3: La Adquisición Leone

1525 Palabras
Patrick. Ágata y Agnese. Las gemelas Leone. Dos cuerpos idénticos, cabello pelirrojo y ojos esmeraldas hipnóticas, pero personalidades diametralmente opuestas. Son un activo formidable. El plan de nuestras madres, el pretexto de la boutique, fue un éxito predecible. Sabían que su belleza sería una llave, pero es su dualidad lo que nos atrae; la combinación perfecta de control y desafío. Están destinadas a ser de nuestra propiedad, y mi rol es asegurar que la transacción sea impecable. —¿Y qué tal les parecieron las gemelas Leone? —pregunta Mamá Valeria con una sonrisa ladina, observándonos a través de su copa de vino. —Son hermosas, ¿verdad? —¿Bromeas, Madre? Son unas putas diosas —masculla Arturo, ganándose una mirada de desaprobación cómplice por parte de Richard y mía, más por la vulgaridad que por la inexactitud. —Nadie puede negar su belleza. Son una obra de arte genética —corrobora Thomas, con su habitual frialdad analítica, mientras corta su carne. Después de la visita a la boutique, nos reunimos para cenar con nuestras madres; nuestros padres están inmersos en asuntos del casino. —Aunque Ágata se presenta como un objetivo difícil —intervengo, y mis hermanos asienten en reconocimiento—. Su postura es de ataque. Es como una serpiente mamba en posición de defensa. Agnese, en cambio, tiene la fragilidad de una coneja. Mamá Valentina sonríe dulcemente. —Ambas están solteras. Siempre hay una oportunidad. —Oportunidad siempre tenemos, Madre —Angelo replica con arrogancia. —Ellas no serán la excepción a la regla De Rosa. Mamá Valeria ríe, un sonido grave y lleno de diversión. —Parece que no captaron el verdadero desafío. Ágata es fuerte y, me atrevo a decir, incontrolable. Su aura es dominante, incluso para una mujer. Se nota que es territorial con su hermana y que es ella quien lleva las riendas. Ella, mis queridos lobos, puede ser la única excepción que jamás hayan enfrentado. —Para ganarse a ambas, deberán primero doblegar su voluntad —Mamá Valentina nos mira con diversión genuina—. Diez hombres dominantes podrían no ser suficientes para hacerla ceder. Apretamos los puños. Si nuestras madres, las únicas que han logrado domar a la generación anterior, lo dicen, Ágata es un obstáculo real. Miro a Raffael y a Richard; la sonrisa que compartimos es la de cazadores que acaban de oler sangre. Nos gustan los retos, y lo que queremos ahora es la adquisición completa de las gemelas Leone. —Tranquilas, Madres —Raffael, siempre el líder, toma la palabra, su voz grave y autoritaria—. Sabremos cómo abordar esta situación, especialmente con Ágata. —Me irritó su tono cortante, pero eso la vuelve fascinante —Oliver, el sádico de la familia, sonríe con malicia. —Nos acercaremos a ellas en la celebración familiar. Todos debemos hacer un avance, aunque solo sea en el reconocimiento de su valor —concluye Raffael, marcando la pauta. —Será divertido verlos fracasar —dice Mamá Valeria, sin filtro. —Sobre todo, lidiando con la Serpiente. —Por favor, Mamá, si mis padres pudieron contigo, con Ágata será igual —Lance bromea, provocando una carcajada general, incluso en Mamá Valeria, cuya voluntad es un campo de batalla. Mamá Valeria es la protectora, la valiente, la de carácter indomable, mientras que Valentina es la cariñosa, la luz. Son el sol y la luna. Y aun así, tienen a cinco hombres poderosos a sus pies, dispuestos a darlo todo. Siempre he anhelado una conexión así, una mujer que ame al monstruo detrás del traje de abogado. Pero el miedo es constante; soy un hombre de expedientes oscuros y decisiones sin remordimientos. —Será interesante ver a la primera mujer que no cae con una cena y una mirada —Richard esboza una sonrisa depredadora—. Veremos cómo perdemos la paciencia con la difícil para ganar ventaja con la otra. —Pero —Mamá Valeria se inclina, y su tono se vuelve peligroso—, deberán desearlas a las dos por igual. Sé cuán dominantes pueden ser, unos más que otros. Ágata no es sumisa, y eso al principio no les gustará. Ella no caerá fácil, ni se dejará subyugar como, posiblemente, Agnese. —Aún sabiendo esto, ¿seguirán adelante? —pregunta Mamá Valentina—. Si no son las dos, no es ninguna. Esa es la regla. Intercambiamos miradas. Raffael, Richard, Angelo, Thomas y Nicholo son los más dominantes, especialmente Raffael, quien disfruta