— Te has quedado callada, mi intención no ha sido asustarte, sólo quería saber si estabas bien.— Dice un poco tímido.
Lo miro fijamente intentando descifrar sus intenciones pero su mirada parece transparente o tal vez es solo es el color de sus ojos, debe pensar que soy una loca pero no me puedo contener más y sin más me abalanzo hacia él con un beso devorador y hambriento, como un tigre en verano que no ha comido y siento que el corresponde con la misma intensidad, siento que pasa un rato hasta que nos detenemos porque llega Valerie y nos interrumpe con una risilla.
— Siento interrumpirlos — miente, lo veo en su burlesca expresión— Aleve ya se va con una chica que conoció en la barra y yo también encontré con quien irme, avísame cuando llegues a casa, hermosa, pórtate mal y hazlo bien — me da una sonrisa cómplice y un guiño de ojo y se va entre risillas, ¡maldición, este par siempre hace lo mismo!.
— ¿Te parece si te llevo a tu casa ahora?.— Dice algo incómodo y tímido.
— Tengo auto, no hace falta — Digo disimuladamente intentando que olvide ese lapsus que me acaba de dar donde perdí la cabeza completamente.
— ¿Estás segura?.— Pregunta un poco nervioso.
¡Maldición!, entre mis dudas bajé la mirada y vi su entrepierna, el tipo está completamente excitado!, -¿qué debo hacer ahora?- Pienso.
— Si tu no tienes auto puedo llevarte a tu casa — Digo mientras veo como sonríe con complacencia.
—¡Debo estarme volviendo loca!.— Pienso.
— Te lo agradecería.— Responde con la alegría plasmada en su sexy rostro.
— Vamos, dejé mi auto en el estacionamiento.— Respondo intentando ignorarlo.
En la caminata hasta el estacionamiento no me dirige la palabra, parece estar concentrado en algo, yo tampoco hablo, el ambiente es un poco incómodo.
— ¿Siempre te miran así?.— Pregunta con un tono de molestia.
— ¿Cómo?.— Respondo confundida.
— Pregunté si siempre te miran así.— Dice un poco más enojado.
— ¿Quiénes?.— Digo aún más confundida.
— Los hombres.— Dice bufando.
— Pues no lo sé, o me fijo mucho en lo que no me interesa.— Digo levantando los hombros.
— Ya veo.— Dice por lo bajo.
— Es este, puedes subir.— Digo señalando mi auto.
— Lindo auto!.— Dice mientras observa mi auto.
— Gracias.— Respondo cortante.
— Como este tipo comience a hablar de autos ahora mismo lo tiro del asiento a la carretera con el auto en movimiento.— Pienso molesta.
— A qué te dedicas?.— Pregunta de repente.
— Ya empezó con las preguntas que no quiero responder, a ver qué me invento!.— Pienso bastante fastidiada.
— A nada, realmente no hago nada, ¿y tu?. — Digo con el sarcasmo plasmado en mi voz.
— Ja ja, vaya, eso si que me sorprendió, juraría que he visto tu cara en algún lado.— Dice mirándome de reojo.
—¡Mierda!, ya me reconoció o tal vez no, veamos qué mas dice.— Pienso mientras aprieto el volante con fuerza.
— Tengo una empresa de software. — Dice sonriendo.
— Eres un hacker.— Suelto de golpe.
—Trágame tierra, obviamente su respuesta será no, no vas por la vida diciendo que eres un pirata informático!.— Digo para mis adentros mientras me reprendo internamente.
— Ja ja no todos los programadores son hackers.— Dice divertido.
— Lo sabía, dijo que no, seguramente lo es.— Me digo a mi misma.
— Y a dónde te llevo? No me has dicho tu dirección.— Digo mirándolo de reojo.
— Vivo en el complejo de departamentos que está al este de la ciudad.— Responde relajado.
—¡Qué casualidad, justo donde vivo yo!.— Pienso un poco confundida.
— En qué torre?.— Pregunto con curiosidad.
— En la torre 6.— Dice mirándome.
— Espera, esa es la torre donde vivo, ¿cómo es que nunca había visto a este tipo si es un complejo bastante privado?.— Pienso totalmente confundida.
— Está bien — Respondo mientras actúo como si nada, no quiero que sepa dónde vivo ni se de cuenta de que estoy nerviosa.
— Te he visto un par de veces por el complejo, vives allí?.— Dice curioso.
—¿Me ha visto? ¿Cómo es que no lo he visto a él? (Vives en una burbuja donde nadie a tu alrededor existe y no hablas con nadie de tus vecinos, deja la paranoia, no es un psicópata) gracias cerebro, por la respuesta!.— Discuto internamente.
— Si, la verdad es que si vivo allí, no sabía que tu también, nunca te había visto — ya estamos llegando y espero a que él baje para ir a estacionar mi auto a mi lugar y no baja.
— ¿No vienes conmigo? Tengo más tequila arriba — Esto no me lo esperaba, —¿qué debo hacer? (deberías ir, follártelo y dejar de andar de paranoica) Cerebro ya basta, está bien, solo iré por el tequila!— Debato internamente.
— Vale, deja bajo hasta el estacionamiento y dejo el auto en mi lugar, así cuando terminemos el tequila puedo ir hasta mi departamento.— Comento casual.
— Perfecto, subimos desde el ascensor del estacionamiento — Enciendo el motor de nuevo y vamos al estacionamiento subterráneo, allí me aparco en el lugar que me corresponde y lo escucho hablar
— Vaya, así que somos vecinos — Menciona casual.
—¿Qué dijo? ¿Vecinos?— Pienso mientras intento calmarme.
— Pensé que el departamento junto al mío seguía vacío, la antigua dueña me odiaba.— Digo con tono de molestia.
— O no, soy tu vecino de arriba — Sonríe mientras lo dice— ¡espera!, ¿vecino de arriba? Eso quiere decir que vive en el pent-house.- Digo para mí.
— Vaya, no debes tener mucho tiempo viviendo allí, supe que se remodeló hace poco pero nunca noté que alguien se mudara allí.— Digo tratando de sonar lo más tranquila posible.
— No me he mudado, yo no soy de acá, vine por negocios y en cuanto los termine regresaré a mi país— Aclara.
— Oh, entonces debes tener una agenda muy apretada — Digo mietnras el ascensor se abre en su departamento, es bastante elegante y amplio aunque puedo notar algunas cajas selladas y unas maletas en un rincón.
— Puedes dejar tus zapatos aquí en la entrada, te traeré unas pantuflas — Dice mientras se coloca unas pantuflas a entrar.— ¿qué ha dicho?— Pienso sorprendida.
— Perdón, ¿qué?— Pregunto confundida.
— Disculpa, en mi país es costumbre no entrar a las casas con los zapatos de la calle, ten, estas pantuflas—Dice sacando un par de una especie de armario junto a la puerta— podrían ser de tu talle —
—¡De mi talle? Soy del 4/2, él no parece tener el pie de ese tamaño, será que tiene novia?— Debato internamente mientras me las pongo.
—Gracias, pues si son, me quedan perfectas — Digo con un poco de sorpresa.
— Vamos a la sala, allí tengo un pequeño minibar— Dice mientras camina a lo que creo es el mini bar—mientras te pones cómoda iré por algunas botanas para comer — dice y yo tomo asiento observando cómo todo está perfectamente ordenado, el sillón es de cuero gris, unos almohadones perfectamente ordenados entre blancos y una escala de grises, una alfombra exquisita, sobre ella una mesa de madera fina, solo tiene una escultura de una pareja de amantes, parece tallada en hierro pero se ve muy delicada, volteo hacia la habitación por donde se fue y veo que regresa con unas bandejas, en cada una veo botanas que me encantan, algunas de salmón con queso crema y otras de escabeches del mar, ¿de dónde salió este tipo?
— Disculpa si no es de tu agrado, no estaba preparado para visitas — Dice algo apenado.
— Está bien, esto es justamente lo que más me gusta picar — veo que sirve dos shots de tequila y me ofrece uno — y te falta poco para regresar a tu país?— pregunto mientras tomo uno de los shots.
— Todo depende de cómo vayan las cosas, pero espero que no, me gustaría permanecer un poco más aquí, es una hermosa ciudad — Dice con un poco de nostalgia en su mirada.
Así se nos va el rato conversando hasta que inevitablemente me quedé dormida, no sé en qué momento me levanté y me vine a mi departamento, seguramente estaba muy borracha para recordarlo, me devano los sesos intentando recordar qué pasó ayer pero es inútil, ya le preguntaré al tipo de anoche, que por cierto, no recuerdo su nombre tampoco, qué pasó y cómo es que llegué hasta mi casa!