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1843 Palabras
15 “Brujería” (Este capítulo es solo ficción, cosas sacadas de mi cabeza) Los enormes ojos grisáceos de Zeekiel observaron a Eva Parker como su mayor logro dentro de la brujería. Amaba el hecho de poder doblegar a las personas con magia, pero, jamás lo había intentado para que alguien lo amara obsesivamente. Durante toda su vida había crecido en una familia de hechiceros respetados, de esos que con solo respirar podían maldecirte, sin embargo, al inicio de su adolescencia se negaba a la idea de utilizar sus habilidades para hacer el mal, o eso creyó hasta que su guardián espiritual lo poseyó por completo. En décadas los Moonstone le habían servido como esclavos a una deidad llamada Zyghor, un tipo de demonio que dominaba el cuerpo del brujo apenas cumplía la mayoría de edad, y aunque Zeekiel se resistió los primeros años, durante una noche de eclipse solar las cosas cambiaron de rumbo. Al probar la sangre inocente de la mujer que asesinó por error en una cabaña a la mitad del bosque de Moira, la entidad lo sustrajo rápidamente domando de esta forma su ser. Zyghor adora la pleitesía que le otorgan sus subordinados, pero, ama más que le entregaran chicas vírgenes para sus dominios. —¿Me amas? Fue lo primero que el rubio preguntó cuando su ritual finalizó. Eva aun podía sentir el sabor de las galletas en su paladar, su cabeza daba demasiadas vueltas como para entender y asimilar todavía lo que estaba sucediendo. —Lo hago… Sabes que te amo. La sonrisa del brujo se ensanchó, podía notar los rastros de la magia todavía envolviendo el cuerpo de la mujer que amaba. Sus manos tocaron suavemente sus mejillas, su rostro se acercó al suyo con el deseo de finalizar la invocación con un beso, sin embargo, el sonido de un par de tacones acercándose a ellos, lo orilló a tomarla de la mano para meterse junto a ella en una pequeña oficina abandonada. —¿Por qué me dejaste? Susurró, mirándolo fijamente a los ojos. —No quería… No quería que estuvieras envuelta en la noche de las sombras, no… No quería que mi amor por ti fuera tu perdición. —¿La noche de las sombras? —Eso no importa ahora… Claro que, si importaba, aunque él no quería explicarle como su cuerpo aquel día fue ligado a su deidad. No quería admitir que, si él la deseaba, Zyghor también lo haría. No quería admitir que ahora mismo estaba siendo demasiado egoísta. —¿No me volverás a dejar? —Nunca lo haré… Te amo, Eva, de verdad, te amo… Sus frentes se unieron. —Te juro que te voy a cuidar, te juro que… Ambos miraron hacia la puerta cuando una fuerza sobrehumana violentó el picaporte de la misma. —¿Nena? La voz de la chiquilla brotó de su boca algo quebrada, mientras, que su mejor amiga la tomó del brazo sin ni siquiera decirle nada. —Señor… —Nena, se detuvo para ver a Zeekiel, —le recuerdo que esto es ilegal… Acosar a una alumna… Es asqueroso… Además, ¿De verdad, Moonstone? ¿Un hechizo de Afrodita? —El profesor dio un paso hacia el frente, tomando una posición de batalla. —Sabes perfectamente que no te conviene hacer esto aquí, ¿O quieres que te exorcicemos? La morena tronó los dedos, obligando entrar en trance a Eva. —Una ramera Salvatore, ¿Las brujas del bosque siguen lamiéndole el culo al clan Drake? Ella apretó la mandíbula. —¡No te atrevas a hablar de mis ancestros de esa forma! ¿Ramera yo? ¡Ramera tú que tienes dentro de tu jodido cuerpo a ese vil Zyghor! ¿También te folla de noche como la perra que eres? El profesor levantó la mano, dispuesto a lanzar un hechizo mortal, sin embargo, el timbre de la universidad lo detuvo. —Me lo imaginaba, sigues siendo un jodido cobarde… —volvió a tronar los dedos, ahora llevándose a su mejor amiga con ella. Apenas la sentó en la cafetería, intentó darle algo de beber, pero, Eva no lo aceptó. —¿Dónde está Zeekiel? —Se fue. —¿Sin mí? —Siéntate, Eva, mierda… Mierda… Graznó al darse cuenta que el ritual del maldito de Moonstone fue demasiado poderoso. —Afrodita… Afrodita… —¿Quién es Afrodita? —Olvídalo, creo que voy a necesitar a mi abuela para esto. Nena cerró su grimorio de golpe. —¿Qué pasa? ¡¿Dónde está Zeekiel?! —¿Puedes detenerte? La voz fuerte de su mejor amiga la obligó a sentarse de golpe una vez más. —Sebastián me va a matar si se entera que permití que te hechizaran… ¡Joder! ¡Me descuidé por un segundo! —¿Hechizar? ¿De qué hablas? Orlok apareció a unos cuántos metros de ellas, dándole la señal a Nena que era hora de marcharse. Sin dudarlo tan siquiera un poco, agarró del antebrazo a Eva, y de un solo golpe la metió dentro del coche. La morena, le dio la vuelta al carro, para ahora sentarse del lado del copiloto. —¿A dónde vamos? —A un lugar seguro para disolver el hechizo… —¡Mierda, Nena! ¿De qué hablas? Ella, trató de abrir la puerta trasera del carro, pero, esta se hallaba trabada. —Zeekiel… Es un hechicero poderoso de la corte de Zyghor… Eva se burló al inicio. —¿De qué mierda estás hablando? El beta la miró fulminante por el