~Capítulo 1~Historia de una Heredera.

1701 Palabras
Aquella mujer rubia, de cabellera larga, de glamuroso y contorneado cuerpo, ojos avellanos, tez blanca y labios teñidos naturalmente en carmesí. Fue al encuentro de su madre con su tosca expresión de enojo, debido a la noticia que se acababa de enterar sobre la fecha exacta para su boda. La joven mujer sabía que Marilyn, su madre; planeaba en casarla desde hace mucho tiempo. El trato con la Familia Lambert era un adecuado movimiento para sus futuros beneficios. —¡No me casaré, madre! —Ella apuntó a Marilyn de manera desafiante. —No tienes elección hija. —Respondió la madre en tono relajado, mientras se fumaba un cigarrillo elegantemente desde el diván de su despacho. —No me importa lo que digas, no me casaré con un desconocido. Apenas tengo 18 años, y no quiero comprometerme de tal forma. ¡Quiero aún vivir mi vida y cumplir mis incontables sueños! La madre la miró fijamente y dejo salir un suspiro. —Hija, ya no soy fuerte como antes. La vieja mujer, sabía muy bien que poco a poco su vida se estaba deteriorando. —Aunque me vea perfectamente, sabes que el tumor que tengo en la cabeza pronto me llevará consigo. —Madre… —La jovencita al escuchar esas palabras, suavizó de inmediato su rostro y se sentó rendida en el diván delante de su progenitora. —Hija… Escúchame. Eres la única heredera de nuestra familia, y tener el mando de la empresa, no es fácil. Mírame a mí, hace 10 años tu padre al fallecer, nos dejó solas y tuve que volverme una mujer ocupada y centrada en los negocios. Sé que prácticamente te abandoné en esta enorme casa, solo para combatir a mis enemigos, pero lamentablemente era algo que no pude evitar, y eso lo siento mucho. —Lo sé madre, pero… —Hija…, me duele decirte esto, sin embargo, no quiero que seas como yo. Al menos casándote podrás tener una vida más tranquila con tu futuro esposo al lado. No quiero que lleves esa carga tan pesada de ser presidenta. Deseo algo diferente para tí. Anhelo que disfrutes tu vida lo más normal posible, como una linda mujer de familia. —¿Quieres decir que el cargo de presidencia de nuestra Corporación, se lo darás a mi futuro esposo? —Sí, hija. —Pero, madre. Yo puedo hacerlo sola. Puedo manejar también la empresa, como tú lo has venido haciendo. Marilyn se mostró calmada, aunque en realidad sentía una enorme angustia en su corazón. Ella negó con la cabeza y le respondió a lo que venía diciendo su hija. —No quiero que tengas mi vida, pequeña. Entiende, esto no es un mundo de rosas.—La madre se levantó y se sentó al lado de su hija, acariciando su mejilla— Solo sigue estudiando, disfruta el ser una buena esposa y algún día, una buena madre sin muchas preocupaciones. —¡No te comprendo mamá! —exclamó la hija demasiado enojada por la decisión de Marilyn y se puso de pie. La joven sabía que por el momento no podía oponerse a los planes ya programados, y por ello se sentía muy impotente. Por otro lado, Marilyn trataba de estar en calma, ella apagó su cigarrillo en la cigarrera de la pequeña mesa en frente, y alzó su mirada. —Ya lo harás —le contestó, como si supiera lo que amaría su hija en un futuro cercano—. Pronto comprenderás. Marilyn Wellesley, estaba segura que hacía lo correcto. Estaba convencida que su elegido era el indicado para su hija. Los Wellesley, era una familia muy reconocida. Dueña de una de las mejores Compañías de Minería Aurífera: “Anglo Wellesley Corporation”. Los descendientes masculinos de la familia, fueron heredando de generación en generación la presidencia hasta llegar a las manos del esposo de Marilyn. Cuando la hija de Marilyn era aún pequeña, su esposo Elmer Wellesley, murió de una extraña enfermedad que lo consumió hasta su último aliento. Ella al quedarse viuda, sin tener otra opción, decidió hacerse cargo de la Corporación por sí sola, asumiendo de esa forma el cargo más alto, "La presidencia". Durante años se dedicó a la empresa por completo, descuidando al amor de su vida, “su hija” con una Nana. Debido a eso, Marilyn se arrepentía todos los días. Era terrible para ella, no poder disfrutar más tiempo con la niña. Sin embargo, pese a ello, debía ser fuerte y seguir con su lucha, para mantener su posición y patrimonio que, casi siempre estaba en constante peligro. Marilyn siempre le hacía entender a la pequeña que su trabajo constaba de mucho empeño. La niña de piel pálida y ojos claros, era muy inteligente y comprendía sin hacer reclamos. Ambas eran independientes, pero apreciaban, así sea poco, cada segundo que pasaban juntas. Los años pasaron y Marilyn descubrió que tenía un tumor maligno, causante de los devastadores dolores de cabeza que le hacían querer morir. Cuando vio que su hija ya estaba grande, en teoría con mayoría de edad. Decidió realizar “el