puedo. Por ellos no puedo. – le recuerdo.
- Nada te pasara. No dejare que te vuelvan hacer daño hermanita – dice desde atrás Thiago, uniéndose al abrazo.
- No dejaremos que te dañen hermanita. – afirma Aless.
Nos quedamos así durante unos minutos y después me voy. No puedo seguir en esta casa. Odio estar aquí.
Llego al hotel y voy directo a mi habitación. De camino hacia acá cambie el boleto de vuelo. Salgo mañana a primera hora. Me quito los tacones y el vestido, y me acuesto.
Suena la alarma que programe anoche para despertar. Me levanto y voy a bañarme. Cuando voy camino al aeropuerto le envió un mensaje a Thiago para avisarle que adelante mi vuelo y que mañana acompañe a Dylan a tomar su vuelo.
Acabo de llegar a casa. Llamo a Irene para que vayamos a comer. Ya mañana comenzare a preocuparme por mi regreso a la empresa que creamos con mi madre. Me hare cargo de ella desde la sucursal de Madrid.
Estamos en el restaurant y nos ponemos al día con todo lo sucedido últimamente. Después de comer nos vamos de compras y al cine. Ya de noche regreso a casa.