controlándolo todo. Pero la condición es clara. —Será divertido domar a la serpiente —suelta Nicholo, con una sonrisa arrogante. —O que la serpiente dome a los lobos —Mamá Valeria lo mira con seguridad—. Si no me creen, pregúntenle a sus padres cómo los domesticaba yo. —Por Dios, Madre, no queremos esos detalles —Valenty niega, divertido. Nuestras madres disfrutan de esta cacería. Una domadora y una domesticada. Sé que está mal, pero somos salvajes y hablamos sin filtro. Richard. Nicholo, Valenty y yo estamos en mi habitación. Patrick acaba de unirse, y los demás se sientan en el sofá. —¿Creen que nos acepten? —Valenty expresa su duda, algo poco común en él. —Ya saben, la idea de compartirse y compartirnos. —La poligamia no es socialmente bien vista —admite Patrick, el abogado del grupo—. Y es obvio que lo rechazarán al principio. Pero si queremos adquirirlas, debemos demostrar que esta clase de relación es la más intensa y segura que pueden obtener. Me siento en la cama. —Necesitamos una estrategia de acercamiento. Debemos investigar sus rutinas, los lugares que frecuentan y sus círculos sociales. —Tú y Arturo se encargarán de la investigación —ordena Nicholo, señalando a Valenty, quien asiente con seriedad—. Necesitamos sus movimientos, sus contactos y, lo más importante: quién se les acerca. Ningún hombre que no sea uno de nosotros se atreverá a cruzarse en nuestro camino. —Después de obtener la información, simularemos encuentros casuales, una mera coincidencia en sus lugares habituales —continúa Patrick, sentándose—. Y si logramos encontrarlas separadas, debemos organizarnos para que cada equipo de acercamiento hable con la gemela asignada. —¿Crees que en algún momento estarán separadas? —pregunto a Patrick—. Parecen muy unidas. —No siempre estarán juntas. Hay una diferencia marcada, como tú y yo —señala Patrick, mi gemelo—. No todos los mellizos son un calco de la misma persona. Tenemos experiencia viva de eso. —Si eso sucede, tenemos que decidir quién va con Agnese y quién con Ágata —Valenty se toca la barbilla. —Propongo que Arturo, Lance, Patrick, Oliver y yo hablemos con Agnese. Somos los más relajados, lo que reducirá su incomodidad inicial. Ella es sensible. —Entonces, Raffael, Angelo, Nicholo, Thomas y yo iremos con Ágata —sonrío con malicia—. Muero por ver a Raffael descontrolarse porque Ágata no cede a su autoridad. —Pagaría por verlo, pero si el plan funciona, será algo que veremos con frecuencia —Patrick ríe. Los otros hermanos entran a la habitación. —¿De qué se ríen? —pregunta Thomas. —De cómo arderá Troya —responde Nicholo, mirando a Raffael—. Ver a Raffael irritado, molesto y cabreado por alguien a quien no puede dominar será épico. Raffael rueda los ojos. —Le saldrán canas verdes —bromea Lance—. Por suerte tendremos a Agnese; ella podrá ayudarlo a no estresarse tanto con Ágata. —Estaré amargado, no lo niego —Raffael se sienta—. Pero una niña mala y una niña buena ofrecen el equilibrio perfecto para el entretenimiento. Disfrutaremos, y ellas también lo harán. —No me cabe duda. Ya tengo ansias de ponerme en medio de esas piernas —Angelo, siempre el más carnal, no pierde tiempo en expresar su deseo. —Tenemos que avanzar en la celebración. Con ambas, o al menos con Agnese —Arturo se apoya en la pared—. Con ella debemos ser amables y respetuosos. Es pura y sensible. Nada de asustarlas o el plan fracasará. —Con Agnese será más fácil de avanzar. Tal vez hasta pueda ayudarnos con Ágata —comenta Oliver—. Su participación sería de gran ayuda. —La decisión está tomada: Patrick, Valenty, Arturo, Oliver y Lance son el equipo de acercamiento suave para Agnese —anuncio—. Los demás, por tener el carácter más fuerte y dominante, nos acercaremos a Ágata. No importa si nos manda al diablo en el intento. —Caerá —Raffael lo afirma con la seguridad de una sentencia—. A su vez, pero caerá. Primero, debemos lograr que acepte el intento de esta relación. Si todo sale como esperamos, ella caerá junto a Agnese, y nosotros junto a ellas. Todos caemos o nadie cae. —Veremos cómo van las cosas en la fiesta. Cualquier progreso será un gran paso —Raffael se levanta, su rostro ya inexpresivo—. Buenas noches, hermanos. —Sale de la habitación, con su habitual frialdad y control. Su carácter es un nivel muy lejano al nuestro.
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