dichoso matrimonio”. Ella no quería que su hija se quedara con la presidencia, porque deseaba que su niña no tenga una vida demasiada complicada como fue la suya. Por ello, a conveniencia en todos los aspectos, hizo un trato con la familia Lambert, comprometiendo a su hijo mayor, Ray Lambert, con su amada y única hija. Por supuesto que los Lambert no iban a perder tremenda oportunidad. Ellos manejaban una pequeña compañía “Lambert Mine”, que se dedicaba a la explotación, talla y al comercio de diamantes. Ambas familias eran socias por años, y al concretar este trato entre las dos familias se beneficiarían grandemente, sobre todo ello. Ray Lambert con 25 años, se volvería el esposo de la heredera. Ellos en el primer día de conocerse no imaginarían en sus vidas que, se enamorarían a primera vista, el uno del otro. La química entre los dos creció, y ya no sintieron que el tener ese matrimonio, era una obligación. Sino que se volvió completamente un placer lleno de felicidad para los jóvenes. Conllevaron una vida muy feliz y tranquila de casados, hasta que al año de matrimonio tuvieron la gran dicha de tener una hija muy hermosa a quién llamaron: Anahera. La vida se había vuelto tan grandiosa para la heredera. Su vida estaba yendo como ella quería; tenía un esposo a quien amaba, una hija que era su todo, y un trabajo que les daba el lujoso bienestar, por la cual estaban acostumbrados. Aquella joven mujer se daría cuenta que las palabras de su madre, tenían razón. El tener una familia, le había hecho la mujer más feliz del mundo. Ella comprendió en ese instante, sobre lo que le trataba de decirle exactamente su madre en el pasado. Marilyn alcanzó la máxima felicidad al ver la vida estable de su hija. Se sintió contenta de que su pequeña, ahora madre; se dedicara todo el tiempo a su nieta como lo hubiera querido hacer ella de igual forma. Los años y su enfermedad, la había dejado postrada en una cama. Cuando su nieta cumpliría 3 años, la luchadora Marylin Wellesley, se fue sonriente junto con su marido en enorme paz. La rubia sintió la pérdida con mucho dolor, pero ella comprendía que la muerte no es el último de nuestro camino. Ella sabía que algún día se volverían a reencontrar. Pasaría un año más y todo seguiría su rumbo. “La familia feliz” era cada vez más fortalecida. La curiosa Anahera, había crecido mucho, la niña con 4 años ya estaba asistiendo a la escuela, y su esposo se encontraba en la mejor temporada de los negocios en la empresa. Hasta que un día…, un día tan normal como otros, sucedería la peor desgracia para la heredera. En un terremoto de 7.5 de magnitud que ocurrió en la ciudad de Londres, ella perdería a su familia como muchas otras personas en ese año. La joven mujer de 24 años al quedarse completamente sola, estuvo deprimida una larga temporada. Definitivamente era muy complicado de asimilar una pérdida tan inesperada. Sin embargo, gracias a la ayuda de su amigo Gerardo, y de una cantidad de psicólogos, ella pudo levantarse en unos meses para seguir con su vida. Debía hacerlo a toda costa, porque la Corporación había quedado sin presidencia, y como sucesora, le correspondía asumir el cargo o sería robado por alguien más. No obstante, nada sería fácil, tenía demasiados enemigos que esperaban que ella decaiga mucho más para que no asuma el mando, y así beneficiarse con algún otro que, creían que merecía tal puesto. La mujer recordando la valentía de su madre, y en honor al esfuerzo de su marido dedicado todos esos años a la empresa, se propuso que lograría mantener su lugar alto, hasta el día en que muera. Y fue así. Ella logró permanecer como presidenta por 3 años hasta el día de hoy. Pero ya no era la misma. Se volvió otra. La trágica experiencia, le hizo pensar que su destino era tener el poder a de lugar. Su bello rostro se tornó sombrío y frío. Su crueldad con el tiempo fue en aumento. Su frivolidad y antipatía, era la actitud que demostraba a los demás día a día. Ahora que no tenía a nadie, sus únicos compañeros eran "EL DINERO Y PODER", para ella estos, eran lo único que manejaba y daba sentido a todo. Se sentía la REYNA de su propio imperio que, en realidad era un oscuro mundo de soledad. Ella aprendió a sobrevivir como pudo, siendo así que, se volvió la mujer más malvada ante la sociedad. Esa Heredera, ahora vive en su enorme palacio como la bruja del cuento. Y déjenme decirles que no es tan malo que digamos... Al menos las personas no se acercan a hacerle daño primero, sino que es ella, la que hace sufrir a los demás primero. Cada uno aprende a sobrevivir como puede. La vida es así y todo sigue su rumbo. No me da pena decir que esta bruja de las pesadillas de todo el mundo, soy yo, LA HEREDERA NEFERET.
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