No lo iba a negar. La noche había sido maravillosa y habíamos podido hablar de muchas cosas. Me contó cómo nos habíamos conocido y un poco sobre su familia. Yo comencé a trabajar en el área de atención al cliente de un banco, del cual él era cliente. Dijo que se enamoró de mí a primera vista y dos semanas después se atrevió a invitarme a cenar. Yo acepté encantada y lo demás fue historia. Nos enamoramos y nos casamos a los seis meses de estar saliendo, a pesar de que muchos nos señalaron por la diferencia de edad y por lo precipitado del matrimonio. —Como te dije antes, yo estaba muy enamorado de ti y más nada me importaba. Solamente quería que fueras mi esposa, porque tú te habías metido en mi corazón como un clavo que lo atravesó hasta lo más profundo—aseveró con voz firme. —¿Y tu fa

