Emily cerró la puerta de la casa donde se alojaba, se recargó y se quedó pensativa. No tenía ni el mes trabajando para Müller y ya tenía su vida patas arriba, era la primera vez que sentía algo así por un hombre. — ¿Estás bien? —escuchó la voz de su compañera, Yany. Emily afirmó rápidamente y comenzó a caminar hacia su cuarto, pero la detuvo. — ¿Sigues sin hablarte con Sarah? —Emily miró a la joven a su lado. —He intentado hablar con ella, pero al parecer está empeñada en esquivarme, no sé por cuánto tiempo más. —Yany hizo una mueca de “Oh” —Lo siento, ¿Quieres que hable con ella para que hagan las paces? —Emily negó rápidamente. —Yo lo voy a solucionar, gracias por tu preocupación. —ya iba a retomar su camino a su habitación cuando Yany volvió a detenerla. —Yo sé que no me importa, p

