Era Ana. -Oh, señor Bessette, no le esperaba a usted aquí. -Me gusta estar al tanto, señora González -respondió inhóspito. -Claro. Bessette me miró un segundo con ojos oscuros y dijo: -Me alegro de que todo marche bien, señorita López. Luego cruzó el estudio a grandes zancadas y se largó. -¿Inspección? -preguntó Ana. Yo asentí. No sabía que más podía añadir, no comprendía nada. ¿Me estaba volviendo loca o el señor Bessette iba a besarme? Dejé unos segundos que aquello me rondara en la cabeza, hasta que llegaron Marcos y Mónica y me sacaron de mi trance meditabundo. -¿Qué te pasa? -Parece que hayas visto un fantasma -corroboró Marcos por lo bajo. -¿A mí? -repuse yo. -A mi tía, Paca. ¿A quién va hacer si no a ti? -Nada, anda deja de inventar y ayúdame con esto. En seguida los

