9. Para variar, me desperté a eso de las tres de la madrugada. No era algo nuevo, ya iba unas semanas haciéndolo pero me obligaba a mi mismo a cerrar los ojos y tratar de quedarme dormido pero lo que tuve eran solamente pesadillas con mamá corriendo ensangrentada, no quería recordar más. Como eso de las seis de la mañana me levanté algo sonámbulo, algo pesado y tambaleante. Mis pies se acomodaron en el suelo frío que me ayudaba a reaccionar. Nunca quise una alfombra en mi cuarto ya que era gracias al frío del suelo que me despertaba de una cuando era necesario. Tenía la vista borrosa cuando salí de mi cuarto. Bajé en busca de un café con el cansancio de mil demonios encima. A esa hora la casa se veía abandonada, le ayudaba el hecho de que no teníamos muchos muebles. Entré a la cocina ta