espejo retrovisor. —Todo esto es tu culpa… —Calmante. Dictó la bruja. —¡Sí no hubieses rechazado a tu Alfa, el hilo protector que te cuidaba no se hubiese roto! Eva se cubrió los oídos al escuchar los gritos. —¡Ya no tienes el lunar de nacimiento! ¿Verdad? —¡Ya, Orlok, detente! —Sebastián está muriendo por tu culpa, te juro… Te juro que si nuestro Alfa se llega a morir, disfrutaré yo mismo cortar tu jodido cuerpo en pedazos. —¡Es suficiente! La morena lo miró, para acto seguido cocerle la boca con el solo tronar de sus dedos. De repente, todas las puertas del carro se abrieron gracias a un poder superior. La vista de Eva estaba tan nublada que le era imposible ver con claridad. Su cabeza daba demasiadas vueltas, pero, aun así, con el poco aliento que le quedaba salió corriendo lejos de ellos. Sus piernas temblaron al notar que estaba enfrente del bosque de Moira, un lugar conocido por cuentos fantasmales sobre brujas y demonios sangrientos en busca de carne humana para devorar. —Zeekiel… ¿Dónde estás? Sus pies ardían. —¡Joder! Gritó, al caerse de rodillas, sus piernas empezaron a sangrar fuertemente. —Así que aquí estabas, amor mío… La voz de su profesor llamó rápidamente su atención. —¡Mi amor! Corrió hacia él, rodeando su torso con sus delgados y cortos brazos. —Nadie nos va a volver a separar. Ella sonrió. —¿Nunca? —¡Nunca! Sus labios susurraban lentamente un hechizo mortal, lo que más deseaba en este mundo era romper la unión que la ataba a Sebastián Drake, y sabía que con un ritual de alta magia lo podía lograr. —Eres mía… Dijo, tomando su espalda, y deslizando sus manos calientes por ellas. —Mía… Respondió ella con los ojos cerrados. —Eres mía, Eva… —Eres mía… Eva… Repitió, moviendo sus párpados con violencia. —No nos van a volver a separar… —Eres mía… Eres mía… Eres mi mujer… Luna… Una luna… Alfa… Alfa… Zeekiel la tomó de los hombros. —¡No! ¡Eso no! ¡Olvídalo! ¡No! ¡No! Las copas de los árboles se sacudían con demasiada violencia, las hojas brotaban de todos lados cubriendo rápidamente sus pies. —¡Hazla mía! ¡Te lo ruego! ¡Hazla mía! Estrelló rápidamente su cabeza contra su pecho. —¡Suéltala! Nena empezó a conjurar un ritual que inestabilizó al hechicero, separándolo bruscamente de la chiquilla. Un enorme lobo café apareció de la nada, buscando la manera de acabar con la vida del rubio hombre. La morena seguía batallando para quitar todo residuo del hechizo de Afrodita en su mejor amiga, como pudo, y aun contra el viento salvaje de esta noche, llegó hasta ella, posando su mano contra su estómago, y obligándola a vomitar. —¡Noooo! Entonó, al ver que su magia había sido liberada. Ella era más poderosa que cualquier otra bruja del bosque, y ahora comprendía que debía tenerle cuidado. Como pudo, y al verse derrotado, Zeekiel desapareció ante la mirada de todos, incluyendo la de una aturdida Eva. Lo siguiente que la pelinegra sintió, fue como todo su cuerpo se desplomó, mientras que sus ojos seguían fijos en las estrellas de la noche. (***) Eva trató de dar un movimiento, pero, su espalda dolía demasiado. Una vez sus ojos se abrieron, su mejor amiga corrió hacia ella para abrazarla. —¿Cómo te sientes? —Con la mente en blanco. La castaña miró al beta. —¿Recuerdas como llegaste aquí? Ella negó. Sus manos tocaron su barriga cuando un dolor fuerte se hizo presente; sus dedos buscaron desesperados el inicio de su polera, y pudo sentir como todo dentro de ella colapsó cuando su lunar de nacimiento volvió a aparecer en el mismo lugar en donde lo vio la última vez. —¿Sebastián? Susurró su nombre, bajando la cabeza. Se sentía avergonzada porque ella había causado todo esto. —Muriendo. Atacó, Orlok de manera agresiva. —Sé que me odias, y lo entiendo… Pero, estaba asustada. Él iba a responderle, sin embargo, Nena lo bloqueó para que no lo hiciera, ya le había costado demasiado tiempo quitarse la maldición silenciosa de la bruja, como para que lo embrujara de nuevo. —¿Te arrepientes de tu decisión? Sus ojos azules se abrieron, sus manos rodearon su panza, para luego encorvarse y empezar a llorar con fuerza. Ni siquiera ella comprendía porque estaba llorando, quizás era el nudo que la ataba al Alfa, o quizás, sus sentimientos comenzaron a florecer al sentirse vacía sin él. —Sí… ¡Me arrepiento! ¡Yo…! No sé qué hacer… Todo… Todo en mi mundo parece una mentira. —Nena bajó la cabeza, —me dicen que soy la mujer de un hombre lobo, luego descubro que mi amor de infancia es un hechicero loco, el chico con quien me quería liar es un jodido vampiro, y ahora mi mejor amiga… Las piernas de la morena tambalearon. —¿Qué dice tu corazón? La pregunta de la castaña la tomó por sorpresa. —Quiero estar con él… —Orlok encorvó los hombros—, pero, ¿Y sí solo siento esto por el nudo? —Debes descubrirlo entonces… —¿Cómo? —Vez a New York, y tu corazón te hará saber qué camino seguir… Busca a Sebastián, Eva, vez, y busca a Sebastián antes de que la separación lo mate.
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