Capitulo 6

1577 Palabras
Cade Mi nueva hermanastra me esta mirando como el Abominable Muñeco de Nieve, con los labios ligeramente entreabiertos y los ojos redondos, de un curioso tono azul. Es joven, pero no tanto como esperaba. Supongo que el atuendo que le puso Nate la hace parecer mayor. Parece incómoda, tirando de los tirantes finos del vestido, así que dudo mucho que sea ella quien haya elegido lo que se pondrá. El vestido por sí solo probablemente cueste más que su casa. ¿Tiene siquiera una casa? Estoy seguro de que Nate mencionó algo por teléfono sobre ir a recogerla a su remolque. Mi padre tiende a conseguir lo que quiere. Archiva sus formas de control bajo el título de —cuidarnos— o —cuidarnos— o —simplemente hacer lo mejor—, pero la verdad es que quiere que las cosas salgan a su manera. Es literalmente el manager de Darius, joder. A menudo veo a Darius en él, en su necesidad de controlar su entorno, pero Dax tiene otras razones para eso, algunas que sí entiendo. —Cade—, dice Nate, —quiero que conozcas a Genesis. Tu hermanastra. La miro fijamente y, para darle apoyo, ella sostiene mi mirada. —No tengo una hermanastra—, digo, mi tono es indiferente. —Lo haces ahora. Se bueno.— Una advertencia. —Su madre acaba de morir—. Sonrío. —Siempre soy amable—. Eso es una mentira. ¿Es este el nuevo proyecto de Nate? A veces pienso que se concentra en los demás para no tener que pensar en sí mismo. No se me ha escapado que mi padre no tiene mucha vida social. Ha habido alguna mujer ocasional, pero nada como Dax y yo. Lo atribuiría a su edad, pero acaba de cumplir cuarenta años, así que no es que sea anciano. —¿No pensaste que deberías habernos advertido sobre una hermanastra antes?— Yo sugiero. —¿Tal vez mencionarlo en la mesa, tal vez?— La expresión de Nate es ilegible. —Nunca surgió—. Levanto una ceja. —Claramente no.— Genesis vuelve hacia mí esos grandes ojos azul pálido. —¿No sabías de mí?— Ella parece sorprendida. —¿Sabías de mi madre?— Frunzo los labios y sacudo la cabeza. —No. Él nunca dijo una palabra.— Ambos miramos en dirección a mi padre, quien al menos tiene la decencia de encogerse un poco. Me pregunto qué otros secretos nos ha ocultado Nate. Él no entró en nuestras vidas hasta que yo tenía ocho años y Darius tenía seis, así que somos conscientes de que tuvo una vida entre su ruptura con nuestra madre y su regreso cuando ella se enfermó, pero ha estado seriamente cauteloso sobre lo que hizo durante esos años. Ahora sé. Debido a que yo ya era un niño de ocho años desafiante y enojado cuando nos lo presentaron por primera vez, nunca logré que mi cerebro dejara de ser él. 'Nate' para él siendo 'papá'. —¿Definitivamente es una hermanastra?— Compruebo. —Ella no es tuya—biológicamente, ¿Quiero decir?— Nate me mira. —Cade, Genesis tenía tres años cuando conocí a su madre. No hay absolutamente ninguna manera de que ella sea mía, al menos no por sangre, de todos modos—. Eso me agrada, pero no puedo decir exactamente por qué. Soy consciente de que estamos llamando la atención. Estoy acostumbrada a que la gente me mire, pero dudo que mi nueva hermanastra lo esté. Casi me río del hecho de que tengo una maldita hermanastra que mi padre se ha olvidado por completo de mencionar hasta ahora. El hijo de puta ha estado casado todos estos años y nunca se molestó en mencionarlo. Que idiota. ¿Qué tenía la madre de esta niña que no tuviera la nuestra? ¿Por qué Nate decidió casarse con ella en lugar de con nuestra madre? Tal vez no debería importarme una mierda (después de todo, fue hace años), pero todavía no puedo evitar sentir una punzada de celos dentro de mí. ¿Se parecía la madre de Genesis a ella? ¿Quizás eso fue lo que atrajo a Nate? Supongo que lo entiendo: esos grandes ojos azul pálido, el largo cabello castaño rojizo. Un pedazo de culo caliente con un vestido plateado extremadamente corto que no deja absolutamente nada a la imaginación deambula por allí. Ella lanza una mirada por encima del hombro y me da una pequeña sonrisa secreta. —Oye, tú—, le llamo. —¿Qué harás después del espectáculo? Parece que te verías bien encima de mí—. —¡Cade!— mi padre espeta y lanza una mirada a mi nueva hermanastra. Sólo me río. La rubia hizo una pausa, sin saber si estoy bromeando o no. —¿O preferirías montar a mi hermano?