CAPÍTULO 05

1112 Palabras
Erior. Es la tercera vez que barro mi cabello con los dedos, estoy ansioso y nervioso. El psicólogo me observa mientras toma notas en su libreta, accedí a venir solo porque la idea de que Mia este nuevamente en el mismo lugar que yo, me hace sentir fuera de la poca comodidad que tengo. —Entonces... —La pausa que hace el hombre no logra más que erizar cada vello de mi cuerpo, es como si se acercará algo malo y alargara el tiempo para no decirlo. Es espantoso, sumamente espantoso. —Diga algo, lo que sea. No importa sino es nada bueno, pero por favor ¡Diga algo! Chasquea la lengua y hace una mueca. —Pregunto, ¿es común que siempre haga uso de la franela al revés? —Miro mi ropa y caigo en la cuenta que salí tan apresurado que no me importó para nada la vestimenta. La franela roja con una franja negra está volteada, el pantalón también y tengo el cierra abierto. Las medias son de distintos colores y los zapatos igual. Genial, eso explica porque me atendieron de emergencia y no les importó que no tuviera cita para el día de hoy. El Dr. Jeremy se ríe. Las mejillas se me tornaron coloradas pero es por la vergüenza de no tener una excusa. —No me fijé. —Musito, él saca un caramelo de su bolsillo y me lo extiende. —Come un dulce, te hará bien. —Saca otro y lo come él, le sigo y como el que me ha dado. Ahora ambos saboreamos dulces de arándanos, me relajo poco a poco como si fuera medicina para mi mente. —Bien, ya que estás más calmado por qué te concentraste en otra cosas. Te quiero explicar que lo que te sucede es por completo normal, —Suspiro. Este sabor me gusta mucho empezaré a comprar para tener cuando me den ataques de ansiedad. —Estas ansioso, me has comentado antes que ella es el amor de tú vida. Río, los nervios me traicionaron por momentos y él sonríe. —Dr. Jeremy —me detiene y dice solo le llame por su nombre de pila, así de agradable es este bien hombre. —Me preocupa que pueda estropear las cosas a futuro con ella, digo hace bastante que deje de verla. Y para colmo mireme, estoy en sillas de ruedas. Mia ni siquiera sabe que no puedo caminar ¿Que va a pensar de mi? El hombre frente a mí arruga su entrecejo y mastica el dulce con toda la paciencia del mundo. Él sí que sabe torturarme con el suspenso. —En primera Erior. ¿Que te hace pensar que se van a encontrar? Recuerda que esta ciudad es muy amplia. —Pasa su bolígrafo de una mano a la otra mientras me escudriña con la mirada. —Oh... ¿Planeas buscarla? —Niego con efusividad, ni me pasaba por la cabeza eso en ningún momento. —Entonces no hay nada de que preocuparse, solo sigue tu vida como la has estado llevando hasta este día. Relajado y sin tantos problemas ya verás que poco a poco todo se va a resolver y ni me vas a necesitar. Alzo una ceja, en cierta forma tiene mucha razón. Pero aunque sus sabias palabras deberían calmarme, algo en mi interior me dice todo lo contrario y pone mi corazón a latir a millón. —Busca actividades en las cuales pasar el tiempo, —tocan a la puerta de forma insistente. —Trata de salir más a menudo a lugares no tan concurridos, ya sabes, para que te no tengas tanto miedo de como te miran las personas... —Jeremy arruga el entrecejo y se levanta molesto. —¡Ya! ¡Puede pasar! Respira hondo para pasar el mal trago. La verdad, es que da un poco de risa la situación porque es él quien debería de mantener la calma para darme el ejemplo. —Ay que ver, ya no respetan nada en estos tiempos. —Dice refunfuñando. —Será para otra próxima sesión que hablemos un poco más, de igual forma tienes mi número de teléfono en cualquier caso no dudes en escribir. Nos damos un apretón de mano antes de que abra la puerta para mí, en el momento en que estoy fuera del consultorio no dudo en echar una breve mirada a la persona que nos ha interrumpido. Y la verdad, que es raro volver a ver al mismo chico rubio del hospital. Imagino habrá venido por problemas de pareja, que tengas mucha suerte porque hizo enojar al psicólogo que lo va a tratar. Por otro lado miro a Mark en mi recorrido a la par que me despido con un asentimiento de cabeza hacia los demás, quienes esperan pacientes sus turno. —¿Por qué tienes esa cara? ¿Sucedió algo? —Mark mira en todas las direcciones preocupado. —No es nada, sube rápido al auto. Mamá quiere que compre unas cosas para la cena. —Asiento y lo sigo. —¡Te odio Mikhail! —Escucho que alguien grita, es una voz muy conocida. Giro la cabeza pero Mark se atraviesa. —Peleas de pareja nada que nos interesa. —Comenta con cierto miedo, —sube ya, ¿Que tanto esperás? Hace que me lastime un poco el hombro cuando me empuja y cierra la puerta. ¿Y a este que le pasa? Miro atrás y caigo en la cuenta que Mark no ha subido pero sí bajo los seguros. ¿Cree que me voy a bajar corriendo o qué? Echo una mirada a dónde creo pueda estar y en efecto, él está ahí escondido trás uno de los autos mirando como todo un curioso profesional a dónde supongo provenía el grito. —Que raro... —Analizando bien, caigo en la cuenta de que las palabras fueron dichas en otro idioma. Mark se apresura a entrar al auto, tanto que olvida que pasó los seguros y dura unos segundos luchando con la puerta antes de entrar. Y encender el motor de una manera tan fuera de lo común. —Ni huyendo de la policía en nuestra juventud, lograbas encenderlo tan rápido. —Río pero él no, solo tiene la mirada en el camino pensando quien sabe qué cosas. Pongo música y luego miro por la ventana, puesto que mi hermano se ha perdido en su mundo dejándome solo. —Vi a alguien que no me agrada, solo fue eso. —Comenta, haciendo que lo mire con atención. —¿Sully o su novio? —Duda un poco en decirme y luego de unos minutos vuelve a hablar. —Algo parecido...
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR