10.
Esa tarde luego de que terminamos el almuerzo, Brad me había enviado un mensaje de voz. No quise escucharlo delante de Simón por obvias razones. Mi padre no solía almorzar en casa pero ese día hizo de todo para llegar a tiempo y trajo la comida. De vuelta había pagado una pequeña fortuna para que disfrutemos de uno de nuestros platos preferidos: milanesas con papas bien cargadas de queso y tomate. Una delicia, se me abrió el apetito inmediatamente las puso en la mesa. Simón comía en silencio y mi padre ni se enteró que me comí dos, solo Simón.
Al terminar mi padre se fue al baño, tenía que regresar a su trabajo. Nos despedimos de él.
Simón se levantó y llevó su plato al lavado. Y yo hice lo mismo, solo que llevé los de mi padre también. Simón subió a su cuarto y yo, unos minutos des
