19. En un momento me parecía que iba a ponerse a correr hacia el carro de mi padre. —Ok, ok. Tranquilo —le decía para que se calmara, mientras le sujetaba de los hombros—. No pasa nada si todavía no estás preparado. La señora Gonzales le hizo un gesto a mi padre para que se entere de lo que ocurría. Simón desvía la mirada hacia mi padre y un segundo después, volvió a mí. —Estoy preparado pero no quiero estar solo y lo sabes... —No estás solo. Me tienes acá. —Pero no te voy a ver. Me voy a pasar el día solo. Le solté al ver que no hacía falta ya . —Podemos vernos en la hora del recreo… Simón cambió de expresión, parecía que estuviera frente a un gran reto, como si se tuviera que lanzar hacia el vacío o saltar de un avión. —Estaré solo por cuatro horas… será un infierno para m

