Capítulo 8

1268 Palabras
-Gracias, por cuidarla-la madre de Verónica lo miró-Y por decirle la verdad, supongo que eras el indicado para hacerlo después de todo tú eres su ángel -Ese es mi deber-se encontraban sentados, mientras ella dormía en el sillón, el corte que Gabriel le había hecho estaba sanando de manera lenta, no sentía el dolor -Se lo que estas empezando a sentir por ella-Alexander la miró-Quiero decirte que me alegra que él te haya escogido, estabas destinado a ser su ángel-miró el sillón-Sólo espero que la protejas de todo lo que vendrá -Lo prometo-dijo sin dudarlo y la miro dormida en el sillón, cometer el mismo error que Miguel no era algo que él hubiera planeado jamás, pero todo eso parecía más grande que él o el juramento que había hecho incluso antes de conocerla en persona   Verónica se despertó varias horas después miro el techo de la sala y se tocó la frente con la mano sentía que estaba a punto de enfermarse, busco a su madre o a Alexander no los encontró por ninguna parte hasta que miró al frente, Alexander se encontraba mirando hacia afuera por la ventana, pensar en las grandes ala que sobresalían de su espalda aun le resultaba difícil. El reloj que estaba en la pared marcaba las cinco y media, ya había perdido las primeras clases, pero si se apuraba lograría llegar a la clase de las siete, aunque le parecía un poco extraño pensar en ir a la escuela con lo que estaba pasando, se sentó y él la miró. -No sabía que habías despertado-se alejó de la ventana y camino hasta ella - ¿Dónde está mi mamá? -la busco de nuevo -Salió a comprar algo de comer para ti-se sentó en frente de ella e iba a decir algo cuando la puerta se abrió dejando ver a la madre de Verónica que cargaba unas bolsas, él sabía que era lo que tenían: comida china. El restaurante c***o estaba al final de la calle y era el favorito de Verónica -Te traje tu comida favorita-anuncio dejado las bolsas en la mesa-Sí quieres no vayas a la escuela-la miró cuando se levantó -Tengo que ir, al menos hasta que las cosas se pongas realmente feas-dijo recordando las mismas palabras de su madre, su celular comenzó a sonar-Es Jared Se alejo mientras ponía su celular en su oído para contestar, Alexander la miró por algunos segundos y después volvió la vista a la mesa, no necesitaba comer a menos de que lo quisiera hacer, pero la comida humana era algo que jamás había probado antes y en ese momento no le apetecía comerla por primera vez, Verónica regreso después de unos minutos a la mesa. - ¿Cómo es que tú lo puedes ver? -señalo a Alexander -Cariño, siempre lo he visto-sonrió-Solo que él no sabía que yo podía verlo-Alexander la miró algo confundido, se suponía que nadie además del humano que tenían que cuidar podía verlo y se dijo a si mismo que eso solo podía ser posible si Miguel la había ayudado Verónica y su madre comieron en silencio, mientras Alexander revisaba su espada sentado en el sillón, Verónica lo miro pensando en cómo podría sentarse sin que aquellas alas le lastimaran o se rompieran al doblarse, debía ser realmente difícil soportar su peso, aunque nunca lo sabría si aquellas las estaban en la espalda de Alexander desde siempre. -Iré a vestirme para ir a la escuela-ella se levantó y subió las escaleras, se miró al espejo mientras pensaba en que era lo mejor usar para cubrir aquellos rasguños de sus brazos y también aquellas marcas que ellos habían hecho y se sorprendió que las marcas ya no parecían heridas, sino como un dibujo hecho por una maquina tatuadora, era color n***o y también rojo en la orillas. Se puso un suéter y después cepillo su cabello para después tomar su mochila y salir de la habitación, cuando bajo Alexander ya la esperaba en la puerta, su mamá se despidió de ella con un abrazo, sabía que dejarla ir al hospital era un error, pero como ella lo había visto aquellos que la necesitaban solo la seguían a ella, caminaron en silencio hasta que Alexander comenzó a hablar. -Recuerda que los demás no pueden verme, no me hables sí no quieres que te miren raro, pero estaré cerca de ti todo el tiempo -Ok, pero me estás hablando justo ahora-dijo y vio a una mujer que había salido a correr, la saludo con la mano y espero que no la hubiera escuchado hablar con el aire -Lo siento-dijo y guardo silencio mientras los dos iban hacia la parada de autobuses, para sorpresa de Verónica no había gente esperando - ¿Puedo hacerte una pregunta?, no hay nadie aquí-dijo y Alexander asintió- ¿Acaso no comes? -Podría hacerlo, pero nunca he comido algo humano-dijo con una ligera sonrisa-Siento que si lo hago en este momento me llevare una sorpresa - ¿Qué otras cosas no humanas no haces? -Dormir, tomar el sol de Brooklyn, pagar impuestos-dijo y ella sonrió justo cuando el autobús estaba llegando a la parada Ella subió y se sorprendió al ver a Alexander también subiendo, como si se tratara de otro pasajero más, se sentó en un asiento individual y noto como todos parecían traspasar a Alexander, pero ante sus ojos se veía bastante real, durante el camino se dedicó a mirar las enormes alas de Alexander que llegaban al techo del autobús y al suelo de este, no sabía si esa era la imagen real de Alexander o era la que usaba para presentarse ante ella, con aquella ropa de adolescente normal o simplemente tendría una toga y un arpa en sus manos como siempre lo había imaginado y ese pensamiento la hizo reír. Cuando bajaron del autobús Verónica miró a Jared parado en la entrada, el cielo estaba empezando a oscurecerse, pero ella noto algo más en él, parecía de un color menos habitual, como si algo no estuviera bien, caminaron hasta Jared quien la miró y sonrió ampliamente, Alexander por su parte solo se dedicó a mirar a su mejor amigo y dibujo una línea en sus labios, pero Verónica ni siquiera lo noto. -Vamos-dijo Jared caminando para entrar al edificio, pero antes de que pudieran cruzar la puerta, el suelo debajo de ellos comenzó a temblar de manera fuerte, era como si la sacudieran y ni siquiera pudiera hablar de la impresión -Un temblor-Jared se recargo en la pared, tal y como le habían enseñado en los cursos Verónica miró hacia adelante, nada más que el suelo se movía, lo demás parecía intacto y era como solamente ocurriera afuera del edificio, ni los casilleros, ni las luces se mecían, pero poco a poco cada uno de los focos se empezó a fundir dejando el edificio en una oscuridad parcial, escuchó como se rompían los focos, pero no pudo ver los vidrios caer al suelo -Alexander-dijo cuando se aseguró que su amigo no la oiría, estaba asustada realmente había pensado en que tendría un poco mas de tiempo antes de que todo cambiara de manera drástica -Está empezando-dijo él viendo el suelo debajo de sus pies, pero parecía no moverse al igual que ella o Jared, miro como la mayoría de los estudiantes comenzaron a salir del edificio asustados por el movimiento y por la falta del sonido de la alarma, Verónica se preguntaba si él estaba empezando a sentir algo más que viniera del suelo, ella supo inmediatamente lo que significaba, pero su mayor preocupación era saber quién estaba en más peligro ahora
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