— Mi padre me mira como si quisiera que estallara en llamas en ese mismo momento. Sólo me divierte. No me importa si mi padre piensa que estoy prostituyéndome. Mejor eso a que él sepa lo que realmente estoy haciendo. No tengo miedo de mi padre, pero tengo miedo de las consecuencias de mis acciones. ¿Pero eso me hará parar? Ojalá así fuera. Ojalá fuera suficiente. La rubia se echa el pelo detrás del hombro. —Tu hermano es Darío Reynols, ¿verdad? Me encantaría conocerlo después del concierto—. —Yo podría arreglar eso. Apuesto a que a él también le encantaría conocerte . Bajo un poco el nivel de mi voz y me inclino más cerca para que pueda escuchar. —Aunque soy yo la que tiene la polla perforada—, le digo. —Espera hasta que experimentes eso por primera vez. Nunca volverás—. Echo un vistazo furtivo a mi nueva hermanastra, tratando de evaluar si mis palabras la han afectado. Ella no se ha movido, pero me mira fijamente con las cejas levantadas y el labio superior curvado con disgusto. Las fosas nasales de su bonita naricita están acampanadas. —¿En serio?— ella dice. —¿No sabes qué año es? ¿Desde cuándo los abucheos han vuelto a estar de moda? —Eso no fue un abucheo, hermana , fue una oferta—. La chica del vestido brillante me lanza una sonrisa extra y se aleja tranquilamente. Estoy bastante seguro de que ella estará por aquí después del espectáculo. Genesis pone los ojos en blanco y sacude ligeramente la cabeza con disgusto. No puedo creer que mi padre haya corrido al rescate de esta pequeña huérfana, Annie. Eso es lo que hace: cree que puede rescatarnos a todos. Apuesto a que no podía creer su suerte cuando descubrió quiénes eran su familia adoptiva. Los signos de dólar probablemente brillaban en sus ojos como un jodido personaje de dibujos animados. Nate dice que sólo estará con nosotros durante aproximadamente una semana, hasta que cumpla dieciocho años, pero me pregunto cuánto habrá metido sus garras en él para entonces. No conozco la historia completa sobre cómo o por qué Nate dejó a nuestra madre, pero como la de ella vino después, puedo garantizar que andar con otras mujeres jugó un papel en ello. Ella ni siquiera es sangre, apenas es familia. No entiendo por qué somos nosotros los que terminamos cargando con ella. Al menos es agradable a la vista con esa cara y esas piernas interminables. Y luego están esos ojos... Le vendría bien ganar unos cuantos kilos, rellenar esas curvas, pero como dicen, más de un puñado es un desperdicio. Me pregunto cuánta experiencia habrá tenido. ¿Es una de esas adolescentes cachondas que se han follado a la mitad de los chicos del instituto, o es una de las que piensa tanto en sí misma que es intocable? Es difícil saberlo con certeza sin verla en su entorno natural. No me importa de ninguna manera. Si decido que la quiero, la tomaré, sin importar lo que diga mi padre. Me imagino esas piernas largas y delgadas envueltas alrededor de mi cintura, y mi polla hormiguea y se alarga. Ella es mi hermanastra y eso la pone fuera de mis límites, pero en realidad eso sólo hace que la desee más. Si esto también enoja a mi padre al mismo tiempo, entonces todos ganan. —Necesito ir detrás del escenario—, le digo a mi padre. —Dax me estará esperando—. —Por supuesto. Tu hermano te necesita—. A veces lo dudo. A Darius le molesta mi presencia; Estoy seguro de que sí. Quizás siento lo mismo por él. Si no fuera por su talento, todos seguiríamos viviendo en la miseria, y seguro que a él le gusta recordármelo. Pero soy como el puto perro guía de Dax, el que cuida de él. Cuando llegamos a un lugar nuevo, soy yo quien se asegura de que pueda orientarse y de que todos los que apoyan el acto de Dax sepan exactamente lo que se espera de ellos. Si alguien la caga, deja una silla en el lugar equivocado o mueve las pertenencias de Darius, se enterará por mí. Así que supongo que somos codependientes unos de otros, lo que probablemente no sea algo bueno. —Entonces te veré más tarde.— Me vuelvo hacia Genesis. —Encantado de conocerte, hermana—. Y me alejo, dejándola boquiabierta tras de mí.
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